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José Antonio Muñoz
Granada
Lunes, 6 de abril 2020, 01:52
La OCG está más viva que nunca. En un momento de cierta tranquilidad institucional tras haber superado sus problemas económicos, son conscientes de que una melodía alegra cualquier encierro, por duro que pueda este ser. Por ello, han ofrecido casi una veintena de conciertos en los últimos días, a los que los aficionados pueden acceder a través de Instagram, YouTube y Vimeo. La Junta ha destacado la actividad como entre las más interesantes de entre la oferta cultural del confinamiento, y escritores como Elvira Lindo han calificado la iniciativa como de «maravillosa».
Casi 50.000 personas han visto hasta ahora unos recitales en los que los músicos ponen lo mejor de sí. Cada uno ha escogido la pieza por una motivación distinta. Unos por el mensaje que lanza: 'Marine snow' de Masao Endo «transmite tranquilidad», dice Noelia Arco, percusionista, mientras que Marc Paquin, violin, eligió un 'Capricho' de Paganini «porque hacía 20 años que no tocaba ninguno, y me apetecía el reto. Su compañero de instrumento Berdj Papazian eligió el 'Presto' de Bach por «su carácter agitado, turbulento, lleno de fuerza pero a la vez de tristeza, pena, ternura y rayos de luz». Su hijo, Edmon Levon, también violinista de la OCG, eligió 'A flamenco fantasy', porque las partituras le llegaron el mismo día de la declaración del estado de alarma. El flauta Juan Carlos Chornet apeló a la esperanza con su pieza, mientras el oboe Eduardo Martínez escogió un fragmento de las 'Seis metamorfosis de Ovidio', de Britten porque «me pareció apropiado en estos momentos que transformarán nuestro modo de vivir».
El contrabajo Frano Kakarigi quiso hacer un doble tributo tocando 'Hommage a Bach' del suizo J. F. Zbinden, tanto al genio alemán como al autor, aún vivo con casi 103 años. El oboe José Antonio Masmano quiso tocar el 'Concierto de Aranjuez' porque «tiene una de las melodías que probablemente llegue más al corazón sobre todo en estos tiempos donde los sentimientos están a flor de piel». El fagot Ximo Osca y la chelista Ruth Engelbrecht eligieron la 'Sonata en la menor, op. 66' de Boismortier porque buscaban «algo ligero, que distrajera de los problemas de esta pandemia», mientras que el trompa Óscar Sala escogió 'Evocación granadina' de Alburquerque porque «es una obra que habla de Granada, y fue escrita para mí».
Todos los músicos agradecen a la Orquesta la iniciativa, que les acerca al público, a quien echan mucho de menos. Luego, cada uno trata de conservar sus rutinas. Óscar Sala se levanta a las 6.45 porque le gusta madrugar, mientras que Masmano afirma estar un poco cansado de noticias sobre la crisis y prefiere ver vídeos de humor. Kakarigi vive la situación «con paciencia y disciplina», mientras que Eduardo Martínez dice que «el tiempo que le dedico al oboe me hace llevar mejor el encierro». Edmon Levon está especialmente triste ya que ha perdido a su abuela en estos días: «Estoy viviendo esta crisis con tristeza y vacío, pero también con esperanza y positividad gracias a mi familia». Su padre, Papazian, agradece a los sanitarios de Neurotraumatología y de San Cecilio su trabajo y su profesionalidad, mientras que Marc Paquin está dividiendo su tiempo entre el violín y su condición de luthier.
Todos echan de menos a su familia. Osca tiene hijos y un nieto con cinco años en Reino Unido, y Chornet echa de menos a sus hijos. Son historias de vida y amor a la música, elementos indispensables que se preparan para cuando el Falla reabra y la música vuelva a sonar. Mientras, suenan en la red.
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