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Juan Mata fue uno de los primeros concejales democráticos del Ayuntamiento de Granada. Tras las primeras elecciones municipales libres del posfranquismo, en 1979, se encontró con un callejero en el que pervivían referencias a personas y hechos conectados con el, por entonces, pasado inmediato. Y ... abogó por cambiar la nomenclatura de muchas vías, grandes, medianas y pequeñas. Fue entonces cuando, como él mismo afirma, se dedicaron a calles a personas más o menos conocidas, de los más diversos campos, desde atletas como Jesse Owens hasta pintores como Pablo Picasso. «Nuestro objetivo fue, también, otorgar notoriedad a personas que ayudaron a 'construir' la ciudad, en el más amplio sentido del término. Queríamos normalizar una nueva situación de concordia, que contó con el apoyo del equipo de gobierno –integrado en aquel momento por el PSOE, el PCE y el PSA–, pero también con la comprensión de la UCD, que en aquel momento estaba en la oposición», recuerda.
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Era aquella una ciudad en la que la actual plaza Nueva se llamaba General Franco, la plaza del Campillo era la del General Sanjurjo, la avenida Pablo Picasso era la del 18 de julio, o la Acera del Darro era la avenida José Antonio. «Vimos la necesidad de que los nombres de las calles 'contaran' algo: aquí hubo una fuente, aquí hubo un árbol, una acequia o un comercio». Muchos, afirma, son el testimonio de una ciudad que desapareció. «Hay quien cree que el barrio del Boquerón se llama así por el pescado. Nada que ver. Se llama así porque en sus calles había una boca grande -un boquerón- donde se juntaban varias conducciones subterráneas de la ciudad», afirma.
El gran debate, a nadie se le oculta, es quién merece el reconocimiento público de la ciudad en forma de rótulo en una vía. «Son lógicas las controversias. La democracia permite que cada ciudadano o colectivo tenga sus propios candidatos, personas anónimas o públicas. Es bueno que haya calles dedicadas a deportistas, pero es preciso abrir el foco». Mata destaca que aún quedan algunas calles dedicadas a protagonistas de hechos condenables. Sin ir más lejos, señala, en el Zaidín se mantiene el nombre de Crucero Baleares en una calle, «cuando fue uno de los barcos tristemente célebres por ametrallar desde el mar a quienes huían de Málaga hacia Almería en la conocida 'desbandá'».
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