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Pepe Rodríguez y Antonio Moral, en el Zacatín. ALFREDO AGUILAR
Misión: traer a Bob Dylan a la Alhambra

Misión: traer a Bob Dylan a la Alhambra

Pepe Rodríguez y Antonio Moral, directores del 1001 Músicas y del Festival de Música y Danza, unen sus fuerzas para celebrar «el concierto del año»

Jueves, 8 de junio 2023

Montreal, 1947. Un jovencito Leonard Cohen entra en una librería de segunda mano atraído por unos versos que siempre serán nuevos: «Por el arco de Elvira / quiero verte pasar / para sufrir tus muslos / y ponerme a llorar». El tipo, larguirucho y melancólico, se lleva el libro bajo el brazo con la certeza de que ese tal Federico García Lorca le cambiará la vida. Aquel fortuito encuentro inicia una hilo invisible e indivisible que termina 76 años después, el 13 de junio de 2023, en la Alhambra. Aunque ese hilo pasa antes por muchos lugares, claro. Ahora mismo, por ejemplo, atraviesa el Zacatín envuelto en dos amigos que ríen cómplices y nerviosos.

«Bob Dylan vuelve a Granada, como la canción. Y es la quinta vez», dice Pepe Rodríguez (Granada, 1965), director del ciclo 1001 Músicas. «Se da la circunstancia de que el Festival nunca en la historia ha hecho conciertos de estas características», añade Antonio Moral (Puebla de Almenara, 1956), director del Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Ambos han unido fuerzas para realizar el que será uno de los grandes conciertos del año en España. «¡Bob Dylan en la Alhambra! Imagina el recuerdo que esto dejará, será una noche para la historia», exclama Rodríguez, emocionado.

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Y eso que esta va a ser la quinta vez que Pepe Rodríguez traiga a Bob Dylan a Granada: la Huerta de San Vicente, la mítica visita a Motril y las citas en el Palacio de los Deportes. En uno de los últimos conciertos, Dylan charló con Rodríguez y a Laura García–Lorca a su camerino. «Nos invitó a tomar una infusión –recuerda el promotor musical–. Sabía mucho de la Guerra Civil, del exilio de la familia Lorca… Nos dijo que le gustaría saber más porque la persona que le contaba todas esas cosas era su amigo, Leonard Cohen. Y nos contó que le encantaría cantar en la Alhambra».

¿Y ya está, así de fácil? No, la misión de traer a Bob Dylan al Generalife iba a ser mucho más complicada. «Salió la opción de Dylan, pero no podía ser en septiembre, que es cuando celebramos el 1001 Músicas (este año con Elvis Costello, Ara Malikian, Luz Casal, Andrés Calamaro, 091, Pablo López, Suede y Raphael). Ofrecían junio y no podía dejar pasar la oportunidad... Así que llamé a Antonio».

Bob Dylan, en uno de los últimos conciertos en España. EFE

Antonio Moral descolgó el teléfono y escuchó con atención hasta que se produjo el primer silencio. Su amigo Pepe le proponía colaborar para conseguir que Bob Dylan llegase a la Alhambra. «Siendo junio –continúa Rodríguez– estaba el Festival, el tótem, el mascarón de proa de la programación cultural de Granada. Nada más proponerle la idea me dijo que sí, que adelante». La inversión, sin embargo, era alta, tanto como el riesgo. Bob Dylan tiene un caché estándar de 200.000 dólares, más gastos de producción. «Que no es una cifra tan disparatada si piensas que algún artista español que este año tiene 19 bolos sin cartel internacional va a costar lo mismo», apunta Moral. El caso es que el teatro del Generalife, con 1650 localidades, no es un Palacio de los Deportes con 5.000 butacas. Eso encarecía el precio de la entrada. Aquí entró la tercera pata.

«Caixabank se sumó al concierto, con una inversión adicional a la que ya hace para el Festival de Música y Danza y el 1001 Músicas. Aquello terminó de cuadrar la propuesta porque no tuvimos más apoyo externo e institucional», explica Moral. El concierto de Bob Dylan será un prólogo tanto del Festival de Música y Danza como del 1001 Músicas, un milagro únicamente posible con una simbiosis entre citas. Y así se anunció el 1 de marzo en Madrid, con las manos bien estrechadas. ¿El resultado? 32 minutos.

32 minutos

Antes de anunciar el concierto, hicieron su particular porra. Ninguno acertó: las entradas para Bob Dylan se vendieron en 32 minutos. Todas. «Es curioso, porque en Sevilla, en San Sebastián o en Barcelona todavía quedan entradas. 250 euros por tique no es barato, pero no es un disparate de caro, que es una de las ideas que quiero defender mientras pueda en 1001 Músicas», subraya Rodríguez. «El binomio Dylan–Alhambra es muy potente –dice Moral–. Es lo que lo hace diferente. Es uno de esos conciertos en los que podrás decir 'yo estuve allí'».

Porque este será, además, un recuerdo exclusivo: las cámaras y los móviles están prohibidos. «Esto puede marcar una pauta, la vida es mucho más que estar mirando por la pantalla», recalca Rodríguez. Los asistentes estarán obligados a dejar sus terminales en unas bolsas precintadas que solo se podrán abrir en zonas habilitadas. No es la única curiosidad de los conciertos de Dylan: entra diez minutos después de la banda y se marcha nada más terminar, sin mediar palabra; siempre lleva sombrero, la luz nunca es frontal… Pero todo eso, quizás, lo hace más especial. Más único.

«La asociación del patrimonio con las artes es imbatible. Esto es la muestra de lo que podemos hacer aquí»

«Bob Dylan en la Alhambra es fruto de trabajar juntos, de aprovechar sinergias. De trabajar juntos en vez de cada uno en su nicho, como taifas. Solo así atraeremos el foco hacia nosotros, hacia el liderazgo cultural que debe tener Granada», reflexiona Moral. Y sigue: «Los promotores que participan en este gira lo dicen: la noticia es Bob Dylan en la Alhambra. Eso tiene una repercusión global que nos hace sentir orgullosos».

Rodríguez asiente con firmeza: «La asociación del patrimonio con las artes es imbatible. Esto es la muestra de lo que podemos hacer aquí. De lo que podemos volver a ser una referencia cultural». «Granada vende, pero no por sí sola –responde Moral–. Nos hemos dormido mirando y en Málaga, que se han espabilado, nos han adelantado por la derecha. Pero lo que Granada puede ofrecer no lo tiene ninguna otra ciudad: la Alhambra».

Moral y Rodríguez, con el cartel del concierto. A. AGUILAR

Tanto el Festival de Música y Danza como el 1001 Músicas venden entradas por todo el mundo. Literalmente. «Este año vienen hasta de Sidney al 1001 Músicas», advierte Rodríguez. «Me vas a perdonar –termina Moral, sonriente–, pero aquí la noticia es que viene uno mi pueblo, la Puebla de Almenara, con 300 habitantes, a ver a Bob Dylan. ¡Eso sí que es inaudito!», ríen los dos, divertidos, envueltos en un hilo que viene de una librería de Montreal.

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