Lori Meyers besan el escudo en la Plaza de Toros

Como grupo invitado actuaron antes Las Dianas, estupendo aporte granadino a la refrescante oleada de formaciones femeninas que sacude la escena nacional. Como Shego, Melenas o Lisasinson. El trío (elevado a cuarteto en escena) tuvo la responsabilidad de tocar para un ruedo entonces casi repleto. Un ecosistema muy diferente a su hábitat natural, más de andar por casa. Y aun así brillaron sus composiciones. Enérgicas, certeras, dotadas de un encanto espontáneo. Laura, María y Ana se vinieron arriba, con un sonido potente y su arrojo deslenguado. Y arrollaron.

Las Dianas publicarán su segundo álbum, 'Ya decidiré mañana', en menos de veinte días. Y si hace un lustro ya asombraban con su cuadernillo de referencias (aquella inopinada relectura de Alex Chilton), títulos como 'Perdiendo el tiempo', 'Me jode' o 'Putivuelta' reafirman su actitud. Ya ni siquiera hace falta hablar aquel fenómeno de las 'riot grrrls', que en España secundaron versos sueltos como Hello Cuca o Sibyl Vane un par de décadas atrás. Las Dianas demostraron ayer que reinan desde Granada haciendo lo que les pide el cuerpo. «Odiamos a todos los grupos de tíos, menos a los Lori Meyers», espetaron antes de despedirse con el 'Me voy' de Julieta Venegas.

Al margen de festivales como el Granada Sound, Lori Meyers siempre fueron de salas en su tierra. Desde que se incubaron al calor del Ruido Rosa y el Planta Baja. En 2005 ejercieron de teloneros de última hora de Los Planetas en la Industrial Copera. Y ahí se vio el despegue del proyecto de Noni, Alejandro y Alfredo en los años sucesivos. Precisamente en la casa y estudio de Jota, El Refugio Antiaéreo, se grabó hace veinte años el primer disco de los lojeños. Primera sorpresa: una serie de versiones inéditas de artistas actualizando el viejo cancionero de 'Viaje de estudios' sonaron mientras el público aguardaba hasta el comienzo.

Lori Meyers pueden presumir de un catálogo de canciones sin parangón en esta generación 'neoindie' festivalera. Cuesta encontrar repertorios tan descollantes en el pop español de este siglo. Algo tendrá que ver su tradición genética, portadora de toda la raigambre de la música popular granadina, desde Los Ángeles hasta Lagartija Nick y Planetas. Además, su cuidada cobertura visual garantiza la experiencia inmersiva en su mundo.

La banda salió por la vía más etérea con 'Seres de luz', para poner a más de medio graderío en pie con la segunda, 'Luces de neón'. Guiño en los compases a la herencia de los de Antonio Arias en 'Planilandia'. Y una breve pero intensa parada en aquel 'Viaje de estudios' con el que debutaron. 'Tokio ya no nos quiere' y 'Ham'a'cuckoo' devolvieron esa mezcla de ingenuidad y maestría, pero corrigiendo el sonido destartalado de la producción de Mac McCaughan, fundador de Superchunk y del sello independiente estadounidense Merge Records.

El coro colectivo se afinó en 'Punk'. Brindaron 'Primaveras' en una maravillosa interpretación con Anni B Sweet en el escenario. Luego, 'Océanos', la joya que cantó el guitarrista, Ale Méndez. Espectáculo lumínico de móviles en 'Luciérnagas y mariposas'. Y más duetos: 'Tú ya no dices nada' (con Manola) y 'No me merecía la pena' (con Kora). Tras los himnos 'Siempre brilla el sol' y 'Emborracharme' encaraban una fase final 'Rumba en atmósfera cero'. «En todas las casas de Loja hay una guitarra española desafinada», bromeaba Noni. Es que hay que quererlos.