Llenazo en el cine Madrigal para ver el documental de Ian Gibson

«Me gustaría vivir en Granada, pero bien. En un carmen bonito», dijo el irlandés, provocando la sonrisa del respetable. «Tuve la suerte de descubrir a Lorca muy joven, y eso me cambió la vida. Dicen que soy el biógrafo oficial de Lorca. Pero pienso que Lorca debiera tener muchos biógrafos, que cada año saliera una biografía nueva suya, con nuevos detalles, porque su vida y su obra son inabarcables».

La 'ópera prima' en formato largometraje de Romero-Fresco tiene muchos puntos destacables, pero el propio Gibson pone el acento en la conversación que mantienen Román Gubern y Mike Dibb, «que algún medio debería reproducir en su totalidad», y la aparición de Carlos Saura, Goya de Honor de este año. Todos ellos son protagonistas de una cinta cuyo sujeto principal es Gibson, pero en el que los paisajes de Las Hurdes, aquella tierra sin pan retratada por Buñuel; los jardines y estancias de la Residencia de Estudiantes, punto de encuentro entre Buñuel, Dalí y Lorca, sus personajes fetiche, y la propia Granada, que pone la guinda al retrato de un investigador feliz.