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josé antonio muñoz
Granada
Sábado, 17 de septiembre 2022, 00:24
Anoche tuvo lugar, en el Centro Federico García Lorca, uno de los grandes acontecimientos del Año Fortuny, prolongado a este 2022 por mor de la ... pandemia, que ha devuelto a su ciudad natal a a uno de sus hijos más preclaros, Mariano Fortuny y Madrazo (Granada, 11 de mayo de 1871–Venecia, 3 de mayo de 1949). Hay quien le ha comparado con Leonardo da Vinci por la riqueza de disciplinas, visión de futuro y calidad de su obra. Hay quien ha visto en él al precursor del arte total, con un fuerte componente comercial que hoy es la norma. El realizador granadino José Sánchez-Montes, su guionista Lucía Laín y Nerea Barros, como protagonista, han querido ver al artista sin separarlo de la figura de su mujer y musa, Henriette Nigrin, quien llegó a la vida de este contra el criterio de Cecilia Madrazo, su madre, y que se convirtió prácticamente en un 'alter ego' del creador granadino.
Barros encarna en la cinta no a Henriette, sino a una suerte de voz especular que es testigo de la fecundidad creativa de la pareja y la narra desde dentro. Reconoce que, antes de recibir la llamada del realizador para participar en la película de Siesta Producciones, conocía muy poco de la figura de Fortuny. «Solo sabía que había diseñado vestidos, imagínese el nivel de mi ignorancia y todo lo que he descubierto después», comenta la actriz. «Más allá de su revelación como artista completísimo, he encontrado a Henriette Nigrin, una grandísima artista en la sombra, como tantas veces ocurrió con las mujeres, opacadas tras la figura de sus parejas».
En este sentido, José Sánchez-Montes afirma que, a pesar de desconocer la dimensión profunda de la relación entre Fortuny y Nigrin, es evidente que estaban muy compenetrados, y que el primero escuchaba la voz de la segunda. «La labor de ambos era una sumatoria, algo que no era común en aquella época», tercia Nerea Barros. «A pesar de que la madre de Fortuny estaba en contra de la relación de ambos, supieron trascender las dificultades». Algunas de ellas, por cierto, graves. «El día que Nigrin llegó a Venecia se vino abajo el 'Campanile' de la plaza de San Marcos, lo que fue interpretado como un mal augurio por parte de Cecilia Madrazo, una mujer de costumbres tradicionales», recuerda José Sánchez-Montes.
Fue el momento, que también retrata la película, en que ambos se mudaron al Palazzo Pésaro delli Orfei, donde comenzaron una aventura creativa viva más allá de la muerte de ambos. Mostrar esta complejidad vital y hacerla atractiva para el público fue uno de los grandes objetivos de la película. «Escogí a Nerea para el papel porque quería una voz bonita, que transmitiera sensaciones, y ella la tiene. Además de la gran actriz que es», comenta el realizador granadino. Tras su experiencia en común en 'La isla mínima', ambos sufrieron un flechazo artístico que continúa en esta cinta.
Ha sido el de 'El universo en una caja' un rodaje complicado, con imponderables como el hecho de que el conocido artista –fallecido en 2020– Christo Javacheff hiciera su penúltimo acto envolviendo el 'Arco del Triunfo' de París cuando iban a rodar, o que el propio Palacio Fortuny de Venecia estuviera en obras durante seis meses alterando el plan de filmaciones. Todo ello, sin embargo, como recuerdan director y actriz, queda hoy en anécdota cuando se tiene el placer de ver la obra acabada.
La de 'El universo en una caja' es también, pues, la historia de las creaciones de la pareja, como el conocido vestido Delphos –dos piezas originales viste Nerea Barros durante el metraje– o las innovaciones que introdujeron en el orden escénico y artístico. «Mariano y Henriette podrían haber nacido hoy en lugar de a finales del XIX, y serían igualmente modernos», comenta Sánchez-Montes. «Desde un profundo conocimiento de la tradición, fueron capaces de dar un salto en el tiempo y crear para el futuro. Esa era la historia que había que contar».
Nerea Barros inscribe a la pareja en la nómina de creadores que cambiaron el mundo, «a la misma altura de Cocó Chanel, capaz de transformar el teatro, la moda, y crear unas lámparas que hoy siguen siendo un lujo, con un diseño rabiosamente moderno. Es fácil enamorarse de ellos y de su trabajo. Mucho más cuando se profundiza en su dimensión humana, en sus luchas interiores». Y añade: «Esta era una película necesaria, y me gusta mucho cómo la ha afrontado José, desde una libertad creativa que me ha hecho sentirme mucho más que una actriz, con un equipo fantástico en el que he podido trabajar con artistas de la talla de Eva Yerbabuena, entre otros muchos».
Ambos concluyen que 'El universo en una caja' es un film creado para tocar el alma. Ese objetivo se apoya en el diseño de vestuario de Pilar Dalbat, en el sonido creado magistralmente por Cheluis Salmerón y en tantos pequeños detalles que harán de ella una película imprescindible para entender a esta, para muchos, desconocida pareja de genios.
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