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José Antonio Muñoz
GRANADA
Jueves, 1 de agosto 2019, 00:38
Marina Heredia nació en Granada en una primavera de aquel 1980 en que todo estaba empezando a cambiar. Hija del cantaor Jaime Heredia 'El Parrón', lleva el arte en la garganta y el fuego en los ojos. Niña prodigio primero y mujer prodigio después, es ... una mente inquieta y cala muy bien a las personas. Sabe dar muy buenos pases al natural y borda la larga cambiada cuando es preciso. Acompañada por su gente, ha cogido el toro por los cuernos para poner en pie el espectáculo que este verano llena el patio de butacas y el escenario en las noches del Generalife.
–¿Cómo surgió la idea de 'Lorca y la pasión'?
–Yo tenía una idea primitiva, que no era la que hemos llevado finalmente a término, pero sí coincidía con 'Lorca y la pasión' en el concepto de agrupar varias obras de Federico en el mismo espectáculo. Cuando se abrió el plazo para presentar los proyectos y vimos los requerimientos de las bases, comprendimos que había obras que no estaban en esa idea primigenia y que me interesaban más para este concepto que las que había imaginado previamente, tales como 'Mariana Pineda' o 'El público'. Entonces, me puse al habla con Rosario (Pardo) y Eva (La Yerbabuena), y a bajar mis ideas del cielo a la tierra.
–¿Cuáles fueron las premisas de ese guion creado por Rosario Pardo?
–Primero, era necesario un hilo conductor, y Rosario lo buscó dentro de mí, de mis motivaciones para poner en pie un espectáculo como este. Encontré ese nexo de unión en el amor, un tema que siempre ha sido central en la obra de Lorca, y paralelamente, el amor a la mujer que tenía el poeta. Por eso escogimos estas cuatro obras, protagonizadas por cuatro mujeres muy distintas.
–¿Era la primera vez que intentaba hacerse con el concurso para hacer el espectáculo de Lorca en el Generalife?
–No, ya lo intenté hace unos años, no recuerdo cuántos. En aquella ocasión presenté una versión de 'Yerma', con una puesta en escena de La Fura dels Baus. Algo muy moderno, que me gustaba mucho, aunque no fue el proyecto escogido entonces.
–La elección de sus colaboradores más directos estaba cantada, ¿no es así?
–Desde luego. Rosario es amiga de mi familia de toda la vida, me conoce desde que era chica, y la he tenido siempre muy cerca. Por eso eché mano de ella cuando hice 'El amor brujo' con La Fura, para que me ayudara a crecer como actriz. Siempre me ha interesado mucho el teatro, pero nunca me he atrevido a dar el paso. Quería que este espectáculo fuera cosa de mujeres, por eso escogí a Rosario, y también a Eva, que es como mi hermana, además de que es la mejor bailaora y coreógrafa que existe en España.
–¿Por qué ese 'miedo' al teatro?
–Porque actuar me saca de mi zona de confort, que es cantar por soleares, o por seguidillas (risas). De todas formas, esta es una muy buena oportunidad, bien rodeada, para afrontar el reto de permanecer en escena interpretando en un espectáculo de casi dos horas.
–¿Qué elementos debía contener este montaje para que fuera de su gusto?
–Tenía claro que debía girar en torno al cante. El cante es el narrador de la historia, porque yo soy cantaora. Y además, ha sido una meta cumplida que este espectáculo, por primera vez, se haya puesto en manos de una cantaora. También tenía claro que todos los textos debían ser de Lorca, aunque al final hay algún pequeño apunte externo, más que justificado. Y en todo momento, debía ser fiel a su espíritu y a su cariño por lo popular.
–¿Quiénes son los destinatarios de 'Lorca y la pasión'?
–Quiero pensar que cualquier tipo de público va a disfrutar con él. A quien le guste el baile, a quien le guste el cante… Hemos conseguido no repetirnos en los estilos, ni en los modelos. También hay buenas interpretaciones; contamos con dos actores estupendos, y el lenguaje con el que se narra el montaje es eminentemente teatral. Y a quien le guste la música, va a disfrutar mucho porque se ha hecho un trabajo fantástico para poner una banda sonora digna de Óscar a todo el conjunto.
–Detengámonos en la música. ¿Qué particularidades tiene?
–Cuenta con el sello personal de mi amigo José Quevedo 'El Bola', con quien llevo trabajando desde hace ya 20 años. Él es quien más me conoce artísticamente. No solo es mi guitarrista, es mi productor, el que me pone en el camino, el que me zarandea a veces… Es una música arriesgada, pero siempre con un nivel de calidad altísimo, coherente y que explica muy bien lo que ocurre encima del escenario. No es solo escoger un palo para cada texto, es buscar el espíritu, recrear ambientes, administrar los silencios.
