La escritora y periodista venezolana Karina Sainz Borgo fue la encargada de cerrar el ciclo 'Literatura, periodismo y exilio', que ha venido desarrollándose en la Biblioteca de Andalucía durante las últimas semanas. La visión de la autora de 'La hija de la española' y 'El ... tercer país' en torno a la realidad que se vive en su patria y que la obligó a exiliarse de allí, cuando llegó a Madrid con 24 años y una maleta que no incluía ropa de abrigo, pero que sí tenía una selección de libros en su interior, fue el objeto de esta conferencia de clausura, en la que fue presentada por la también periodista Betty Hernández.
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La escritora narró en primer lugar la situación de la que partió Venezuela, un país democrático hasta la llegada de Hugo Chávez a la presidencia. «Todo comenzó con la persecución a los medios de comunicación. Los periodistas veteranos tenían miedo, pero había una generación de periodistas jóvenes que no lo teníamos, aunque ya habíamos tragado gas lacrimógeno en alguna manifestación o nos habían dado algún susto». En aquel ambiente hostil, a Sainz Borgo no se le ocurrió mejor idea que estar con los más débiles, ejerciendo como 'gabinete de prensa' de presos políticos y personas represaliadas de alguna u otra manera.
«Comenzó a parecerme que todo iba mal. Nos obligaron a trasladarnos varias veces, debido a la presión militar. Sentíamos que la situación era peor que cuando comencé a trabajar en el diario El Nacional. Creo que fui la primera de ese grupo de jóvenes amigos –algunos acabaron presos y a otros los mataron– que salió del país», señaló.
Dejar su país en una situación tan compleja desencadenó en su interior una sensación que describió como «el síndrome de la traidora», pero el tiempo le ha dado la razón. Amén de los asesinatos acaecidos en el mundo del periodismo, hay más de 300 medios de comunicación que han sido cerrados. Fue clave para ella la publicación de 'La hija de la española', una novela testimonio en la que se narra con toda su crudeza la situación de violencia que se vive en su patria natal. «Ahora, solo regreso allí en mis pesadillas», dijo con rotundidad. No ahorró calificativos hacia la actuación del expresidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, ni contra el gobierno actual y sus diplomáticos, algunos procesados por su actuación en el país sudamericano.
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De un regreso fallido –se quedó en la ciudad colombiana vecina de Cúcuta– nació su segunda novela, 'El tercer país', donde se narra el éxodo que viven las miles de personas que cada día intentan abandonar el infierno en el que la dictadura bolivariana ha convertido Venezuela. «Alguna gente compra en dólares en las tiendas de lujo, pero el estraperlo es brutal y la pobreza extrema entre la mayor parte de la población», aseguró. «No me siento muy patriota, porque digo las cosas como las pienso. No escondo la realidad. Hay una serie de episodios tan oscuros en lo que se refiere a la libertad de información, pero contarlos me da incluso pudor; no es sencillo».
La periodista mantiene una relación de amor con Granada. «Federico fue mi tabla de salvación en mi crisis creativa», afirmó. Su próxima novela, 'Nazarena', se ha cocinado en el Realejo.
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