Javier Gallego | Periodista, músico y escritor
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Javier Gallego | Periodista, músico y escritor
«La juventud es descubrimiento tanto como deslumbramiento»Para muchos integrantes de las generaciones posfranquistas, Javier Gallego (Madrid, 1975) es una voz más que autorizada. Su marcado sesgo –entiéndase el término– político no le ha impedido que personas de sensibilidades diversas se hayan hecho habituales de sus aventuras, la más conocida de ellas, el podcast 'Carne cruda'. En Granada estuvo presentando su primera novela, 'El fin del imperio' (Random House).
–Se habla mucho de la generación perdida. ¿Es más correcto perdida, o sería mejor hablar de desperdiciada?
–Desperdiciada. Y no es una, son varias generaciones que tienen toda la formación, pero no las oportunidades. Se está desperdiciando el talento de varias generaciones por culpa de un sistema que no quiere personas, quiere piezas de repuesto desechables.
–«He perdido mi juventud», se oye, a personas de todas las edades. ¿Qué es perderla?
–Creo que muchas generaciones tienen esa sensación de no haber vivido su juventud al máximo o de haberla dejado demasiado pronto porque lo que tocaba era casarse y tener hijos, hacerse adulto. Las últimas, sin embargo, primero por tener mayor libertad, pero luego porque no les queda más remedio, se han quedado atrapadas en la juventud, pero no pueden disfrutarla porque tienen precariedad, inestabilidad, angustia, hastío, miedo al futuro. Son dos formas de perder la juventud porque te la arrebatan. De lo que hablan los personajes de la novela es precisamente de no dejar que te la arrebaten, de seguir luchando por vivir como quieres, como imaginas, para que el día de mañana no digas «he perdido mi juventud» y me he convertido en una persona que no quería ser.
–¿Hay alguna frontera temporal, un año concreto, un acontecimiento, que haya marcado a la generación que describe en el libro?
–Hablo de las últimas generaciones precarias y desencantadas, las generaciones Peter Pan, que han quedado atrapadas en el limbo de la juventud. Las últimas generaciones, en crisis permanente. Elegí para la acción la crisis del 2008 y como el estallido del 15M, que sería esa fecha, ese acontecimiento: la catarsis a la crisis. El episodio que da sentido a este grupo coetáneo, como otros tuvieron el Mayo del 68 u otras revoluciones.
–Hoy la juventud es más poliédrica que nunca, y usted la ha observado, suponemos, como un fenómeno global. ¿Cómo eligió los puntos de vista que plasmaría en el libro?
–No los elegí yo, los eligieron los personajes. Yo solo elegí que quería hablar de un grupo de amigos, hacer una novela coral para que hubiera muchos puntos de vista y maneras de sentir. Luego fueron los personajes los que tomaron el control y cada uno me contó su vida.
–En su juventud, ¿qué le deslumbró? ¿Qué cree que deslumbra a los jóvenes de hoy?
–Tantas cosas... La vida misma. Las personas. La música y la literatura. El cine, la radio. El amor, los amigos, el sexo, la noche… De todo lo que hablo en la novela. La juventud es descubrimiento y deslumbramiento. Luego cuesta más sorprenderse porque pierdes la inocencia. Aunque la vida no deja de deslumbrarte si sigues mirándola con asombro y a mí me sigue pareciendo asombroso el mundo en que vivimos. A los jóvenes de hoy les deslumbra lo nuevo como a todos los jóvenes. Pero hay tanto nuevo y cambia tan rápido que les están quitando la capacidad de sorprenderse.
–¿Las redes sociales se han convertido en el mejor expendedor de 'Carne cruda'? ¿O se han convertido directamente en el Mercado de la Carne?
–Para mi programa 'Carne Cruda' son un medio de difusión necesario, no podríamos existir como podcast independiente, el primero en España financiado por sus oyentes, si no fuera por las redes. Pero es cierto que las redes, que nos prometieron mayor democracia, una sociedad más crítica, emancipada por el acceso a la información y la cultura, también están sirviendo para lo contrario, para manipular, intoxicar y polarizar, al mismo tiempo que nos convierten en consumidores cautivos en ese mercado de la carne en el que somos una mercancía más. Producimos para ellas, les damos nuestra intimidad, les regalamos nuestro tiempo, modelamos nuestro cuerpo para ellas a cambio de una mínima recompensa, como si fuéramos sus mascotas.
–La última parte de la novela se titula 'La decadencia de Occidente'. ¿La decadencia de Occidente es la de su juventud?
–La novela usa episodios históricos para hablar de situaciones personales de los protagonistas porque quería contar cómo afectan las condiciones sociales, políticas y materiales a nuestras vidas y cómo nosotros podemos también afectarlas, podemos ser protagonistas de la historia. Siempre se habla de los grandes personajes históricos pero no de la gente corriente que puede tener un efecto en los grandes acontecimientos. La decadencia de Occidente se refiere a la decadencia del modelo de vida occidental que le está cerrando el paso a varias generaciones, que está acabando con las esperanzas de la juventud y con la democracia misma.
–Esta ópera prima suya no podría existir sin música. Suponemos que conoce la canción 'Carne cruda' de 091. Aunque es de finales de los 80, su letra no puede ser más actual...
–Es una canción que podría estar perfectamente en la banda sonora de la novela porque habla de ansiedad e insatisfacción, de un naufragio del que solo nos salva el amor… y la carne cruda.
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