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Antonio Marín muestra su libro. A. ARENAS
«He querido hacer una trama que conecte el mundo carcelario y las sectas religiosas»

«He querido hacer una trama que conecte el mundo carcelario y las sectas religiosas»

El funcionario de prisiones Antonio Marín publica con Editorial Nazarí su primera novela, 'El Círculo de Atón'

Antonio Arenas

Granada

Lunes, 31 de agosto 2020, 00:17

No solo el desierto de Tabernas, en Almería, ha servido de escenario para el mundo del cine. El granadino Antonio Marín Sánchez (1961) ha elegido el Centro Penitenciario de Almería 'El Acebuche', donde ha desarrollado parte de sus 33 años como funcionario de prisiones y los parajes del Cabo de Gata como escenario de su novela, 'El Círculo de Atón' (Editorial Nazarí). Así lo ratifica, el escritor Juan Chirveches al precisar su localización en el espacio y el tiempo: «Antonio Marín materializa su ilusión por escribir esta primera novela donde imbrica experiencia profesional y sectas en la Almería de finales del siglo XX».

En este sentido, el autor reconoce que tanto la prisión de Almería como los entornos del Cabo de Gata y las descripciones del mar forman parte del universo de sus vivencias, «si bien es cierto que fabulo muchas cosas, los pasajes de la prisión son parecidos a la realidad que yo respiré y donde conocí personas que habían estado inmersas en sectas. En cierta manera, he querido hacer una trama que conectara esos dos mundos». Desde muy pequeño, Antonio ya tenía una gran afición por la literatura, quizás influido por don Antonio Molina, su «maestro entrañable» que sembró en él su pasión por la lectura y por don Manuel, el profesor de Filosofía que le inculcó el amor por aprender y que hace que en estos momentos su mayor ilusión sea la de jubilarse para poder dedicarse de lleno a escribir. La temática de esta obra le viene desde que, a principios de 1988, tuviera conocimiento de que la entonces diputada de la Democracia Cristina, Pilar Salarrullana, encabezara una comisión de estudio sobre más de 500 sectas religiosas en España que estaban produciendo «la ruina moral y económica de muchas familias. «En el prólogo también hablo del mundo tan difícil que tuvieron que soportar los funcionarios a finales de los 80, al no estar suficientemente dotados y a los que se les encomendó 'cabalgar' de un sistema antiguo y precario para adecuarlo al modelo moderno, obligados por la Ley Orgánica General Penitenciaria con el deseo de convertir los centros penitenciarios en centros de reeducación de los internos más que en centros de castigo y de reclusión».

Novela de 'cicatrices'

Ambos temas están muy presentes en esta obra de 140 páginas que comienza en el verano de 1987, protagonizada por el funcionario de prisiones Patricio Neri y su compañera Isabel, que será quien le introduzca en el grupo de seguidores del hermético Círculo de Atón. Poco a poco nos irá presentando al resto de personajes como Carlos, con el que además de compartir alojamiento también comparte funciones y que intentará en vano alejarle de la secta. Además aparece la enfermera Rosa, 'de ojos verdes y bellos como el sol almeriense en los días de invierno', y los presos Alberto Albarracín, que había ejercido como catedrático de Humanidades en la UGR, o el 'instructor espiritual' Gonzalo Silva.

El autor narrará el bautizo esotérico del protagonista y las pruebas que tendrá que superar hasta recibir «el disco solar de doce rayos de oro, la medalla de Atón».

Pese a todo, para Celia Correa, presidenta del Centro Artístico, donde estaba prevista la presentación antes de la pandemia, esta obra no es una novela policíaca, ni de aventuras, «yo diría mejor que es una novela de amor y desamor, de desatinos, de suturas, de cicatrices… pero sobretodo de fronteras interiores, narrada con un estilo ágil, ameno e introspectivo». Por su parte, el escritor Francisco Gil Craviotto, además de considerar que la novela podría haber sido algo más larga, destaca que su moraleja podría ser «si quieres sufrir todas las desdichas del protagonista de esta novela no tienes más que entrar en una secta, pero si prefieres vivir en paz, no pases ni siquiera por la puerta».

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