Tal día como hoy, hace cuarenta años, el 15 de septiembre de 1983, Antonio Muñoz Molina firmaba su primer artículo en IDEAL: La memoria en donde ardía, y digo 'firmaba' porque justo ayer el escritor nos reveló a Eduardo Peralta y a mí que, en ... realidad, ya había publicado un artículo bajo el seudónimo de Juan Guerrero de la Vega para denunciar la gestión política del ayuntamiento, en donde él trabajaba por entonces. Muñoz Molina sonreía al recordar el estupor de sus compañeros del ayuntamiento por lo bien que conocía los entresijos del consistorio el susodicho Juan Guerrero de la Vega. Al volver a tener entre las manos la copia facsímil de La memoria en donde ardía, Muñoz Molina habló del vértigo del tiempo. ¿Quién podía imaginar cuarenta años atrás donde estaría cuarenta años después? Su amor por el articulismo sigue incólume. Contrariamente a otros escritores que han utilizado sus colaboraciones en prensa como un trampolín para saltar a la Literatura -sea eso lo que sea-, él nunca ha abandonado este océano sin fondo; el periodismo tiene sus exigencias, pero ofrece como contrapartida una cercanía con el público y una inmediatez impagables.

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Los volúmenes que recogen su obra periodística son muchos, aunque podrían ser muchos más: El Robinson urbano, Diario del Nautilus, Las apariencias, La huerta del Edén, Escrito en un instante, La vida por delante, Travesías… Contrariamente a otros escritores, que parecen rebajar el grado de exigencia cuando escriben para los periódicos, Muñoz Molina no deja de dar lo mejor de sí mismo en cada artículo, en los que brilla su amor por la madera antigua y olorosa de las palabras, así como un firme compromiso con nuestra sociedad. Con Antonio Muñoz Molina me sucede como con otros autores que se prodigaron o se prodigan en prensa, pienso en Manuel Vázquez Montalbán o Javier Cercas: Cuando lo encuentro, o él me encuentra, no hay texto suyo que no lea.

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