Miguel Ríos posa en el Centro Cultural CajaGranada. RAMÓN L. PÉREZ

Granada All Stars

Miguel Ríos: «Tengo prohibido pronunciar la palabra 'despedida'»

El granadino celebra su cumpleaños este sábado en la Plaza de Toros, arropado por amigos y cantantes que apoyan su fundación solidaria

Viernes, 7 de junio 2024, 00:38

En las palabras de Miguel se presupone la sonrisa, igual que la orilla en el río aquel o la alegría en el himno. A menudo nos recuerda a alguien, sin miedo, como si fuera ese familiar lejano por el que preguntamos de vez en cuando ... si algún día te veré. Su sombra camina por una Granada donde conviven pasado y presente y ahí está, ahí está, ahí está él, como la puerta de Ana Belén, viendo pasar el tiempo. Cumple 80 años con un impulso que le hizo ser eléctrico, que hizo que cada gota, cada idea, cada paso en su carrera fuera una estrofa más de su última y eterna canción. El sábado, Miguel Ríos llega a la Plaza de Toros en busca del quinto infierno, rodeado de los amigos, la familia y el canto alegre del que espera un nuevo día. La fiesta será inolvidable.

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¡Felicidades! 80 años. ¿Qué se ve desde ahí arriba?

–¡Muchas gracias! En la edad tardía, se decrece (ríe). Te vas encogiendo por mor de la oxidación, que nunca duerme, como bien cantó Neil Young. Pero, desde la ventana de lo vivido, mirar atrás te muestra una visión panorámica de tus aciertos y errores, y te das cuenta que aquel niño ensimismado que fuiste sigue contigo.

¿Y qué quiere aquel niño que le regalen?

–Yo vengo de una cultura espartana donde no se practicaba la elegancia del regalo. Es más, me daba un poco de apuro pensar que no estaría a la altura, cuando me tocara corresponder. Así que no tengo apego a lo recibido pero me quedo con el gesto.

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Pero seguro que le han hecho algún regalo que no olvida.

–El mejor regalo que me ha hecho la vida puede ser el permitirme vivir de un oficio vocacional, y la suerte de sentir el amor filial correspondido.

El otro día hablaba con un amigo que pocas cosas más granadinas que los piononos, la malafollá, García Lorca y Miguel Ríos. ¿Cómo se siente siendo un mito de Granada?

–¡Sales una vez en las carocas y te mitifica la ciudad forever! Yo me siento querido porque he trabajado para que Granada me quiera. Y me lo ha demostrado muchas veces, concediéndome todos los honores que esta ciudad y su provincia otorgan. ¡Hasta tengo un parque! Qué más puede pedir un tipo que escribió una canción que se llama 'El parque'.

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«Yo me siento querido porque he trabajado para que Granada me quiera»

Presentación del concierto Granada All Stars. RAMÓN L. PÉREZ

Celebra usted una fiesta preciosa, rodeado de amigos. ¿Se siente bien arropado?

–Muy arropado y en eterna deuda emocional con todos y todas las personas que acuden a compartir conmigo las mesas temáticas. Vienen porque me quieren y saben que su presencia es fundamental para que Granada ponga su granito de arena en la puesta de largo de la fundación que lleva mi nombre. Una fundación cuyo objetivo es devolver un poco de lo que Granada me ha dado.

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Le acompañan Los Ángeles, Lagartija Nick, Niños Mutantes y 091. Bandas en su mayoría que se fueron para volver a volver… ¿Se atreve a decir que este será su último concierto?

–Yo tengo totalmente prohibido pronunciar la palabra 'despedida' en mi vocabulario. Había un refrán que se repetía mucho en mi infancia: «Porque una vez maté a un perro, hoy me llaman mataperros». La retirada de un solista de larga trayectoria es más notoria sobre todo si se desdice de la palabra dada. Las bandas lo tienen más fácil, en todo caso puedes sustituir al disidente.

Y qué bonito, por cierto, tocar con Niños Mutantes, herederos de su granadinismo y que este año se despiden de los escenarios. ¿Qué dice usted, volverán en unos años?

–La química de los grupos es insondable. Jóvenes son como para volver cuando quieran. Solo tiene que volver la química o la necesidad de compartir las canciones. Su público estará ahí, ellos no desertan nunca.

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En Granada es muy fácil encontrar a alguien con una buena anécdota con usted. Me pasó con Fernando Miranda, que menudas historias cuenta, como cuando se colaron en el concierto de Elvis Presley...

–Bueno, bueno, un momento. Al concierto de Elvis en el Hotel Intercontinental de Las Vegas fuimos invitados por una oficina de management que quería convencerme de que yo actuara allí. Pero sí, mi andadura con Fernando fue estupenda. Una amistad de muchos años y bastantes colaboraciones en el plano artístico.

