Cuando García Márquez desechaba una página, se la daba a sus hijos pequeños, Rodrigo y Gonzalo, para que la destruyeran. Por las manos de aquellos críos no pasó 'En agosto nos vemos', una ficción breve e inacabada que los herederos del Nobel de Literatura han ... autorizado que vea la luz. El sello Literatura Random House publicará la obra la primavera del año que viene, coincidiendo con el décimo aniversario de la muerte del novelista.
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'En agosto nos vemos' permanecía en el archivo Harry Ransom Center de la Universidad de Texas, donde reposa el legado del autor de 'Cien años de soledad'. Allí, aparte de un buen número de sus manuscritos originales, álbumes fotográficos, máquinas de escribir y miles cartas, se encontraba desde hace nueve años el texto que ahora se entregará a la imprenta.
La novela, de apenas 150 páginas, cunsta la historia de Ana Magdalena Bach, esposa de un afamado músico caribeño y director de un conservatorio. Cada 16 de agosto peregrina a la isla donde está enterrada su madre, adonde acude para visitar su tumba. Es en este lugar donde Ana Magdalena Bach celebra encuentros amatorios furtivos que le sirven para descubrir su sexualidad. Entre sus amantes figura un obispo, un criminal buscado por la justicia y un hombre que le deja 20 dólares en un libro para despedirse.
La novela, de la que existen varias versiones, tiene un comienzo deslumbrante: «Volvió a la isla el viernes 16 de agosto en el transbordador de las dos de la tarde. Llevaba una camisa de cuadros escoceses, pantalones de vaquero, zapatos sencillos de tacón bajo y sin medias, una sombrilla de raso y, como único equipaje, un maletín de playa. En la fila de taxis del muelle fue directo a un modelo antiguo carcomido por el salitre. El chófer la recibió con un saludo de antiguo conocido y la llevó dando tumbos a través del pueblo indigente, con casas de bahareque y techos de palma, y calles de arenas blancas frente a un mar ardiente».
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García Márquez vuelve en 'En agosto nos vemos' a algunos de sus temas recurrentes, como son el Caribe, el sexo y la madurez. La novela se publicará en todos los países de habla española, salvo México, en lo que la editorial considera «sin duda alguna el acontecimiento editorial más importante del próximo año».
«'En agosto nos vemos' fue el fruto de un último esfuerzo por seguir creando contra viento y marea. Leyéndolo una vez más a casi 10 años de su muerte descubrimos que el texto tenía muchísimos y muy disfrutables méritos y nada que impida gozar de lo más sobresaliente de la obra de Gabo: su capacidad de invención, la poesía del lenguaje, la narrativa cautivadora, su entendimiento del ser humano y su cariño por sus vivencias y sus desventuras, sobre todo en el amor, posiblemente el tema principal de toda su obra», aseguran los hijos a través de una nota emitida por Penguin Random House.
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El escritor colombiano, que hacía varios borradores de sus novelas antes de darlas por acabadas, no estaba del todo satisfecho con el final. De un primer esbozo de la obra se tuvo conocimiento cuando García Márquez leyó su primer capítulo, entonces estructurado como cuento breve, en 1999 en la Casa de América de Madrid.
Entonces el novelista había superado un cáncer y entregado de lleno a la escritura de sus memorias, 'Vivir para contarlo', que llegó a las librerías en 2002. Dos años más tarde le tocó el turno a 'Historia de mis putas tristes', su último obra de ficción. La 'nouvelle' de marras quedó aparcada, y García Márquez no reanudó su escritura. Por esa época ya su memoria comenzó a ser asediada por las brumas.
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Una de las pocas personas que leyó el texto fue la periodista colombiana Patricia Lara Salive, que tuvo acceso al texto mecanografiado en la Universidad de Texas. Comprobó entonces que un original había sido enviado a la agente literaria Carmen Balcells. El que se publique en forma de novela lo no son sino relatos autoconclusivos quizá tenga que ver con que Gabo se tenía en poca estima como autor de cuentos. A este respecto, tenía a Hemingway por maestro y estimaba que no estaba a su altura.
Los papeles del periodista y Nobel colombiano fueron vendidos a la Universidad de Texas en 2014. Son un festín para los estudiosos de su obra. Cuando llegaron a la institución llenaban unas 40 cajas de cartón donde se guardaban toda una colección personal de documentos y recuerdos personales. A sus custodios les llevó un año ordenarlos y dos exponerlos al público.
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