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ángel a. del arco
Domingo, 2 de octubre 2022, 23:32
La feria taurina de San Miguel de Úbeda ya es historia. Y finalizó con un gran espectáculo, llenándose hasta los topes los tendidos del más ... que centenario coso taurino de San Nicasio. Todos pudimos ver el tan ansiado y deseado por todos –sobre todo los empresarios– cartel de «no hay billetes». La expectación levantada por la terna de toreros y la ganadería anunciada dio sus frutos, viviéndose una jornada que hacía tiempo no se recordaba por la monumental ciudad.
Una hora antes del inicio del festejo las calles eran un hervidero y la expectación era la de las grandes ocasiones. Cuando todavía había gente que estaba buscando su sitio y las bocas de entrada a la plaza llenas, salió el pañuelo blanco del presidente dando comienzo el ritual sagrado que significa una corrida de toros. Por la puerta de cuadrillas fueron saliendo poco a poco los tres matadores de toros, el más veterano, 'Morante de la Puebla'; el extremeño Emilio de Justo, desmonterado al hacer su presentación y torear por primera vez en el coso de San Nicasio; en el centro, el peruano Andrés Roca Rey, el artífice del lleno en la plaza.
El primero de los toreros en actuar fue el genial sevillano José Antonio Morante Camacho 'Morante de la Puebla'. En busca de terminar su temporada europea con más de cien corridas de toros, se presentó en la monumental ciudad de Úbeda dentro de una gran expectación. En la tarde, tuvo en primer lugar un toro de Núñez del Cuvillo que tuvo tanta nobleza como justo de fuerzas. Con el capote brilló en un quite al «delantal» después de que el cornúpeta derribara con estrépito a la cabalgadura en el único puyazo que tomó.
La faena de muleta fue un compendio de la tauromaquia de un 'Morante de la Puebla' que lo toreó a placer. Desde el primoroso inicio con torero a dos mano, siguiendo por una primera serie al natural en la que sufrió una colada, para después cuajar de manera sensacional al Cuvillo sobre la diestra. Los remates de las series siempre variados y sobre todo muy toreros. En el tramo final bordó el toreo de izquierdas a pies juntos, disfrutando de una embestida dulce del toro de Núñez del Cuvillo. Después de una estocada entera y algo desprendida le fueron concedidas las dos orejas que paseó entre grandes ovaciones y los sones del cumpleaños feliz por parte de la banda de música. El torero agradecido saludó desde el centro del platillo una atronadora ovación.
Con el cuarto de la tarde, 'Morante de la Puebla' hizo una de las faenas más importantes que ha realizado en nuestra provincia. El toro de Núñez del Cuvillo no se definió en los primeros tercios, condicionando la labor del matador sevillano en los primeros compases con el capote. Todo cambió cuando el diestro cigarrero agarró la muleta, iniciando su labor con muletazos por ambos lados, mostrando el toro un punto de genio que molestaba al torero. Utilizando una sobrada técnica le cuajó una faena que a día de hoy muy pocos dominan. Bien colocado, asumiendo riesgos y jugándosela en cada muletazo mostró un valor a prueba de bombas.
La gente estaba con el torero, recetando una estocada entera que parecía suficiente, pero el toro se levantó y el torero quiso apuntillarlo, fallando de forma reiterada y enfadando al personal. Una vez que cayó el toro las opiniones se dividieron en el tendido, cambiando el torero los trofeos por una ovación con saludos con ciertas discrepancias de un público que por un detalle menos importante dejó de valorar una de las faenas del año en nuestra provincia. Escuchó un aviso.
Teníamos ganas de ver en plazas de nuestra provincia al diestro Emilio de Justo, en su primera comparecencia en esta temporada. La segunda será en Jaén en la feria taurina de San Lucas. Una temporada marcada por el percance sufrido el pasado Domingo de Ramos en Madrid durante su encerrona en solitario. Una lesión grave con rotura de vértebras que lo tuvo alejado durante varios meses de la actividad.
En la tarde comprobamos que está totalmente recuperado. O esa es la impresión que dio. En primer lugar tuvo un toro cinqueño –toda la corrida lo fue– al que el extremeño lo toreó a la verónica de forma soberbia y variada saliéndose a los medios. De nuevo se lució en el quite por «tafalleras», levantando una gran ovación del público.
