Esther Nievas, Rosa Martínez, Bárbara Lázaro, Paola Rueda y Juan Vellido, de pie. Lourdes Villegas y José María Medina, sentados, todos ellos autores del libro. Ramón L. Pérez

La literatura como bálsamo para el dolor

Superación ·

Un grupo de siete usuarios del Grupo de Duelo del Teléfono de la Esperanza publica 'Luna de abril', un libro de homenaje a sus seres queridos que han fallecido en fecha reciente. «Escribir nos ha dado una razón para vivir», comentan

Domingo, 14 de julio 2024, 00:00

Es la hora de comer de un sábado de junio. En una urbanización de Alfacar se han reunido siete personas que hace unos meses nada sabían las unas de las otras. Pero que ahora han creado una familia, no de sangre, sino de afecto, fraguada ... en el dolor y las letras a partes iguales. En el dolor como causa, y en la literatura como tratamiento, como bálsamo. Son siete personas a las que reunió el Grupo de Duelo del Teléfono de la Esperanza, siete seres humanos golpeados por la pérdida de seres queridos. Pero que han logrado levantar cabeza gracias a la literatura. El resultado del esfuerzo común de contar sus historias es 'Luna de abril', un volumen editado por Tleo en formato no venal. Ellos se llaman Bárbara Lázaro, Esther Nievas, José María Medina, Juan Vellido, Lourdes Villegas, Paola Rueda y Rosa María Martínez. Y les faltan Antonio Pineda, David Medina, Esther Huertas, Jerónimo Rodríguez, María Jesús de Sande, María del Carmen Rodríguez y Pepi Esparcia. Les faltan, pero ahora ellos, y todas las personas que lean su historia, tendrán su recuerdo entre las manos, encarnado en papel y tinta. Indeleble.

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«Lo más que habíamos llegado a escribir antes de esto la mayoría de nosotros han sido cartas», comenta José María Medina. Solo Juan Vellido, veterano periodista y escritor, había tomado pluma y papel de manera profesional, y ya había rendido su propio homenaje a su mujer, María Jesús de Sande, fallecida el pasado año, en su libro 'Nana, la flor del madroño'. Medina ha hecho muchos libros, pero para otros, en su faceta de diseñador gráfico. «Cristina, la psicóloga responsable del Grupo de Duelo, a quien nosotros cariñosamente llamamos 'nuestra hada madrina', nos obligó, muy sutilmente, a que pusiéramos por escrito lo que sentíamos», recuerda Vellido. Suya fue, según comenta Esther Nievas, la idea de volcar en un libro todas las experiencias descritas en esos relatos personales, como homenaje a sus seres queridos. «Estoy muy contenta porque quedará para siempre, incluso el día que yo no esté, lo que he vivido». Es una forma de preservar la memoria, porque «los libros son imperecederos, siempre quedan», afirma Esther, quien perdió a su hija Esther el pasado año.

En el dolor no hay gradaciones, ni duele más la pérdida de un marido o un hermano que la de una hija. «El dolor es universal, y cada pérdida se asume de una forma distinta. Perdí a mis padres y lo asumí como algo doloroso, pero asumible. Sin embargo, la pérdida de mi hermano quedó como un desgarro», asegura José María Medina. Había que hilar muy fino, sin embargo, para que 'Luna de abril' fuera mucho más que un catálogo de pesares, y se convirtiera en una plasmación de sentires. Lourdes Villegas perdió a su marido, Antonio, hace tres años, y antes de unirse a sus compañeros barajó la idea de confiarse a psicólogos porque su pena no remitía. «Cuando llegué al grupo, me sentí comprendida, algo que no había percibido en el resto de la gente. He tenido buenas amigas con quienes a estas alturas no hablo, porque te aconsejan con buena voluntad, pero desde el desconocimiento». Lourdes agradece el hecho de haber encontrado en sus compañeros de grupo y páginas «buena gente», y considera a 'Luna de abril' como «una oportunidad de expresar lo que sentimos. En muchas ocasiones, la sociedad no quiere mirar al sufrimiento y la muerte. Las huye, Pero casos como los nuestros sirven para recordar que existe, y que con fuerza y cariño se puede superar».

Selénico

El libro tiene mucho de selénico, pues está plagado de lunas pintadas y de citas relativas al vecino satélite, no escogidas al azar, sino muy trabajadas. «Más allá del homenaje a los nuestros, en 'Luna de abril' hay mucho de redención, de renacer. En cierto modo, el carácter curativo que debe tener el libro aparece desde el título», comenta Vellido. Paola Rueda, quien perdió a su madre, Carmen, el pasado año, asegura que lo más difícil no fue escribir la primera palabra, sino la segunda. «La primera es dolor. Pero la segunda debe ir más allá, y acercar a la persona homenajeada a quien quiera conocerla y descubrir lo que significó para nosotros, aunque no todo sea bueno. Es difícil mantener el equilibrio entre lo real y lo percibido».

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Todos llegaron bien a la fecha de entrega de sus escritos. Bárbara Lázaro, quien perdió a su madre, Pepi, en 2023, detalla que el haber sido un ejercicio progresivo le animó a completarlo. «Nos costó remover los sentimientos, elaborar el duelo, pero me gusta mucho el resultado final». Rosa Martínez, quien perdió a su marido, Jerónimo, el pasado octubre, afirma que el libro ha sido, además de una salida al exterior para lo que tenía dentro, un cambio interior. «Compartir lo vivido y lo sentido ha sido muy curativo. Cuando se habla no con tu voz, sino con el alma, y se habla desde la empatía y la conexión, el resultado es tan bueno como este». Para todos ellos, 'Luna de abril' no es el final de un día, sino el principio de muchos más. Porque, de una forma u otra, siempre amanece.

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