![La banda sonora de la demencia](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/201710/11/media/cortadas/Leyland-Kirby-kgNC-U401001715869M8-984x608@RC.jpg)
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The Caretaker, el proyecto más conocido del británico Leyland Kirby, se puede entender como un estudio de la memoria a través de la música. Kirby es un virtuoso de la reconfiguración de grabaciones ajenas, una práctica que, cuando el artista se oculta bajo otros alias ... como V/Vm, adopta a menudo una línea gamberra y una pizca destructiva: lo mismo transforma la melosa ‘The Lady In Red’ en un inquietante producto defectuoso, que reúne veinticuatro remixes no autorizados del ‘Relax’ de Frankie Goes To Hollywood (sus ídolos de la adolescencia), que sienta en el potro de tortura el ‘Rock Me Amadeus’ de Falco y lo somete a crueles sevicias. Pero The Caretaker (inspirado, tanto en su nombre como en su línea estilística, por la secuencia final de la película ‘El resplandor’) es otra cosa, una paciente y tristona indagación acerca de las flaquezas de nuestros recuerdos, que suele utilizar como materia prima ‘samples’ de viejos discos de bandas de los años 20 y 30.
En cierto modo, los registros añejos de la era dorada del swing ya llevan la melancolía incorporada, con el chisporroteo de fondo y ese aroma a tiempo remoto e inocencia perdida. Lo que hace The Caretaker es reforzar los efectos de la distancia hasta convertir la música en un recuerdo emborronado: desdibuja el sonido, lo contamina de ruido, altera los tonos, reproduce en bucle algunos retazos melódicos y consigue un resultado evocador y espectral, como si solo quedase la sombra de lo que un día fue una interpretación espléndida y arrebatadora. El resultado es una música reducida a jirones, evocada a medias, perdida entre la realidad y el sueño. La receta siempre es la misma, pero a veces ha admitido un poco de variedad en los ingredientes: en su banda sonora para ‘Patience (After Sebald)’, una película sobre el escritor alemán W. G. Sebald, The Caretaker aplicó sus destrezas desfiguradoras al ciclo ‘Winterreise’ de Schubert hasta reducir sus fragmentos a «una nube de polvo».
El interés por la memoria pronto le llevó a reflexionar sobre sus patologías. En ‘An Empty Bliss Beyond This World’, uno de sus álbumes más conocidos, The Caretaker trató de remedar los efectos del alzhéimer, y también ha editado álbumes dedicados a formas específicas de amnesia. Su nuevo proyecto, ‘Everywhere At The End Of Time’, es también el más ambicioso y marcará el final del alias The Caretaker. A lo largo de de seis discos, Kirby se ha propuesto reflejar el proceso clínico de la demencia de inicio temprano: en la primera entrega, editada hace algo más de un año, la vetusta música de baile suena todavía «como una bonita ensoñación», pero en los sucesivos capítulos se va descomponiendo progresivamente, con repeticiones inesperadas, cortes abruptos, cambios de ecualización, ruido que se impone a la melodía e incluso lo que podría interpretarse como recuerdos vacilantes, conseguidos a través de distintas versiones de un mismo tema. Hace unos días lanzó la tercera entrega, que contiene «los últimos recuerdos coherentes antes de que la confusión se apodere de todo». Los tres discos que faltan prometen romper con la melancolía habitual en su producción, más reconfortante y poética que otra cosa, y «caer progresivamente en el abismo de la pérdida completa de memoria y la nada».
La coartada teórica de ‘Everywhere At The End Of Time’ es que The Caretaker (el personaje asumido por Kirby, no su persona real) ha sido diagnosticado de demencia, de manera que a lo largo de la composición irán aflorando, convenientemente distorsionados, fragmentos de sus discos anteriores. Es un planteamiento que le ha valido algunas críticas por «romantizar» una enfermedad terrible. Él mismo se muestra consciente, además, de que los últimos estadios de esta evolución no serán muy disfrutables, así que ha vendido la versión digital en un ‘pack’ único, de manera que quienes compraron la primera entrega tendrán también las otras cinco: «La demencia no es agradable, ¿verdad?, así que las últimas fases no van a serlo tampoco -ha explicado a ‘The Quietus’-. El primer álbum es cálido y estupendo, pero el final no va a ser así, y me gusta la idea de obligar a la gente a escucharlo».
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