Brindó el extremeño su faena de muleta a su compañero de cartel, 'Morante de la Puebla'. Decidido se lo sacó al centro del platillo con muletazos a dos manos, muy ajustado y rematado con un pase de pecho de pitón a rabo. Las dos primeras tandas sobre la diestra llevó a media altura la noble y floja embestida del toro de Cuvillo, surgiendo lo mejor al natural y con la izquierda, con muletazos de mano baja, ajustados, largos, profundos y rematados de excepcionales pases de pecho, llevando la embestida hasta la hombrera contraria. Remató su labor con unas ajustadas «manoletinas», ligando varios pases de pecho de forma continuada que volvieron a levantar al tendido. La estocada quedó algo delantera, cortando dos orejas que fueron pedidas por unanimidad. Con el quinto, segundo del lote, volvió a lucirse a la verónica.
Emilio de Justo inició su labor de muleta cerca del estribo después de brindar al público. Sobre el pitón derecho y con la pierna genuflexa le ligó una seria de impecable ejecución. En los medios le cuajó las series por ambos lados, pero el toro que tuvo unos buenos inicios tenía un final que se metía muy por dentro desluciendo de esa manera los muletazos. De todas maneras, el extremeño se impuso a base de valor y una sobrada técnica.
Faena de verdad que remató de un pinchazo y una estocada entera y algo contraria, cortando una oreja en una tarde impecable del torero extremeño.
El gran atractivo de la corrida estaba en la presencia del diestro quien es el que más interés despierta en la actualidad, el peruano Andrés Roca Rey. Y la verdad, no defraudó en absoluto en su actuación. La temporada del peruano está siendo excepcional, respondiendo a su condición de gran figura del toreo. Su temporada está siendo magnífica, desde marzo a octubre, asumiendo la responsabilidad de anunciarse en todas las grandes ferias de España y Francia. Y, a todo eso, se une una regularidad aplastante, cuajando grandes faenas, cortando muchas orejas y saliendo a hombros por la puerta grande en la mayoría de sus actuaciones. Eso habla bien a las claras del momento, del gran momento por el que atraviesa el peruano.
Con su primero, tercero de la tarde, un toro de Cuvillo que rápidamente mostró su clase y un excelente ritmo en su embestida. El peruano pronto se puso a torear a la verónica, saliéndose a los medios para rematar de media a pies juntos. Tras un breve paso por el caballo se volvió a lucir en un variado quite por «chicuelinas y tafalleras».
El toro que tuvo una embestida excepcional pecó de sosería, no transmitiendo mucho. Poco le importó al torero que se fue al centro del platillo para cuajar a placer una labor que tuvo el mismo nivel tanto en el toreo de derechas como al natural, con muletazos largos y templados, poniendo el torero lo que le faltaba al toro. Cuando la fuerza del toro fue cayendo, Roca Rey acortó los terrenos en un arrimón que puso al público en pie.
Se nota el buen momento que atraviesa este torero que es capaz de cuajar a los toros buenos, los menos buenos y hasta los malos. Los toreros cuando están en ese momento le sirven todos los toros.
Se fue a por la espada cobrando una estocada entera que quedó algo tendida, sonando un aviso, el primero que se da en la feria y dos golpes de descabello, cortando una oreja.
Con el último de la tarde, un sobrero de Núñez del Cuvillo tras ser devuelto el original por manifestar cierta flojedad de las patas traseras.
No pudo Roca Rey lucirse con el capote, dejándolo todo para la faena de muleta. Muy firme y centrado se fue a los medios a brindar al respetable, pero el sobrero no quiso sumarse a la fiesta, no poniendo las cosas fáciles al diestro.
En la primera tanda, sufrió el golpe de una banderilla en la cara de la que salió visiblemente dolorido. Espoleado le arrancó una vibrante serie sobre la diestra. La faena fue más meritoria que brillante, no podía ser de otra manera, el toro y su condición no lo dejó. A pesar de eso nunca se aburrió el torero que se arrimó en un alarde de valentía para no quedarse atrás en el resultado numérico respecto a sus compañeros de cartel. Con la espada pinchó antes de una estocada efectiva que le permitió cortar una oreja que le aseguraba la puerta grande.
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