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ÁNGEL A. DEL aRCO
Villanueva del Arzobispo
Miércoles, 9 de septiembre 2020, 00:04
Seguro estoy de que en circunstancias normales, sin la pandemia debida al Covid19 y sin las restricciones obligadas, la bellísima plaza de toros de Villanueva del Arzobispo se hubiera llenado hasta la bandera. Y lo digo, por la gran expectación que hubo en torno a la corrida de ayer, la que sirvió para la presentación de los toros de la divisa de Victorino Martín. Desde hace días se agotaron todas las entradas disponibles, la verdad que muy pocas se pusieron en venta, motivada por la nueva normativa impuesta por la Junta de Andalucía del metro y medio entre localidades.
La llegada de la empresa Tauroemoción a Villanueva del Arzobispo ha traído un aire nuevo, ilusión que se ha visto reflejado en el día de ayer, con un ambiente excepcional en toda la población en torno a un festejo que tenía el gran atractivo de ver unos toros que, por desgracia, no estamos acostumbrados por estos lugares. Ayer se vivió un día histórico en la localidad, mucha gente que buscaba la posibilidad de ver los espectaculares toros de Victorino en los corrales.
Hoteles, bares y restaurantes se llenaron de aficionados a los toros, llegados desde diversos puntos de la geografía, al amparo de un cartel de toros y toreros muy atractivo, confeccionado por una empresa como Tauroemoción con iniciativa. Su llegada a Villanueva del Arzobispo ha sido espectacular, el inicio no ha podido ser mejor, amparado y ayudado por un Ayuntamiento que ha dado siempre facilidades, con la colaboración de las dos entidades taurinas de la localidad, algo que también es positivo.
A las siete de la tarde dio comienzo la corrida de toros, con gran expectación en los tendidos, guardando y respetando todas las medidas sanitarias impuestas. El ganadero, situado en un palco de la plaza, saludaba a todo aquel que se le acercaba, cariñoso y simpático, con la ilusión de un principiante -por primera vez lidiaba en Villanueva del Arzobispo- y a la vez responsabilizado por toda la expectación que se había generado el festejo.
Conforme fueron saliendo los toros, se hicieron presentes las ovaciones del respetable -muy a favor del ganado- por la espectacular presentación que tuvieron, con gran trapio y ofensivos, muy en el tipo de la ganadería. Sólo con verlos ya merecía la pena el esfuerzo de acudir, gastarse el dinero, sentarse en una piedra y aguantar una mascarilla durante toda la tarde. Pero cuando sale el toro con presencia, con toda su verdad, todo es distinto y el espectáculo taurino toma otra dimensión, algo único e inigualable.
Todo el festejo giraba en torno a los toros de Victorino, pero no podemos olvidar la presencia de los tres diestros actuantes. Los tres dieron lo mejor de si mismo, con una gran aptitud, disfrutando y a la vez sufriendo con las virtudes y las grandes dificultades que presentaron, todo ello debido a la bravura y la casta. Siempre se ha dicho en los círculos taurinos «que Dios nos libre de un toro bravo», algo que se hizo presente en algún momento de la lidia de ayer.
El primero de los toreros fue Curro Díaz. El 'artista' linarense salió muy dispuesto en el toreo a la verónica al primero Victorino de la tarde, un toro cárdeno que se quedó cortó en su embestida por el pitón derecho. Por el otro lado, consiguió sacarle dos buenas verónicas. Recibió dos buenos puyazos por parte del picador Luis Virolio.
El linarense brindó al público y rápidamente se puso a torear por el lado izquierdo, sacando muletazos más meritorios que brillantes o templados, debido a la desabrida embestida del toro que, aunque fue pronto, nunca humilló. Por ese lado siguieron las dos series posteriores en las que destacaba en muletazos sueltos. En el segundo muletazo por el lado derecho fue espectacularmente volteado, en unos momentos dramáticos. Se levantó el torero sin mirarse para cuajar los mejores momentos de su actuación de nuevo por el lado izquierdo. Mató de media algo atravesada, cortando la primera oreja de la tarde.
Con el cuarto de la tarde, otro toro aplaudido de salida, como toda la corrida, no pudo lucirse con el capote. No son toros fáciles en los primeros tercios, algo, que, en la tarde de ayer quedó demostrado. No fue bueno el tercio de varas, aunque el picador Agustín Colado fue ovacionado tras dos puyazos. También hay que destacar al subalterno jienense Juan Carlos García que bregó con acierto a un toro nada claro.
