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El titular del Juzgado de Primera Instancia 39 de Barcelona ha decidido rechazar la petición de detener la publicación del libro de Luisgé Martin titulado 'El odio', de la editorial Anagrama, en el que José Bretón confiesa el asesinato de sus hijos. El magistrado argumenta en su auto que no se puede acreditar la vulneración de derechos alegada por la Fiscalía con la documentación aportada, diferentes artículos de prensa relativos a la obra. Entiende, además, que existen «muchas dudas» sobre la competencia territorial de este órgano jurisdiccional para conocer la pretensión deducida.
La resolución judicial califica de «solicitud inaudita» reclamar la suspensión de la publicación del libro, prevista para este 26 de marzo, en base a un artículo redactado por el propio autor del libro, «donde expone a grandes rasgos el proceso que siguió para la redacción de su obra, extractando conversaciones e interacciones mantenidas» con Bretón, y otro artículos en el que se señala a que el condenado confiesa haber asesinado a sus hijos
También en base a una reseña de la propia editorial con «diferentes textos, un extracto de seis líneas del libro, una descripción genérica de su contenido y distintas opiniones de críticos culturales». Concluye así la resolución que «a la vista de la solicitud formulada y las pruebas aportadas no procede, de acuerdo con las exigencias establecidas en el ordenamiento procesal civil, acordar la medida cautelar demandada».
El pasado viernes 21 de marzo la Fiscalía de menores de Barcelona pidió «la suspensión provisional de la publicación y distribución del libro» hasta que se diera traslado a la fiscalía de una «copia o borrador del mismo para que se pueda examinar el contenido».
Anagrama había suspendido la distribución de 'El odio' hasta consultar el caso con sus abogados y después de la advertencia de Ruth Ortiz, madre de los pequeños asesinados por su padre, de que emprendería acciones legales si se publicaba el libro. Ortiz acudió a la Fiscalía de Córdoba tras presentar su queja a través del Servicio de Asistencia a Víctimas de Andalucía (SAVA) y su petición y esta dio traslado a la de Barcelona, donde la editorial tiene su sede social, para que se hiciese cargo del asunto.
El 8 de octubre de 2011 José Bretón asesinó en la finca cordobesa de Las Quemadillas a sus hijos Ruth y José, de seis y dos años, y quemó luego sus restos. Un crimen por el que fue sentenciado a 40 años y por el cumple pena de 25 en la cárcel de máxima seguridad Herrera de la Mancha (Ciudad Real), desde donde ha mantenido contacto telefónico y se ha carteado con el autor de libro, que nunca contempló hablar con la madre de las criaturas asesinadas.
En el libro, Bretón confiesa al periodista y escritor Luisgé Martín por primera vez que mató a sus hijos y explica cómo lo hizo y por qué. La madre manifiesta que «no se puede de ninguna manera ni forma dar voz a los asesinos».
La abogada de la madre afirmó que los adelantos del libro «causan un tremendo dolor y nuevos daños psicológicos» a la madre de los dos pequeños asesinados. «Se ofrecen detalles, comentarios y expresiones que ni siquiera aparecen en la sentencia», señaló. Para la letrada, la publicación ahora autorizada supone el «ejercicio reiterado de la violencia vicaria, perpetuando el daño a la víctima superviviente como madre de las víctimas directas, continuando con una tortura al conocer y oír detalles que no sabía de la agonía de sus hijos, cómo el asesino preparó todo, cómo su odio y su rencor formaron en la mente del asesino un hecho terrible».
Ruth Ortiz publicó una carta en la que pedía «no dar voz a los asesinos». Mensaje que fue compartido por la ministra de Igualdad, Ana Redondo quien, además, añadía que «no se puede revictimizar más a la víctima» y ponía a su disposición la ayuda del Ministerio de Igualdad.
Anagrama afirma que la obra intenta «dilucidar una violencia extrema, las condiciones en las que se produce y las implicaciones filosóficas y éticas de la crueldad como una pulsión en lo humano, explorando cómo la sociedad y la psicología individual convergen en actos que desafían la moral».
«El tratamiento literario de 'El odio' se aleja y rechaza cualquier intención que no sea la de presentar al lector la maldad del asesino sin justificar ni exculpar el crimen sino al contrario, mostrando su horror», apuntan los editores, que defienden su «compromiso con la responsabilidad editorial y la libertad de expresión, sabiendo que ambas deben convivir».
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