Las excavaciones comenzaron el 11 de noviembre y no tardarán en arrojar resultados para clarificar cómo era la gran villa romana de los Mondragones –siglos I al VI después de Cristo– y, en consecuencia, cómo era también esa ciudad de la que dependía y que ... se llamaba Iliberri. ¿Qué van a encontrar ahí abajo los arqueólogos? Seguro que habrá sorpresas, pero las expectativas apuntan a una mejor definición de este importante asentamiento a tan solo tres kilómetros andando de donde se situaba el foro de Iliberri, en el entorno de Carmen de la Concepción, en la placeta de las Minas. También sabremos más de su trama urbana y cómo era el 'balneum' (baño) y todo el circuito termal. Es decir, el recorrido que hacían los señores y señoras que se relajaban en las aguas de este complejo sobre el que en la época reciente se asentó durante muchos años el acuartelamiento militar de los Mondragones.
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Las previsiones son positivas. Una vez que se disponga de todos los datos, la Junta, que actúa por tratarse de un solar propiedad de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación (Avra), y el resto de administraciones estarán en disposición de acometer el Parque Arqueológico de los Mondragones, un espacio donde los granadinos disfrutarán de una inmersión en su pasado. En esta ocasión se actuará en una superficie de 15.280 metros cuadrados. La obra, con un presupuesto cercano a los 300.000 euros, la ejecutará la UTE Los Mondragones con un plazo de cinco meses y medio.
Pero ¿qué conocemos de lo que está apareciendo en el subsuelo de los Mondragones? Pues conocemos bastante. Uno de los hallazgos más importantes se produjo en 2013, cuando salió a la luz el molino de aceite más importante de la Bética. También emergió un 'domus' –denominación latina con la que se conoce la casa del aristócrata–, que tenía un gran patio central de columnas desde el que se distribuían las diferentes habitaciones y que contaba con fuentes monumentales. Aparecieron también unos espectaculares mosaicos con motivos geométricos y florales –uno de ellos se puede ver en las paredes del Museo Arqueológico de Granada–. Y también se localizaron una serie de inmuebles que, al parecer, pertenecerían a las primitivas comunidades cristianas de Granada.
En 2016, una vez derruidas las instalaciones militares, se acometieron varios sondeos para saber la extensión del yacimiento. Y en 2018 hubo una nueva intervención, en una superficie de 1.400 metros cuadrados, donde volvieron a salir restos relevantes. Concretamente, las termas, la vía principal de este núcleo poblacional, un cementerio visigodo, una vivienda posiblemente de un artesano y una construcción singular con tres ábsides dedicada al culto.
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Margarita Orfila, ex profesora de la Universidad de Granada (UGR), es una de las personas que más ha estudiado la Granada romana, que cronológicamente se extiende entre el año 190 antes de Cristo, cuando la expansión de las tropas imperiales por la península tras la segunda Guerra Púnica, y la llegada de los árabes en 711, lo que supuso el fin de las costumbres de todo ese periodo, que ya por entonces se habían ido diluyendo por las influencia de bizantinos y visigodos. Precisamente, la UGR ha destacado una obra de Orfila, titulada 'Florentia Iliberritana', como el libro del mes en la UGR.
Nueve siglos en los que ocurrieron cosas muy importantes que situaron a Iliberri cómo una de las poblaciones de referencia en el sur peninsular. Uno de esos hitos, según Margarita Orfila, fue la consecución del estatus de municipio unos cuarenta años antes de que se iniciara la nueva era. Entre la muerte de César y la proclamación de Augusto. También fue crucial para esa 'floreciente' (Florentia) Iliberri el hecho de que tres familias, los Cornelii, los Valerii y los Papirii, promocionaran como cónsules hasta llegar a la mismísima Roma entre los años 90 y 200 después de Cristo. Alcanzaron tal estatus que tenían incluso acueductos a su nombre y crearon una entidad fiduciaria –una especie de germen de lo que hoy son los bancos–. Orfila destaca un tercer gran acontecimiento. El concilio de Elvira, en el siglo IV después de Cristo, el más antiguo documentado por el cristianismo.
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No existe ninguna aproximación respecto al número de habitantes que pudo tener Iliberri en sus tiempos de mayor apogeo. Se realizaba un censo, pero en él no aparecían los esclavos. La esperanza de vida rondaba entre los cuarenta y cincuenta años, aunque también había ciudadanos más longevos, tal y como se deduce de la información que aparece en las tumbas. El hecho de que hubiera un sistema de saneamiento era la mejor prevención contra la letalidad de las enfermedades.
El centro social de Iliberri era el foro, situado en el entorno de la placeta de las Minas, en pleno Albaicín. Contaba con un 'ordo decurional' donde se reunían los gobernantes.También había una basílica donde se dirimían las acciones jurídicas, un templo, tiendas, talleres, tabernas y una plaza para pasear y conversar. Iliberri estaba amurallado, se abastecía de agua por un sistema de acueductos y contaba con viviendas que se configuraban en torno a un patio central a partir del cual se repartían las diferentes estancias.
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Desde el punto de vista económico, la principal fuente de subsistencia era la agricultura gracias a la fecunda vega que la rodeaba. Las grandes fincas de la calle Primavera, en el barrio de Vergeles, y de los Mondragones evidencian la trascendencia del sector agropecuario. Inicialmente sus moradores iban y venían desde el casco urbano, pero a partir del siglo III, conforme la pujanza de Roma se va desvaneciendo, optaron por establecer allí su residencia, aplicando hermosas decoraciones, tal y como atestiguan los bellos mosaicos que han aflorado en las diferentes intervenciones arqueológicas. La olivicultura también fue importante. Han aparecido numerosos molinos donde se molturaba el fruto de los olivos para obtener aceite.
Además del campo, Iliberri contaba con una potente industria cerámica en la que se fabricaban no sólo elementos domésticos como vajillas, sino también materiales como tejas y ladrillos que luego se empleaban para la construcción. En los solares del campus universitario de la Cartuja han aparecido hornos que evidencian la relevancia que tuvo esta actividad. También conviene destacar la extracción de minerales como el oro en la zona de Sierra Nevada, «aunque de una forma limitada», aclara Orfila.
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Una buena prueba de la entidad de Iliberris es que acuñaba sus propias monedas desde tiempo ibéricos. De hecho, las primeras alusiones a Florentia Iliberri están ahí.La educación no era generalizada, aunque sí había escuelas. Se priorizaba a los niños sobre las niñas, lo que evidencia que estábamos ante una sociedad patriarcal donde las mujeres siempre aparecen detrás de los hombres –cuando aparecen–.Buena parte de la población sabía leer y escribir. Había muchas inscripciones. Entre ellas, las leyes de Iliberri escritas sobre planchas de acero que se colocaron en el foro.
El ámbito conocido como Cuartel de Mondragones, situado en la zona noroeste del casco urbano, tiene una superficie total de 88.000 metros cuadrados, donde el Ministerio de Defensa tuvo una gran instalación compuesta por varios edificios. Este suelo divide dos populosos barrios de la ciudad, el de la Cruz (San Francisco Javier) y Plaza de Toros (Doctores). El sector está delimitado por la calle Ribera de Beiro, avenida de las Fuerzas Armadas y barrio de San Francisco Javier. La propiedad del suelo de Mondragones la comparten el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía.
La actual intervención arqueológica abarca el espacio que no había sido excavado hasta ahora, con lo que quedará totalmente delimitada la zona de interés arqueológico que, cuando se desarrolle el PERI de Cuartel de Mondragones, se integrará dentro del gran espacio público proyectado.
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