Lydia Cacho, la libertad de información tras atentados y torturas

La historia de esta periodista es dramática. Ha sufrido seis atentados, y fue víctima de torturas en la prisión. De entrar en una redacción de provincias en la que la única mujer era ella hasta crear un refugio para mujeres maltratadas con capacidad para un centenar de estas, su periplo vital es tan rico como complejo. La facilidad para «meterse en líos» la heredó de su madre, psicóloga y activista. «Siempre he creído en la idea de comunidad, entendida como barrio, ciudad e incluso como nación», afirmó.

Movida por ese afán de destapar el mal ocurriera donde ocurriera, asumió una investigación por pederastia –estudió Criminología y Psicopedagogía, además– en la que estaban implicados políticos del más alto nivel en su país y empresarios relacionados con el gobierno. «Se abusaba de niñas de edades comprendidas entre los cuatro y los trece años con total impunidad», contó. Los detalles de algunas de las operaciones sonaron a película, ciertamente. Pero una película de terror, con miles de víctimas inocentes, niñas que se compraban y vendían como ganado. Denunciarlos se convirtió en una cruzada que casi le cuesta la vida.