Leiva en Granada. jjg

Leiva: el 'Flaco' Superstar

Cerca de 8000 personas aclamaron en la plaza de toros a nuestro 'glimer twin' chulapo

JUAN JESÚS GARCÍA

Domingo, 10 de julio 2022, 14:11

En el mismo año que se celebraba el aniversario de un disco icónico de los Rolling Stones, el 'Exile On Main St', con un Keith Richard hecho un 'tirillas', Leiva ha dado aquí también su paso a las grandes ligas. Cerca de 8000 personas aclamaron ... en la plaza de toros a nuestro 'glimer twin' chulapo. Los paralelismos son más: en su momento abrió para ellos, y hace unos días volvieron a coincidir, pero (¡ay!) en escenarios separados, y es evidente que José Miguel Conejo, de pequeño, quería ser como él, no hay más que ver su gesticulación escénica, aunque aún no necesita recambiarse la sangre o subirse a los cocoteros. Ya lo dijo Sabina; «es puro rock anda roll».

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El 'Flaco de la Alameda de Osuna', es un tipo acalambrado y simpático, un castizo Keith Richards de gangosa voz cheli, cuyas canciones se han llevado de calle a los seguidores de su anterior dúo, y sumado muchos más. Un tipo que cae bien. Y un profesional como la copa de un pino, arropado por una cualificadísima banda de, sobre todo, amigos; tan fraternal que lleva a su hermano a su derecha y a su viejo colega Tuli atrás (que fue batería en los primeros Pereza, y mentor de los añorados Alameda Dosoulna). Se palpa la complicidad, y se contagia el buen rollo. Porque lo suyo es eso: alegría de vivir. Como canta: «hazlo, como si fueras a morir mañana».

Sensación vital que este verano está caracterizando todas las grandes citas habidas por aquí, con Estopa, Izal o el grandísimo Coque Malla, la necesidad de sentirnos vivos tras dos tristes años a medio gas. Y ese emotivo hervor humano es un valor añadido que empuja a cualquier actividad colectiva hasta la festiva celebración.

Como corresponde a las dimensiones macro, la Leiband estuvo amparada por un gigantesco montaje técnico, cuya profundidad limitó la venta de un par de tendidos que hubieran sido de visibilidad muy limitada; todo un detalle con su gente. Tres niveles de escenario, luces frías en ocasiones monocromas, y una pantalla gigante al fondo que ocupaba todo el escenario con realización en tiempo real, de la que no se abusó porque tampoco lo necesita, funcionando a veces más como un ciclorama con hermosos efectos que los recortaban a contraluz. Da la sensación de que la prioridad la tenían las canciones y su realimentación popular más que el envoltorio.

El dúo bonaerenses Aindra recibió al público con sus canciones minimalistas y frescas mientras el respetable se acomodaba o se hidrataba. Un grupo en modo 'visite nuestro bar' que en distancias cortas sin duda será más atendido y mejor entendido. Su burbujeante cantante Esmeralda haría doblete al ser el contrapunto de Leiva al rato, con su perfil golosamente pop, aunque uno echó de menos la mayor aspereza y acidez de la granadina Patricia Lázaro. Voz femenina imprescindible en este 'Cuando te muerdes el labio tour', ya que el disco homónimo es todo de duetos con mujeres de medio mundo.

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Tras un hábil recurso de concentración con una cuenta atrás en un reloj digital en la pantalla, La Leiband con su jefe salió a escena. Y con cartas marcadas: 'Terriblemente cruel' y 'La lluvia en los zapatos'. Acaso por las peculiaridades compartidas y el tono de ese nuevo trabajo no abundó en sus surcos, salpicando tan solo algunos items como 'Infinitos' o 'Premio de consolación', hábilmente pegados para contrastar con temas rotundos, que como la veterana 'Animales' son un ejercicio de fuerza rocanrolera, para solaz de nuestro 'Pichi Richards'.

Sus canciones tienen una notable alegría melódica, con arreglos gustosos (y prestados: un 'Hey Jude' por allí anduvo), y estribillos bien armados y siempre dejando espacio al principio, en o al final para la incorporación de la entusiasta voz popular, que en su caso es de un timbre mixto, porque le siguen tanto ellas como ellos. «Gracias por el esfuerzo de pagar una entrada, gracias por la confianza», les dijo, antes de afirmar que Granada era una de sus ciudades favoritas, «la tierra de Morente» concluyó.

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Mención obligada es la que hay hacer a la banda exuberante que le soporta: con doble percusión y metales también doblados, que cuando arrecia por el rock-soul trae a la memoria a los acompañantes de Van Morrison (aunque ésta vez haya más aporte guitarrero que en vientos), sin olvidar el enorme aporte de Cesar Pop (ejerciendo de Georgie Fame) en teclados y el siempre emocionante Hammond. Un noneto que funciona como un dinámico avispero con vistosos detalles coreográficos llenos de simpatía y humor.

'Superpoderes', 'Guerra mundial', 'La llamada' (por la que recibió un Goya' en 2018), 'La flecha' (con su invocación tan 'pata de elefante a Tony Manero) o 'Como lo tienes tú' fueron otros picos de la sesión, que aseguró desviar para hacer 'Vis a vis', con su larga intro solo frente al mundo.

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Ya en los bises se escucho con bastante intencionalidad 'Como si fuera…', su himno anti procrastinación, (palabro tan de moda que no es más que el «no dejes para mañana…» de toda la vida), lema muy apropiado en estos días, Y para finalizar, como siempre, usó el clásico 'Lady Madrid', en la tradición 'gata' de gente como Burning o Moris. Para mayor mensaje directo salieron a saludar con la bandera arcoíris, el jefe a velludo pecho descubierto, sobre la sintonía del 'Give Peace a Chance' ('Denle una oportunidad a la paz') de John Lennon. Toda una superestrella 'slim fit'.

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