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JESÚS LENS
GRANADA
Sábado, 2 de febrero 2019, 23:50
El popular escritor y superventas del género fantástico, Félix J. Palma, ha presentado su novela más reciente, 'El abrazo del monstruo', en el Cubo de Bankia, en el transcurso del festival Gravite. Se trata de un thriller que respira aires góticos y que ... conecta con el género fantástico que tan característico le resulta al autor.
–Usted le dedicó una trilogía a un tema tan interesante como el Viaje en el Tiempo, que está en el concepto fundacional de Gravite. ¿Por qué es tan sugestiva la posibilidad?
–El viaje temporal resulta tan atractivo por el contraste que supone introducir a una persona de una época en otra diferente. Además del contraste estético, están todas las preguntas metafísicas. Por ejemplo, si el futuro no está escrito, ¿cómo viajamos en él? ¿O es el futuro un río trazado y estamos en mitad de un recorrido predeterminado? En mi trilogía hice un compendio de todas las formas de viajar en el tiempo que hay en la historia.
–¿Qué tiene la época victoriana que la hace tan atractiva?
–Aparte de la estética, que en imágenes queda tan bien, se trata del espíritu ingenuo y crédulo de una época en la que la ciencia inventaba cosas cada día y los científicos eran como nuevos sacerdotes. El hombre pensaba que es realmente posible viajar en el tiempo.
–Cuatro años después de 'El mapa del caos', vuelve Félix J. Palma con 'El abrazo del monstruo', en formato de thriller. ¿Qué le atrae a usted del género policíaco?
–El género policíaco puro no es que me atraiga especialmente. A lo largo de mi vida he leído mucho fantástico, que es mi género. De hecho, en esta novela también hay mucho de fantástico. Es más, si le quitamos esa dimensión fantástica, no me habría gustado escribir la novela. Quiero que el lector sienta el pálpito del fantástico.
–Abre con una cita de Stephen King, no por casualidad…
–Es en el momento en que se te ocurre una idea que decides en qué genero se va a encuadrar. En este caso, tenía que ser un policiaco, pero me recordaba mucho a Stephen King y quise que el lector conociera esa influencia desde el principio. Los aficionados al terror encontrarán guiños a 'It', por ejemplo. Me recuerda a esa frase que todos hemos pensado, de adolescentes: «Nunca vas a tener una pandilla de amigos como las de Stephen King». Esas pandillas en que los raros encontraban acomodo y que tanto hemos echado de menos. De hecho, el personaje se crió leyendo a Stephen King y eso aparece en la novela. He buscado ir a su esencia, más que a una novela concreta, pero con originalidad, siempre con originalidad.
–¿Se puede considerar a 'El abrazo del monstruo' como un viaje en el tiempo que, a través de un mismo personaje, el Monstruo del título, conecta dos épocas, dos Barcelonas?
–Esa era precisamente la intención. De hecho, por mi forma de escribir, disfrutaba más escribiendo la Barcelona del pasado. Tenía muy claro que si quería dos historias no podían transcurrir en la misma época. El lector se iba a confundir. Busqué en el pasado una época atractiva y el año en que transcurre la historia narrada por Arce, había muerto la Vampira del Raval y había sido Semana Trágica, lo que me permite introducir a un psicópata en la historia y mostrar el Liceo como lugar para espectáculos.
–La novela funciona como las muñecas rusas, un perfecto artefacto en el que una historia contiene otra historia que involucra otras historias. De 0 a 10, ¿qué grado de dificultad ha tenido su arquitectura?
–Empecé a escribir esta novela nada más terminar 'El mapa del Caos', una novela estructuralmente muy compleja que redondeaba una Trilogía que no empezó como tal. Por todo ello, esta me ha costó menos trabajo, pese a su dificultad. Aquí hice algo nuevo: jugar con los diferentes puntos de vista de cada uno de los personajes.
–El protagonista es un escritor que tuvo un éxito de ventas descomunal y a quien el mercado le pide que repita la fórmula, en vez de escribir cosas diferentes. ¿Como la vida misma, literariamente hablando?
–En parte sí. El mercado no lleva bien que un escritor cambie de género. Yo defiendo la libertad creativa. Los escritores no deben encorsetarse, aunque carguen con sus temas favoritos y sus obsesiones. Es importante cambiar sin dejar de ser uno mismo. El lector no puede leer una y otra vez el mismo libro.
–Una de las grandes metáforas de la novela es el poder de la imaginación y la literatura para dar vida a seres aparentemente imposibles. ¿Puede producir monstruos, el sueño de la fantasía?
–Evidentemente. En esta novela, el monstruo lo crea un niño. Y para un niño, una fantasía puede ser muy real, sobre todo, si se sigue mostrando en pesadillas. Es una construcción del subconsciente muy real.
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