Con la muleta no lo tuvo nada fácil el linarense, el Victorino en cada embestida se quedaba en las zapatillas buscando al torero con sumo peligro. Sincero esfuerzo del 'artista' de Linares, poniéndose por los dos lados en busca de un lucimiento casi imposible. Mató de media estocada algo caída, muriendo el toro en el centro del platillo. Se le pidió la oreja al torero, aunque el presidente no entendió la petición como mayoritaria. El toro fue aplaudido en el arrastre y el torero recibió una fuerte ovación que recogió desde el tercio.
Rubén Pinar es un torero de Albacete, que en sus inicios de novillero ya llamó poderosamente la atención por sus extraordinarias formas y sentido de la lidia. Ayer, con dos Victorinos exigentes estuvo a un altísimo nivel. A su primero, de impresionates arboladuras lo lanceó con seguridad. El picador Agustín Moreno recibió una fuerte ovación tras dos puyazos viniendo el toro de largo, igualmente tuvo que saludar el subalterno Ángel Otero tras colocar dos excelentes pares de banderillas.
Con la muleta anduvo con muchos recursos, tocando todas las teclas necesarias para intentar que el toro de Victorino rompiera hacía adelante en su embestida, algo que consiguió en muchos momentos, tanto por el lado derecho cómo al natural. El toro que fue pronto se frenaba en cada embestida, saliendo con la cara, algo, que, lógicamente deslucía el muletazos.
Rubén Pinar estuvo perfecto técnicamente, solventando todas las dificultades que le presentó un animal que sin ser malo tuvo mucho que torear. Una pena sus fallos con los aceros, perdiendo un más que posible trofeo por una calurosa ovación recogida desde el tercio. Con el quinto, un toro de imponente de presencia le cuajó un excelente saludo a la verónica, volviéndolo a repetir en el posterior quite por 'chicuelinas'. Realizó una excelente brega el subalterno Ángel Otero.
Éste quinto toro fue el mejor de la corrida, el clásico Victorino que arrastraba el hocico por el suelo en cada embestida, algo que permitió a Rubén Pinar realizar una gran faena, bajándole la mano y llevando muy largo al bravo toro. Excepcional su toreo al natural, poniendo la plaza boca abajo. El trasteo fue a más, el toro también y la labor del torero alcanzó cuotas de lucimiento realmente altas. Se empezó a pedir con mucha fuerza el indulto mientras Rubén Pinar seguía toreando de manera excepcional. Finalmente, ante la insistencia del público y la mirada cómplice del presidente al ganadero que estaba en un palco cercano sacó el pañuelo naranja del indulto, ante la gran ovación del público y alguna protesta del respetable.
Viendo a Alberto Lamelas en la tarde de ayer, todavía no nos explicamos la falta de oportunidades que tiene el torero de Cortijos Nuevos. Al tercero de la tarde lo recibió con una larga de rodillas en el tercio, no dejando el toro de Victorino lucirse a la verónica, sacándolo el torero al centro del platillo. Tras brindar al público rápidamente se salió a los medios dispuesto a meterle mano al Victorino que aparentemente menos facilidades daba. Con una gran disposición y mejor aptitud le recetó dos soberbias tandas sobre la mano diestra, bajando la mano, asentado en los riñones y corriendo la mano. Realmente bien el torero de Cortijos Nuevos, no pudiendo seguir de esa guisa al intentarlo sobre la zurda y al natural, por dónde el animal se lo pensó más de la cuenta.
Gustó mucho Lamelas durante toda su labor, aunque su exceso de ganas le hizo alargar la faena en demasía, perdiendo lucimiento su labor en la parte final del trasteo. Entendemos que a eso se agarró el presidente y a una estocada un pelín caída para negarle la segunda oreja que fue pedida de forma mayoritaria por el respetable. Paseó un trofeo entre clamores.
Buenas verónicas de Alberto Lamelas para recibir al sexto y último de la tarde. Por cierto, también fue aplaudido de salida el toro de Victorino. No terminó de ser lucido ni el tercio de varas ni el de banderillas.
Con la muleta, de forma rápida se lo sacó al centro del platillo y muy asentado y con quietud le sacó las dos primeras tandas sobre el lado derecho, aunque el toro en el final del muletazo se quedaba corto y buscaba al torero. Con un gran valor y una entrega máxima le consiguió robar dos buenas series de naturales, con muletzos de uno en uno, en una labor de mucho riesgo y de mucha verdad. En el final del trasteo volvió al pitón derecho, por dónde tenía mucho peligro. Gran mérito de Alberto Lamelas que se la jugó en todo momento con el nada claro y a veces peligroso toro de Victorino. Mató de una estocada baja cortando la última oreja de la tarde.
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