–¿Qué riesgos estaba dispuesta a asumir con este espectáculo?
–Todos. Como siempre. No entiendo esta profesión sin riesgo, y ahora es cuando puedo asumirlos, probarme a mí misma. Cuando tenga 80 años y la carrera hecha, será más difícil.
–¿Qué tenía claro que no iba a incluir en su propuesta, vista la experiencia de años anteriores?
–Aunque la calidad general de los espectáculos de la propuesta de 'Lorca y Granada en los jardines del Generalife' ha sido muy alta, siempre he pensado si determinadas cuestiones las habría resuelto de forma muy distinta a lo que vi. También en este mío habrá quien piense alternativas. De los espectáculos anteriores he aprendido mucho, sobre todo lo que no iba a hacer. Por ejemplo, la música enlatada no la entiendo, a no ser que sea algo muy técnico, por razones de fuerza mayor. Basar un espectáculo como este en música enlatada no me parece correcto.
–¿Le ha dado muchos quebraderos de cabeza la acústica del Generalife?
–Todos los problemas de índole técnica se solventan con buenos equipos y buenos profesionales. Obviamente, hay que pagarlos. Y siempre es necesario apostar por los mejores.
–¿Merece la pena económicamente ganar este concurso del 'Lorca y Granada'?
–No mucho. Pero artísticamente es un escaparate muy bueno para tu trabajo, aparte de que para mí ha sido un orgullo y una meta cumplida.
–¿Ha escuchado muchas opiniones ajenas antes de dar forma definitiva al proyecto?
–Siempre escuchas, pero teniendo muy claro lo que quieres, al menos en mi caso, y siempre hay opiniones que pesan más que otras.
–¿Envidia o solidaridad entre sus compañeros ante el reto?
–No he percibido envidia, ni de dentro ni de fuera. Nadie ha venido todavía con el 'retintín' de Graná… (risas). Solidaridad y cariño sí, mucho. Me siento muy querida en mi tierra, y creo que no me iré nunca de aquí, ni a Cancún ni a Nueva York, ni a ningún sitio.
–¿Entiende, entonces, esa mezcla de fascinación y agobio que sintió Lorca en la ciudad de los rascacielos?
–Completamente. Con ocasión de este proyecto he leído algunas cosas que no conocía. Lorca era hombre de mundo, pero también era muy de Granada. Le gustaba investigar y aprender, pero desde un profundo amor por su tierra.
–¿Es usted tan crítica con Granada como lo fue él?
–Granada ha experimentado un cambio muy importante en las últimas décadas. Y ha cambiado para mejor. No tanto como debiera, quizá.
–¿Qué Lorca ha descubierto a través de esas lecturas que comenta?
–Una persona muy 'de verdad'. Con mucho amor dentro y muy receptivo a diversas formas de amor: de la amistad al deseo más profundo. Tuvo que ser muy buen hijo, también.
–De las cuatro mujeres que representa en el espectáculo, ¿cuál es más 'usted'?
–Mariana, quizá. Lo que ocurre es que ella sacrificó a sus hijos por un ideal, y eso no lo haría yo en la vida, ni por nada ni por nadie.
–¿Alguna vez se ha sentido como el maniquí de plástico de 'Así que pasen cinco años'?
–Alguna vez me he sentido tratada como tal. Pero no nací para maniquí. Me salgo rápido del tiesto…
–¿Qué le gustaría que se llevara el público a casa después de ver 'Lorca y la pasión'?
–Que les ayudara a abrir la mente hacia el amor. Que les hiciera pensar que a veces es necesario ceder, que no es bueno imponer siempre el propio criterio.
–Lleva ya dos semanas de espectáculo. Cuando se completen las siete estará…
–¡Reventada! (Risas). Voy a tratar de cuidarme, estar tranquila, dormir mucho, y salvaguardar la garganta. Afortunadamente, estoy en manos de los mejores profesionales, como mi médico, Paco Esteban, que es mi ángel de la guarda.
–Y después de esto, ¿qué planes tiene?
–Me tendrán que encamar… (Carcajada). En septiembre me meteré con mi disco nuevo. Ya tengo ideas.
–Ese pase torero que hay en el espectáculo, ¿va dedicado a alguien?
–Sí, claro, tiene un destinatario… Pedro ('Chicote', matador de toros, su marido) es mi apoyo fundamental, lo fue en el día del estreno, cuando no podía controlar los nervios… Y lo es a diario.
–Ha tenido buenas críticas. ¿Le tranquiliza?
–No solo eso. Es un acicate para el equipo que está dando todo de sí a diario para que esto sea un éxito.
–¿Tendrá vida 'Lorca y la pasión' más allá del verano?
–Me encantaría que sí, pero quizá haya que retocar el formato, porque es un espectáculo caro de producir.
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