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coordinan: francisco morales lomas y remedios sánchez
Sábado, 12 de noviembre 2022, 16:06
Nunca delante de los criados. Frank Victor Dawes. Periférica. Cáceres, 2022.
Por Carolina Molina
'Nunca delante de los criados' ha tenido una atención infrecuente para ser un ensayo. Al leerlo comprendes la importancia de reeditar ... y traducir obras relegadas por el paso del tiempo. Gracias a que no es un estudio científico sobre el comportamiento humano sino un trabajo periodístico su aportación es mucho más relevante. Ofrece una visión real de las relaciones entre señores y criados que, aunque británicos, pueden extrapolarse a cualquier lugar. Cuenta el autor que a través de un anuncio publicado en 1972 en el Daily Telegraph consiguió la información que se expone sobre el servicio doméstico, recibiendo de antiguos criados sus más íntimas experiencias y recuerdos. El interés que despiertan en nosotros las series 'Arriba y abajo' o 'Downton Abbey' nos convierten en espectadores pasivos de un momento histórico más que reprobable; observamos sin juzgar, dando por hecho que fue un modo de vida asociado al esnobismo británico, siempre carente de empatía hacia el inferior.
Pero en estas páginas vemos retratadas a las familias españolas hasta bien adentrado el siglo XX, una sociedad burguesa y clasista calcada de sus vecinos que dejó huellas en la publicación constante de anuncios en el Diarios de Avisos de Madrid solicitando nodrizas o sirvientes y que luego, con el tiempo, atraería mano de obra rural surtiéndose de las primas menos afortunadas ascendiéndolas a la desagradable categoría de chachas. En el universo familiar británico cohabitaban dos clases bien distintas, lo que hasta ahora se conoce por los de arriba y abajo. C
Cada uno tenía sus propias subclases. Eran los mayordomos y amas de llaves los que ejercían el poder entre los de abajo convirtiéndose en una categoría híbrida, algo así como unos «burgueses ficticios». No todos los criados vivían en la miseria, pero sí obligados a cumplir unas normas sociales férreas que tampoco eran excluyentes para sus señores. Las normas exigían del otro lo peor: de los criados se esperaba madrugar a las cuatro de la mañana para pulir con grafito las cocinas de carbón o abrillantar los suelos con peto de arpillera; de los señores se esperaba su indolencia e inutilidad, adoraban la moda con corsés que debían apretarse por dos doncellas y vestidos abotonados a la espalda, por lo que eran incapaces de desvestirse solos. La magnífica traducción de Ángeles de los Santos nos acerca al vocabulario doméstico: del semicupio (bañera de asiento), la jofaina, el camastro o el antimacasar (el repelente pañito del sillón que evitaba la mancha de brillantina). Una lectura llena de matices, de dobles raseros y que ofrece la oportunidad de preguntarnos si somos realmente justos con nuestro prójimo.
Catatónico amor. Rosa Morillas. Granada, Esdrújula, 2022.
Por Gerardo Rodríguez Salas
Rosa Morillas nos ofrece un reconocible universo propio anclado en lo cotidiano. Su original forma de experimentar con las palabras hace que lo doméstico nos resulte a la vez familiar y sorprendente. 'Catatónico amor' es su reciente poemario, una selección de poemas de dos volúmenes anteriores –'De lo cotidiano' y 'Desamor y distancia'—, los doce poemas inéditos de la sección «Para volver» y una última sección, 'Abeceamario', un A-Z del imaginario de la autora sobre el amor y sus efectos.
Con una apariencia sencilla, la poesía de Morillas nos acerca a las grandes cuestiones y preocupaciones humanas –el tiempo, la muerte, el (des)amor– con imágenes palpables y originales: «me pregunto dónde quedan esos años/dónde van si es que se van/si se agolpan en la grasa del abdomen». Asimismo, con frecuencia roza la sordidez para evitar manidos romanticismos, como en el «poema al [des]uso», y emplea una mordaz ironía que nos salva de la desolación y esconde tras el humor la nostalgia o la reflexión existencial.
