Coque Malla, en Granada: «¡Va por ti, Miguel Ríos!»

A eso de las 21.30 horas, los tíos de Lasdelcine se mezclaban entre las mil seiscientas personas dispuestas, con vistas a la Alhambra, a construir la casa donde pasarán el resto de su vida. Una de esas miles almas era ni más ni menos que Miguel Ríos, el Rey del Rock. Y así, en mitad del sueño –un sueño fresco, por cierto, primera noche otoñal de rebequilla y saquito–, apareció Coque Malla en el compás exacto, como un Sandman de colores. «No me importa lo que creas, ni me importa lo que esperas. Yo no soy un místico», arrancó el cantante. «¡Ruge, Granada,ruge!», gritó antes de terminar de presentar sus credenciales con 'Sólo queda música'.

«Siempre es increíble noticia viajar a vuestra maravillosa ciudad y más formar parte de este increíble ciclo –susurró– por el que acaba de pasar... ¡Patti Smith!». Malla se recordó como uno más del público, aquí mismo, en el concierto de Rufus Wainwright, «una noche fría, como hoy». «Pero espero que os olvidéis del frío, de quiénes sois y disfrutéis de la música». Luego miró entre las butacas y señaló la fila central: «Hoy está Miguel Ríos aquí. Este concierto se lo dedico entero. ¡Va por ti, Miguel!».

La velada continuó con diez canciones que resonaron como diez puñetazos en el ring. «Todos tus deseos atrapados en el saco de los sueños incumplidos». Malla, encarnado en esa suerte de Rey de los Sueños, miró a las estrellas con 'Extraterrestre' y un poco más allá con 'Aunque estemos muertos'. «Duerme, duerme con los ojos entreabiertos. Sueña, sueña que no estamos siempre tristes». Y cómo no cantar, aunque sea bajito, lo de «no puedo vivir sin ti, no hay manera», ni hacer caso a 'La señal' del largo «sin-ce-ra-men-te» que quiere saber «quién es el hombre en el espejo».

Tras la primera traca, la banda salió del escenario para que Malla, su guitarra y el público viajaran a 'Berlín' y a esa casa donde pasarán el resto de su vida. Terminó su solo apartándose del micro, cantando a capela 'Hace tiempo' y, con un cariñoso aplauso, la banda regresó a las tablas para que Malla no se sintiera acompañado en 'El último hombre en la Tierra'. «Siempre soñando que algún día yo me escapaba, nunca pasaba».

Hubo tiempo para bailar con 'Adiós papá' o 'Por las noches', de Los Ronaldos. Aunque la noche terminó con esa melancolía alegre tan de Coque Malla, con ese 'Me dejó marchar' que el Rey de los sueños le cantó a la Alhambra y al Rey del Rock. «A Miguel le ha gustado, con eso me vale», se despidió. Hubo una larga ovación con los brazos en alto. Se acabaron los nervios. Se fue contento. Sí, Granada le cuidó.