Noche grande de la literatura en Jaén

En esta velada que cada año organizan CajaGranada Fundación y Bankia, la presidenta de la Fundación, María Elena Martín-Vivaldi, aseguró que es para ellos un orgullo poder impulsar de esta manera la buena literatura y que es cada año más complicado elegir a los ganadores por la calidad y la cantidad de las obras que se presentan. Añadió también que es un placer ligar estos premios a Jaén por «lo acogedora que es la sociedad jienense y lo bien que nos sentimos aquí».

Acudieron también a la entrega personalidades como el alcalde de Jaén, Julio Millán; la delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía en Jaén, Maribel Lozano; y el diputado provincial de Cultura y Deportes, Ángel Vera. A la gala también han asistido el director corporativo de la Territorial de Bankia en Andalucía, Joaquín Holgado, y el director corporativo de Negocio de Empresas de Bankia Sur-Canarias, Salvador Curiel.

El acto empezó con algo de retraso y la esperada ponencia de Andrés Trapiello que, bajo el título 'Los pequeños placeres', habló sobre la importancia de la palabra escrita y de la tipografía, una de las bellas artes de las que vive la literatura. Continuó rompiendo una lanza en favor de la erudición, «una actividad prestigiosa hasta fechas relativamente recientes, pero que fue cayendo en el descrédito, hasta convertir la palabra erudito en sinónimo de árido».

El escritor defendió también que la literatura no debe adaptarse a los nuevos cambios sociales, sino que esta debe seguir siendo la misma y que tiene que ser la sociedad la que se adapte a la literatura. Pero toda la conferencia giró entorno a un repaso de los pequeños placeres como los sensoriales o los espirituales.

Hizo un elogio del aburrimiento como herramienta creativa y de la búsqueda de la felicidad como motor que hacer avanzar la historia de la civilización y acabó alertando sobre los peligros que pueden traer «el ocio indiscriminado, el consumo sin freno de series de televisión vacías o la sociedad del espectáculo porque impiden a uno conocerse a si mismo y eso es lo más importante».

Tras su intervención y los discursos institucionales, se dio paso a la entrega de los premios. En la modalidad de Novela, premio dotado con 16.000 euros y al que han concurrido 142 manuscritos, el jurado, reconoció por mayoría a Zoé Valdés con la obra 'La casa del placer'. Una obra que aborda la azarosa vida del pintor Paul Gauguin , redactada por esta escritora cubana de 60 años que no era la primera vez que se presentaba a los premios y que además de novela también escribe poesía, ensayos y guiónes cinematográficos. Aseguró que siempre se sintió atraído por la figura de Paul Gauguin y que lo más difícil de un escritor es meterse dentro del personaje y conseguir darle vida.

Poesía

El premio en la categoría poesía fue por unanimidad del jurado para 'Saltar la hoguera' de Rodrigo Olay. Esta modalidad está dotada con 10.000 euros y a la misma han concurrido 280 originales. La vencedora es una obra catalogada por el jurado como valiente, por no esquivar ningún tema por duro que sea, y versada, ya que hace un repaso perfecto por la literatura española de todos los tiempos.

Su autor, Rodrigo Olay, defendió la importancia de que los escritores luchen por la «difícil facilidad», consistente en hacer una poesía accesible para el público menos interesado pero que también tenga la profundidad necesaria para seducir a aquellos lectores expertos y experimentados.

En la categoría de Narrativa Juvenil, dotada con 10.000 euros, y a la que se presentaron 67 obras, el jurado se declinó por unanimidad por unanimidad proclamar ganadora la obra titulada 'Ahora llega el silencio', de Álvaro Colomer. El jurado valoró que la estructura de la novela es sólida y su trama original conecta con una tradición de contar historias, personajes definidos y carismáticos, ritmo y estilo que crean una trama adictiva y visual. La obra cuenta con un discurso social y con una gran capacidad de crear distintos mundos en un futuro distópico.

Temas diferentes

La trayectoria de este escritor y periodista catalán está plagada de temas más oscuros que luminosos algo que él explicó asegurando que cree que se debe al entorno de trabajo que se crea, en una habitación pequeña con el ordenador como única fuerte lumínica.

Argumentó que se debe tener muy en cuenta al público al que se dirige una obra y que él cuando escribe para adolescentes intenta atraerlos hacia la lectura a través de la acción, «algo que, por ejemplo, ya hizo Homero a través de Iliada o Herman Melville con Moby Dick».