Cuando el pasado 18 de julio, aniversario del golpe de estado que desembocó en la Guerra Civil, Rafael Navarrete publicó en su cuenta de Facebook el último de los retratos coloreados de Federico García Lorca, no esperaba que miles de personas de todo el país ... apoyaran y compartieran su trabajo. «Me quedé asombrado», reconoce. «Al principio lo veían tres o cuatro personas y lo de la última de Lorca ha sido increíble».
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Nacido en Ciudad Real hace 56 años, Navarrete es un andaluz adoptivo que vive en Sevilla y trabaja como funcionario en la consejería de Igualdad. Hace cuatro años se interesó por la coloración de fotografías antiguas tras conocer que Adobe Photoshop, una de las herramientas de tratamiento gráfico más populares, permitía 'devolver' a la vida las imágenes en blanco y negro. Hoy domina un método con tantas variables que un retoque puede, incluso, extenderse durante semanas.
La serie de fotografías de Federico García Lorca no le llevaron tanto. La primera de ellas, un maravilloso retrato del poeta en su juventud, la terminó de colorear hace dos años. «Entonces tenía mucha menos repercusión», reconoce entre risas. Aquel primer intento derivó en otros seis o siete hasta que hace unas semanas logró conquistar Twitter y Facebook a la vez. «Fue una cosa insólita».
El método que sigue en su trabajo es muy exigente. «Es un proceso lento, pesado», confiesa. «No hay una cantidad fija de horas, pero una fotografía puedo resolverla en tres horas o en meses, especialmente si es una escena urbana». En el caso de los retratos, la edición es más fácil siempre y cuando no se trate de un conjunto. «Los grupos te obligan a dar a todos el mismo tono de luz y eso algo más complejo», reconoce.
Así, sentado frente a su ordenador, manipula una herramienta que le permite jugar con los pinceles, controlar la opacidad, el porcentaje de transparencia o la manera en que se aplica el color. El resultado, eso sí, asombra por la capacidad por devolver la vida a personajes y paisajes que la habían perdido en su paso por el blanco y negro. «Cuando ves el resultado y percibes que puedes resucitar una fotografía de más de 100 años es adictivo; ya nada te detiene, encadenas una imagen con otra y con otra y con otra...», asegura.
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Es lo que pasó con Lorca. De Federico saltó a Rafael Alberti, a Luis Rosales, a Vicente Aleixandre, a Antonio Machado, a Ramón Gómez de la Serna, a Zenobia Camprubí, a Margarita Gil Roësset, a Miguel Hernández, a Juan Ramón Jiménez, a Benito Pérez Galdós... No hay prácticamente figura del parnaso literario español que no haya pasado por sus manos. Y no se detiene en ellos. Su pasíón en los últimos días lo ha llevado a colorear a figuras como María Luisa Natera, una de las primeras fuentes de inspiración de los poemas del autor de 'La casa de Bernarda Alba'.
La coloración de fotografías es una práctica que en los últimos años ha cobrado fuerza gracias al desarrollo de herramientas que han democratizado el proceso y a la apertura digital de grandes archivos de fotografía antigua. En España se cuentan por centenares las personas que se dedican a esta disciplina. La mayor parte de ellos trabajan un único motivo. «Son muchos los que tratan una temática norteamericana, con imágenes de la Guerra de Secesión, la Primera Guerra Mundial o la edad de oro de Hollywood, porque el acceso a los bancos de fotografías históricas de los Estados Unidos es mucho más sencillo», dice Navarrete. Él, sin embargo, prefiere las temáticas hispánicas por su cercanía y por buscar la diferencia. «Prefiero resucitar el patrimonio fotográfico de aquí, que es una idea que me resulta mucho más atractiva», asegura.
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Las fuentes habituales de imágenes son archivos y bibliotecas gestionadas por las administraciones, fondos que cuentan con infinitud de imágenes históricas de dominio público y buena resolución. «La de la Biblioteca Nacional, por su extensión y calidad, es un baúl impresionante; hasta hace poco no se podía acceder a los fondos de la Guerra Civil y ahora se ha abierto y es una maravilla», señala Navarrete. En los últimos tiempos, no obstante, el manchego está descubriendo colecciones digitales de centro privados que guardan auténticas joyas.
Es así como llegan a sus manos retratos y paisajes urbanos de otra España, pedazos de un pasado que, después de su labor, vuelven a la vida como por arte de magia. «Es una práctica que me permite profundizar en nuestra propia historia y que no se detiene nunca», asegura.
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Ahora Navarrete está trabajando en una nueva serie de imágenes histórica. Se trata de un conjunto de fotografías realizadas por Aspiazu, un famoso fotógrafo vasco de principios del siglo XX, durante un viaje por Sevilla entre 1901 y 1902. «Son imágenes muy detalladas de la ciudad, muy bellas y, como el autor falleció poco después de realizarlas, están libre de derechos, lo que permite trabajar con ellas sin problemas».
En el foco tiene también otra serie de retratos de Vicente Aleixandre. Se trata de un encargo que le ha realizado una asociación de amigos del poeta que se puso en contacto con él tras conocer su labor con las fotografías de Lorca. «Es algo que me han pedido y conforme voy conociendo, si creo que puedo resucitarlas, lo hago».
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Mientras, no descarta que las fotografías den el salto de la red a una sala de muestra. «Me gustaría exponer las fotografías algún día, claro, aunque debe ser un trabajazo», admite. Sería otro hito en la trayectoria de Navarrete, el hombre que resucita el color de la historia desde su ordenador.
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