Cristina Garcés | Gestora cultural y escritora
«La música, el cine y la literatura son mi religión; me consuelan»Cristina Garcés | Gestora cultural y escritora
«La música, el cine y la literatura son mi religión; me consuelan»Cristina Garcés Hoyos nació en Cádiz por accidente, pero como ella misma afirma, se considera algecireña porque «una es de donde hace el instituto». Ha publicado, no sin esfuerzo, su primera novela, 'Modo aleatorio' (Eolas Ediciones y Menos Lobos), la crónica de un viaje que ... va más allá de la maleta y el billete para introducirse en los vericuetos más íntimos de su alma, que expone sin vergüenza ni pudor.
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–Todo en la vida es aleatorio. Y el amor también, porque el amor forma parte de la vida.
–A estas alturas de mi existencia, no sé cómo veo el amor… (risas). El amor es ilusión, y sin ilusión no vamos a ningún sitio. De hecho, esta historia es la de una persona que pierde la ilusión y la recupera a través de la música. Y sí, el amor es aleatorio, por eso lo que le ocurre a la protagonista le podría haber ocurrido con cualquiera que se hubiera cruzado con ella.
–Quien deja tan claro al lector desde el principio que se encuentra ante una obra de ficción, quizá esconde que tras ella hay grandes dosis de realidad…
–Mucha gente me pregunta qué hay de verdad en el libro. Creo que más importante es saber qué no hay de verdad, porque verdad es casi todo… (risas). Incluso mis conversaciones con Mark Oliver Everett, que no me dejan en muy buen lugar. A mí me resultan bastante patéticas, pero la gente se ríe al leerlas, lo cual me satisface mucho.
–¿Qué le atrae de EE UU? Porque parece tener una viva relación de amor–odio con ese país.
–Me apasiona EE UU. Llegué allí con muchos prejuicios, quizá por el desconocimiento real que tenemos sobre el país. Nos hemos criado viendo series y películas estadounidenses, escuchando música estadounidense, hay muchas referencias… Pero hay muchos asuntos que nos echan para atrás. Además, estuve en lugares donde viví experiencias particulares. Quise ir sin juzgar, pero es que son muchos países distintos en uno solo, y en cada lugar viví situaciones distintas. En general, mi experiencia fue muy buena. Me dediqué a observar mucho, respetar e intentar integrarme. Y si integrarme significaba disparar, aprendí a disparar.
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–¿Escribe con música de fondo? Porque sus personajes 'viven' con música de fondo…
-Yo también vivo con música de fondo, pero no me gusta escuchar música cuando escribo. No sé mucho de música, pero está presente en mi vida. En mi casa siempre suena algo; lo pongo yo, mis invitados, mis parejas, mis amigos, la familia… La música, el cine y la literatura son mi religión, y en ellas encuentro consuelo.
–¿La nostalgia es una compañera imprescindible para valorar la existencia?
–Me gustaría decirle que no, pero sí. En este libro hay mucha nostalgia. Por ejemplo, conocí a Bill Viola –recientemente fallecido– cuando hizo su exposición en el Carlos V. Apenas hablaba inglés, pero él fue muy generoso conmigo, tuvo mucha paciencia. Y tras nuestras conversaciones, me dijo que había mucha nostalgia en mí, y comenzó a llamarme 'Yesterday'. Esta anécdota la he tenido muy presente. Pienso muchas veces que cualquier tiempo pasado fue mejor, algo que creo que no me hace mucho bien.
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–¿Para qué le ha servido viajar, además de para dar absoluta credibilidad a los hechos que narra?
-Para crecer. Para conocer otros idiomas. Si no hubiera ido a EE UU, no habría aprendido inglés, eso seguro. También he abierto mi mente, he aprendido sobre otras culturas y me he puesto más en el lugar del otro gracias a los viajes. Ahora, que voy cumpliendo años, me da mucha pereza viajar.
–'Modo aleatorio' es también el relato de una generación que tuvo que tomar decisiones muy pronto, quizá sin estar preparada para ello. ¿Cree en las segundas oportunidades? ¿Y en las terceras?
–Quiero creer en todo lo que sea bueno. En las terceras, en las cuartas y en las quintas… Pero se llega a esas oportunidades con mucha más experiencia y más vida. Me gustaría tener el trabajo y la vida de hoy, pero con 20 años. Otro gallo me cantaría.
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–Muestra un sentido del humor muy particular. ¿Cuáles son sus fuentes?
–Mi familia. Mi abuelo tenía ese sentido del humor que hace afrontar los dramas riéndose de uno mismo, y he seguido en esa senda. En la vida, si no te queda el humor, ¿qué te queda?
–¿Es mitómana? ¿Cuáles de sus mitos ha volcado en 'Modo aleatorio'? Porque aparecen muchos: músicos, artistas, cineastas…
– Sí, me hizo mucha ilusión dormir en la cama en la que Robert Altman tuvo un infarto después de un exceso amatorio… (carcajada). Sin embargo, trato de tomar distancia de todo y ver a los genios de lejos. Tras lo ocurrido, no quiero conocer a ninguno de mis mitos, simplemente, quiero que me acompañen.
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–A los mitos, mejor no conocerlos.
–Efectivamente. Mark fue amable y educado, pero se enfrentó a una persona que en ese momento estaba algo desequilibrada, porque pensaba que era el hombre de su vida y se iba a casar con él.
–La gestión cultural, su profesión, si fuera una novela, ¿de qué género sería?
–La verdad es que podría enmarcarse en varios géneros, pero si me tengo que decidir por uno, me quedo con el de aventuras, porque ya he vivido unas cuantas.
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