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José Luis Munuera con los ejemplares de sus últimos cómics, 'Peter Pan de Kensington' y 'El corazón de hojalata 3', en el mirador de San Cristóbal. PEPE MARÍN
Peter Pan en el Albaicín y androides en el Palacio de los Patos
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Peter Pan en el Albaicín y androides en el Palacio de los Patos

José Luis Munuera publica dos novelas gráficas, una basada en los relatos originales de James Barrie, y la tercera entrega de 'El corazón de hojalata'

Miércoles, 11 de diciembre 2024, 00:03

En el mirador de San Cristóbal, en el Albaicín, hay decenas de ojos imaginando que vuelan sobre Granada. Pero el único que tiene algo parecido a unas alas es José Luis Munuera, que pasea con dos tebeos de tapa dura bajo el brazo: 'El corazón de Hojalata 3' y 'Peter Pan de Kensington'. En los último años, ha coincidido que el dibujante granadino ha publicado un par de obras rondando estas fechas: 'Cuento de Navidad' y 'El corazón de hojalata 1', en 2022; y 'La carrera del siglo' y 'El corazón de hojalata 2', en 2023. «No es ningún plan –ríe, mientras pasea por las estrechas y encantadoras callejuelas del barrio, en busca de una cafetería–. Yo produzco dos álbumes al año, es mi ritmo. Y me gusta hacer cosas diferentes, saltar de un universo narrativo a otro completamente diferente».

Portadas de 'El corazón de hojalata' y 'Peter Pan de Kensington'. R. I.

Munuera toma asiento en la terraza del Llévate Café, en la calle Agua. El periodista coloca el móvil para grabar la conversación y el dibujante se muestra curioso: «¿Luego usas alguna tecnología para transcribir la entrevista?». La pregunta abre precisamente uno de los temas que late en lo hondo de 'El corazón de hojalata 3': la inteligencia artificial. Aunque Munuera tan solo ha usado la IA «como juego», es optimista con todo lo que pueda traer. «Supongo que iré cada vez más a buscar mis fallos, mis errores como dibujante. Porque esas imperfecciones que la IA no contempla son lo que realmente me individualizan como autor».

El 'error' en el tercer tomo de 'El corazón de hojalata' (Nuevo Nueve) es el amor. «El amor es el plan», dice una anciana a la pareja protagonista: una chica humana y un chico robot. «Es una distopía. Y la metáfora no es tanto por el hecho de que te puedas enamorar de una máquina, sino de que te puedas enamorar de algo o alguien que es diferente de tu consenso. Y eso me parece una historia bastante universal: ¿puede el amor superar barreras y prejuicios?». Este tomo, al igual que los anteriores, es una historia cerrada, es decir, que no continúa la trama de los anteriores.

¿Reconocen el Palacio de los Patos? R. I.

Y, aunque los hechos sucedan en Estados Unidos, seguro que reconocen la casa. «Sí, es el Palacio de los Patos. Siempre utilizo lo que tengo alrededor y el hotel me encajaba perfecto. Tanto como el Jardín Botánico en Peter Pan». Y así saltamos a otro universo.

La inspiración granadina

En la primera página de 'Peter Pan de Kensington' (Astiberrri), un puñado de globos atraviesan volando la puerta de entrada del parque londinense. Solo que esa puerta está, en realidad, cerca de la Facultad de Derecho. «Y aunque me documenté muy bien en Londres sobre este parque, que es real, hay partes de Kensington que he sacado del Jardín Botánico», confiesa Munuera, divertido. Ese choque entre realidad y fantasía es el motor de esta historia sobre Peter Pan que no es, en absoluto, la que todos tenemos en la cabeza.

Columna inspirada en un edificio ubicado cerca de Derecho, junto al Jardín Botánico. En el cómic, la entrada de Kensington Gardens. R. I.

«James Barrie –explica– escribió una serie de cuentos cortos en los que planteaba a Peter Pan por primera vez, de una forma muy diferente a la que luego llevó al teatro. Esta primera versión era mucho más poética, dirigida a los adultos». El escritor británico se propuso convertir un espacio real, Kensington Gardens, en un espacio de fantasía. «A mí esa idea me gustó mucho, era como si nosotros cogemos el Albaicín y empezamos a contar historias fantásticas que son totalmente ficticias pero geográficamente correctas. A partir de ahí empecé a tirar del hilo».

El resultado es una obra enorme y preciosista que ofrece varias capas de lectura. A través de un estilo soberbio –con ciertos aires a Ghibli: esa familia real diminuta y cabezona; esos espíritus del bosque–, Munuera viaja por un mundo fantástico sin perder la vista de esos globos que salen volando del parque en la primera página... «En el fondo trata la muerte. Barrie tuvo un hermano que murió pronto... ¿Cómo si no podría ser alguien niño para siempre?».

Páginas de 'Peter Pan de Kensington'. R. I.

La crítica tilda al Peter Pan de Munuera como «obra maestra». «La verdad es que la reacción de la gente está siendo muy, muy positiva. Y eso siempre es muy agradable», dice. Lo cierto es que el dibujante realiza un ejercicio plástico deslumbrante, convirtiendo cada página en un cuadro de un museo de papel, y a este Peter Pan en otra pieza imprescindible dentro de sus adaptaciones literarias. «Hice obras de Dickens y Melville, me gusta esa línea británica que va desde el Gulliver de Jonathan Swift o la Alicia de Lewis Carroll hasta el 'Mundodisco' de Terry Pratchett... De hecho, me encantaría adaptar al mago Rincewind, creo que yo tengo mucho de Pratchett en mi forma de contar historias».

Wells y un perro

Con 'El corazón de hojalata' y 'Peter Pan de Kensington' en las librerías, Munuera ya trabaja en sus dos próximas obras, dos adaptaciones. Primero, un relato poco conocido de H. G. Wellls titulado 'El hombre que sabía hacer milagros'. Y, después, la versión en cómic de 'Su olor después de la lluvia', novela de Cédric Sapin-Defour que fue el libro de no ficción más vendido en Francia en 2023. «Como en Hojalata, trata de un amor que va más allá de lo biológico: el amor entre un hombre y su perro».

Munuera, por la calle Agua del Albaicín. PEPE MARÍN

Al terminar el café, Munuera saca sus lápices y comienza a dibujar. A su lado, los paseantes de la calle Agua le miran de reojo, preguntándose cómo puede alguien hacer tan rápido algo tan bonito. De repente, los trazos se desprenden del papel y salen volando por el cielo del barrio hacia un universo inesperado. «Sería genial, ¿verdad? Un Peter Pan por el Albaicín –resopla Munuera–. ¿Y por qué no?».

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