¿Cambiaría algo de sus primeros días en Granada?

–Me fui con 17 años. Recuerdo la ciudad en blanco y negro y con la gente como paralizada por sentirse en un sitio único. Narcotizados por la belleza. Granada era una ciudad puntera. Su Universidad y toda las Administraciones con mando en plaza. Capital de Andalucía Oriental. Solo había que cambiar el gen trágico que dejó la guerra.

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«El poder de esta ciudad estriba en el poder de fascinación que despierta en el planeta»

¿Cuál es el gran problema de Granada? ¿Y su gran poder?

–Supongo que haber perdido paulatinamente todo el poder que tuvo sin que nadie moviera un dedo por parar el atropello. El poder de esta ciudad estriba en el poder de fascinación que despierta en el planeta.

Granada es capital de la música. Lo fue con el rock, con el pop y ahora con lo urbano. ¿Qué le parece el reguetón y el trap? ¿Se imagina empezando ahora y cantando reguetón?

–Son músicas que no consumo porque no me emocionan. Perrear a los 80 sería un sinsentido. Son músicas generacionales que les llega a un grupo muy mayoritario de la juventud y no admite impostores. Me gusta la deriva que se mezcla con el nuevo flamenco porque las armonías sobre las que se construyen las canciones están en mi ADN. Pero lo latino de Miami nunca me ha emocionado.

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¿Algún mensaje para Saiko, que será su 'vecino' el sábado?

–Escuché a Saiko después de saber de su rotundo éxito y no entendí nada. Pero literalmente. La diferencia de esa epifanía con la que tuve al escuchar por primera vez a Elvis Presley es que tampoco entendía lo que decía, paro sabía que me hablaba a mí. Se ve que Saiko me pilla muy lejos. Pero declaro que cualquier compañero que lleve emoción a su público es bienvenido y le doy la enhorabuena.

«Escuché a Saiko después de saber de su rotundo éxito y no entendí nada. Pero literalmente»

Miguel Ríos. RAMÓN L. PÉREZ

El concierto será mucho más que un concierto. ¿De qué tiene más ganas?

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–Será un repertorio lleno de grandes éxitos. Quiero que surja un canto coral con unas canciones que ya son de todos. No es el momento de sembrar, sino de recoger las voces de los mecenas que vengan a la Plaza de Toros. El cruce con las bandas invitadas será muy emocionante para mí porque cantaremos canciones que a mí me parecen totems. Es mi cumpleaños, pero también un homenaje a la historia de la música en Granada.

¿Se acostumbra uno a actuar en la Plaza de Toros o todavía da impresión?

–«Cada día un concierto, un ensayo, una tensión / que controlo sabiendo que es mi vida lo que doy». 'El blues del autobús' es la biblia de las emociones por la que pasas cuando actúas. El respeto por la gente que viene a verte es la llama que mantiene la ceremonia de la comunicación. El día que no sientas ese respeto estás acabado porque te estás faltando el respeto a ti.

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Ahora realiza una labor maravillosa con su fundación. ¿Cuáles son los retos a futuro?

–Llevamos poco más de dos años desde que empezamos con la programación de actuaciones de bandas desconocidas y de charlas didácticas en Espacio Caja Sonora de la Fundación CajaGranada, sin más ayuda económica que la que yo aporto y el denodado esfuerzo de parte de mi familia y de algunos amigos que creen que un proyecto así es bueno para la ciudad. De ahí que se me ocurriera montar el Granada All Stars. El reto es subsistir. Como sé que solo puedo contar con financiación propia, dedicaré un año a cantar para recaudar fondos. Lo que me gustaría es que Espacio Caja Sonora fuera el salón de la fama de la música granadina y que integrara a toda la creación surgida en nuestra tierra. Un lugar donde exponer la obra y su memorabilia de los grandes músicos de Granada.

«Lo que me gustaría es que Espacio Caja Sonora fuera el salón de la fama de la música granadina»

¿Cree que cuidamos poco el talento y el amor por la cultura? ¿Nos estaremos volviendo locos con las inteligencias artificiales y dejando de lado las emociones más humanas?

–Vuelven a ser «malos tiempos para la lírica». A algunos cuando oyen la palabra cultura les dan ganas de invadir Polonia. La industria del usar y tirar no casa muy bien con el esfuerzo que se requiere para alimentar el crecimiento emocional del ser humano. Las noticias que nos llegan del futuro alimentan la incertidumbre de si las nuevas técnicas nos harán más individualistas y más controlados por los dueños del invento. Por lo que se ve, las teorías de Orwell no están tan descaminadas. Para que eso se implante solo se necesitan ciudadanos desculturizados y acríticos.

Que son 80 años y ya ha cumplido muchos sueños pero, cuando sople las velas, ¿qué deseo pedirá?

–¡Que a la gente le guste el bolo!

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