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Nada que ver con la situación del año pasado. Los grandes festivales de la provincia de Jaén se preparan para un verano más acorde a la nueva normalidad que se implantó desde otoño pasado y que el sector de la cultura aún trata de asimilar, ... aún a trompicones.Complicado cuando la esencia de los festivales es, precisamente, el encuentro de la gente, de aglomeraciones en conciertos, actividades o paseos que, con las limitaciones actuales, afectan al espíritu propio de la celebración.
Aun así, la lucha por mantener a flote los festivales está en pleno apogeo, a unas semanas de confirmar su futuro inmediato. Un sí o un no que no tiene por qué ser definitivo y deja el futuro inmediato «en el aire», ante los continuos cambios en las medidas de control que afectan a la organización y que pueden hacer que la planificación hecha con mimo y atención caiga con todo el equipo. Sin embargo, nadie contempla la suspensión.
El primero en el mes de julio en poner a prueba el matrimonio forzoso de festivales y covid este verano será Un Mar de Canciones, en Torreperogil. «Estamos en 'stand by', no sabemos nada seguro», afirma Antonio Rosillo, organizador del festival, que señala que están pendientes de conocer las restricciones de aforo y, a partir de ahí, «saber la implicación que habría por parte de la administración local para amoldarnos a la normativa».
Rosillo confirma que los artistas ya están comprometidos, el cartel listo, solo falta la conocer el espacio y las medidas que habrá. Esperan anunciar la decisión final para últimos del mes de abril. «Si no logramos un aforo óptimo, los conciertos no son viables», asegura.
Son muchas las ganas de recuperar un festival que el año pasado informó de su suspensión sobre estas fechas. Festival que necesita recuperarse lo antes posible. «El sector de la música y de eventos ha sido el más golpeado desde que empezó la pandemia, el nuestro no se queda atrás», dice Rosillo, y añade: «Es una pena que municipios como Torreperogil, con oferta cultural que se basa en este tipo de festivales y eventos, se quede huérfano un año más por la covid».
Vértigo Estival, que tiene lugar en Martos, «en principio se hará». Una afirmación a medias, según el director del evento, José Molina, y es que tras reunirse con el Ayuntamiento y la Diputación, así como el resto de patrocinadores, «la idea es hacerlo». Tienen fecha, el 23 y 24 de julio, pero queda ver la situación a causa de la pandemia para entonces. «Ojalá haya más gente vacunada y se pueda celebrar bien», afirma y, aun así, se amoldarán a la normativa. «Seguro que algo haremos, no virtual, sino presencial con los artistas», cuenta.
Otro de los festivales con la maquinaria en marcha es Imagina Funk, que prepara su nueva edición en Torres los próximos 30 y 31 de julio en Torres. Watch Out, Lehmanns Brothers, Shirley Davis & The Silverbacks y Fernando Lamadrid son las primeras cuatro propuestas confirmadas y que ha tardado en llegar más de lo esperado, según explican desde la organización. Juanra Canovaca, director del festival, explica que será una edición «muy especial», para la que el equipo del festival está «volcando toda su ilusión, ingenio y corazón».
El formato inicial será con el aforo máximo de entre 800 y 1.000 personas, espacio al aire libre, mascarillas y asientos para marcas distancia. Las actividades paralelas, como ocurre con otros eventos, se eliminan. En este caso no habrá acampada, para evitar aglomeraciones. «Un festival no puede estar dos años parado, es complicado después recuperarlo, por eso nos decidimos a sacarlo adelante», afirma Canovaca, que ya cuentan con numerosas reservas y apoyo de seguidores, con gente que el año pasado se quedó con la entrada y esta vez regresa con más ganas de música. «Sin duda, 2022 será otro mundo, mientras, nos vamos adaptando», explica.
Mientras, son dos los festivales que en estos momentos no tienen nada claro qué ocurrirá al respecto el mes de julio. Se trata de Etnosur y Bluescazorla, dos clásicos de los eventos que en verano llenan los municipios de Alcalá la Real y Cazorla y que, este año, continúan sin poder confirmar si habrá escenarios o no.
Pedro Melguizo, director de Etnosur, afirma que «todavía es pronto» para dar por bueno nada. Comenta que para mayo esperan tener más información al respecto, pero en su caso particular las dudas son mayores pues el contrato con el Ayuntamiento termina tras 24 años de música étnica y cultura en vivo en las calles alcalaínas. «No sabemos si se hará o no, si lo haremos nosotros o se sacará a concurso, no sabemos nada», lamenta Melguizo.
Además, el aumento de los casos covid en el municipio la última semana preocupa muy especialmente, con una tasa de incidencia de cerca de 800 por cada 100.000 habitantes los últimos 14 días. A punto de confinarse y sin el ambiente de gente, intercambio cultural y de los camping que es esencia del festival, Etnosur dejaría de ser Etnosur. «Todo está en el aire», dice Melguizo.
Lo mismo sucede con Bluescazorla, con un aumento notable de casos de coronavirus los últimos días. No llega a ser tan grave como en Alcalá la Real, pero desde la organización están a la espera de que el Ayuntamiento les notifique qué será de ellos.
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