Como anuncia una de las citas iniciales de Mark Strand, en los versos de Morillas la tinta se desborda por la comisura de los labios fundida en un torrente silencioso de emociones, muchas veces contenidas por la ironía. Su lenguaje rehúye el barroquismo y la puntuación y, con frecuencia, hace uso de frases hechas o muletillas que otorgan a sus versos una efectiva cotidianeidad que nos interpela.
La soledad permea este poemario con ocurrentes imágenes –«sólo me reciben/ocho cucarachas/ agonizando en la escalera/y las plantas del patio/ achicharradas por el sol»– y, aunque predomina en el poemario una asfixiante sensación de fatum, la voz poética siempre logra encontrar una forma de adaptarse con asertividad y resiliencia.
Por estas páginas desfila una galería de mujeres precedidas por sus sombras, víctimas, en mayor o menor medida, del «catatónico amor» que da título a esta colección, aunque tras esta imagen demoledora hay lugar para la esperanza en una casa propia donde no se espera la llegada del amor y la voz poética decide cambiar las lámparas. También hay lugar para la ausencia, la aceptación del paso del tiempo y de la muerte, la complicidad madre-hija –«adolescencia y menopausia»–, dos niñas que juegan a encontrarse, a atraerse con la fuerza del imán de la memoria, a dejarse notas secretas bajo los botes de la cocina.
En esta casa de versos y letras hay una mujer que tiene las cosas claras por encima de catatónicos amores.
«Soy yo mi único credo» –nos dice.
Rafael del Campo Vázquez. Ánfora Nova, Córdoba, 2021.
Por Albert Torés
El septuagésimo primer número de la tan esmerada colección Ánfora Nova nos deleita con un poemario tan sugerente como llamativo. En su disposición tipográfica con el endecasílabo como protagonista en una composición estrófica de once versos, el poeta Rafael del Campo va desgranando su búsqueda de una identidad espiritual que conjuga tiempos diversos, acaso habrá que «dejar que el tiempo borre la escritura/su extraño modo de contar historias/en las que somos sólo pluma y viento». En su sinestésico itinerario cuida la palabra con respeto «el silencio del mundo nos hablaba /con los sabios sonidos de la tierra», rediseñando el interior de quien observa, capta y se apropia de resonancias pasadas, paisajes, singulares instantáneas de una arquitectura serena, geométrica y sonora. Con una indicación formal o declaración de principios en sus 'Consejos para caminar sobre el agua' que encuentra aplicaciones tan sustantivas como sensuales dispuestas en estancias emocionales, como los afanes, los goces, los misterios o las derrotas, con un epílogo que nos recuerda las múltiples representaciones del agua, que es definitivamente un tema recurrente de su escritura.
Carmen Moreno. Algaida. Sevilla, 2022.
Por C. de la Rosa
El pasado 4 de agosto se cumplieron 60 años de la muerte de Marilyn Monroe, la estrella más fulgurante del universo cinematográfico. La gaditana Carmen Moreno teje una hábil trama –en un 95% real, sin embargo, como confiesa la autora– para retratar la vida, y en particular los últimos días de la intérprete de 'Los caballeros las prefieren rubias'.
Es este, sobre todo, un retrato de personajes, de perfiles, los hombres que rodearon a la artista, una persona que aquí se muestra tal como fue, con un elevado cociente intelectual y no menos inquietudes. Una mujer que sabía demasiado, y por ello, fue eliminada sin compasión por los caballeros a los que se refiere el título.
Miguel Sánchez Robles. Edhasa. Barcelona, 2022.
Por Rafael Ruiz Pleguezuelos
El autor se ha alzado este año con el premio Tiflos de novela con un texto conmovedor repleto de prosa poética de metáforas meritorias, por arriesgadas y personales, al servicio de la historia de Tristeza, una joven que arrastra una vida marginal. A través de estampas dispersas nos contará en una primera persona que se mueve entre la sabiduría y la candidez el sufrimiento y la desdicha que componen su mundo. Hija de un heroinómano y apartada de la felicidad desde la infancia, la lectura será su única posibilidad de abstracción, la materia con la que construirá una esperanza presente en toda la novela a pesar de que lo que en ella se cuente parezca maldito.
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