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La autora argentina, Fernanda García Lao. Ale Meter
'Nación vacuna', la novela que se adelantó al coronavirus: «La realidad me está imitando»

'Nación vacuna', la novela que se adelantó al coronavirus: «La realidad me está imitando»

La pandemia llegó justo cuando Fernanda García Lao, su autora, presentaba en Granada su libro, una distopía profética sobre epidemias, 'fake news' y políticos perversos

Viernes, 5 de junio 2020, 01:17

Fernanda García Lao (Medonza, Argentina, 1966) anotó 'Granada' en su agenda, a principio de año, cuando la ficción todavía vivía en el papel. Su novela, 'Nación Vacuna' (Editorial Candaya), se publicó unos días antes de que cerráramos puertas y ventanas, de que aplaudiéramos a las ocho, de que pusiéramos dos metros de tierra por medio. El coronavirus dejó las 140 páginas de Fernanda aisladas por las librerías, sin nadie que las atendiera. Un libro que habla de epidemias, contagios, vacunas, 'fake news', feminismo, políticos entrometidos... Un libro que hablaba, proféticamente, de nuestro propio encierro.

Dramaturga, poeta y narradora, ha publicado novelas como 'Muerta de hambre' o 'La perfecta otra cosa', libros de cuentos y poesía y, en coautoría con Guillermo Saccomanno, la novela erótica 'Amor invertido'.

El 23 de marzo había quedado con Érika Martínez en Granada. Una pandemia lo impidió. Parece un capítulo de su novela.

–La realidad me está imitando (ríe). Todo lo que estamos viviendo es bastante similar a 'Nación Vacuna', hay algo de anticipación, una anticipación poética tal vez. Además, la novela tiene varios años. Ha pasado de lo distópico a lo realista; los libros, según cuando se leen, pertenecen o no a cualquier género. El libro que se leyó en Argentina, en 2017, no es el que se lee ahora en España.

«El libro que se leyó en Argentina, en 2017, no es el que se lee ahora en España»

Cambia hasta el sentido de la palabra 'vacuna'.

–Era 'Nación Vacuna' por las cabezas de ganado, porque Argentina es proveedora de carne vacuna mundialmente. La palabra evoluciona junto a todas las connotaciones que arrastra. Esto de estar la humanidad esperando una vacuna parece también un argumento distópico. La realidad nos va a sorprender en los próximos años. Se ha terminado un paradigma y se está construyendo otro. Estamos en esa arista incómoda en la que no hay certezas.

Nación Vacuna. Fernanda García Lao. Editorial Candaya, 2020. 140 páginas. 15 euros.
Imagen - Nación Vacuna. Fernanda García Lao. Editorial Candaya, 2020. 140 páginas. 15 euros.

Además de una novela profética, ¿qué es 'Nación Vacuna'?

–Es un viaje. Y es el nombre de un barco. Hay un proyecto pergeñado por el trío que gobierna: un ingeniero, un comisario y un ginecólogo. Pretenden seleccionar a un grupo de mujeres para convertirlas en vacunas y salvar a la patria de una epidemia que arrasa una isla donde supuestamente están los héroes de una vieja guerra. La novela está narrada por el funcionario encargado de la selección de esas mujeres, que también es enviado con ellas a ese destino... Y no puedo decir más (ríe).

¿Las personas somos ganado?

–Uno intenta no sentirse ganado o rebaño, pero no hay manera... Pareciera que a partir de la globalización de finales del siglo XX nos hemos convertido en simples consumidores y en objetos de consumo, en las redes sociales. Lo que vende Facebook o Instagram somos nosotros. Hacemos su contenido gratis, contamos nuestra vida a quien quiera escucharla y verla. Este estriptis colectivo genera dinero para otros.

«Lo que vende Facebook somos nosotros. Contamos nuestra vida a quien quiera escucharla»

Estamos rodeados de aparatos que se chivan de nuestra vida, como el 'Gran Hermano'.

–Hay algo que remite también a la Guerra Fría porque, de algún modo, somos espías de los demás. Todos llevamos el micrófono encima. Y sí, decís una palabra y ya tienes ofertas entorno a esa palabra. Las palabras también como objeto de venta. La cuarentena ha revelado que ya vivíamos en una realidad muy loca. No hay una normalidad a la que volver.

Una realidad, como la de la novela, forjada en 'fake news'. ¿Preferimos creer en mentiras?

–Tanto las mentiras como las verdades duran diez minutos. Somos conspiranoicos, vemos conspiraciones en todas partes. Hay detractores antes de que se haga una ley, se discuten cosas que aún no están en agenda... Hay gente a favor, en contra o que sospecha de todo. Creo que yo estoy en la tercera vía.

El papel de la mujer es fundamental en el libro. ¿Qué es el feminismo para ti?

–El feminismo, en este momento, es una necesidad insoslayable. No tenemos más paciencia las mujeres para esperarlo. Acá muere una mujer cada 23 horas por alguien de su entorno... –toma aire, poco a poco– Estos días, un fiscal determinó en Argentina que una violación en grupo a una chica de 16 años fue un desahogo sexual. Me parece una burla. Una ofensa. Algo insostenible. Si las mujeres matáramos cada 23 horas a un hombre, la sociedad habría reaccionado hace tiempo.

«Si las mujeres matáramos cada 23 horas a un hombre, la sociedad habría reaccionado hace tiempo»

Los capítulos del libro están formados por párrafos que son estampas, pequeñas islas que guardaran la distancia de seguridad.

–La lectura activa y poética completa el sentido del libro. Me gusta pensar cada párrafo como una miniatura cargada de tensión en la que haya imagen, sentido y sensaciones. Yo trabajo desde el lenguaje más que desde la trama. Iba atraída por la forma de contar, haciendo uso de la premisa del afilador y del hijo del carnicero, que ve al animal por partes. La novela sería un animal cortado; faenado, como dicen los carniceros.

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Ahora que estamos apartados en islas, ¿volverás a quedar con Érika en Granada?

–Hoy soñé que iba a viajar. Y yo, que tengo dos pasaportes, el español y el argentino, no encontraba ninguno (ríe). Espero viajar pronto. España es mi segunda patria: viví allí y me formé: EGB, BUP y COU y dos años de Periodismo en la Complutense antes de regresar a Argentina. Mi abuela era de Fiñana, de Almería. Tengo predilección por el sur. La última vez que fui a Granada me pareció que estaba más bella todavía. Y Érika es una poeta alucinante y una mujer encantadora... Así que sí, sí que tengo ganas de charlar con ella en

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