Catorce años sin Morente

Ayer mismo, en casa, a media tarde, con el café, escuchamos la 'Misa Flamenca', que Enrique editó en 1991, y recordé que era un disco que quería volver a grabar, quizá con un nombre más genérico y con añadidos de otras religiones, pero con mejor calidad técnica, pues el trabajo final tiene carencias de sonido. Este es un ejemplo, sin embargo. Tenía mil proyectos rondando por su cabeza, decenas de poemas y de poetas por musicar y cientos de compromisos con grupos locales y de fuera para colaborar con ellos. Propuestas que quedaron por hacer; sueños ya imposibles.

Aunque siempre nos sorprenderá. Morente, como Lorca, es eterno y universal. Enrique vive a través de su familia, de su Aurora, de su Estrella, de su Soleá y de su Kiki; pero no solo ellos; siempre hay quien remeda sus canciones, siempre hay quien lo interpreta o escribe de él; siempre aparecen unas declaraciones, alguna grabación inédita o esa vieja fotografía que se hizo con no sé quién, aquel día, con tal motivo. Y Morente vuelve a llenar nuestras vidas.

Ya, el martes, se le hizo un homenaje en Atarfe, con Aurora Carbonell, Soleá Morente y Cristina Cruces, hablando de su música y de su mundo. Esta noche se vuelve a homenajear en el Club Eshavira, a partir de las 23,30, con todos los artistas y amigos que se quieran acercar. La entrada es gratuita hasta completar aforo.