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Enrique Villarreal 'El Drogas', en plena ebullición artística. Juan Jesús García
'El Drogas', en Granada: «Tenemos muchos inquilinos dentro de nosotros y creo que es bueno reconocerlo»

'El Drogas', en Granada: «Tenemos muchos inquilinos dentro de nosotros y creo que es bueno reconocerlo»

Enrique Villarreal 'El Drogas' | Músico ·

El antiguo portavoz de Barricada publica el inmenso 'Solo quiero brujas en esta noche sin compañía', un quíntuple álbum en el que se ha vaciado desde cinco puntos de vista sonoros diferentes

juan jesús garcía

Granada

Sábado, 15 de febrero 2020, 01:06

Conocido por 'El Drogas', siempre ha sido Enrique Villarreal la cara, perfil felino, carisma y portavoz de Barricada, siempre hasta que le despidieron con no muy exquisitas formas. Villarreal (lo de 'el Drogas' es porque su familia tenía una droguería) afrontó la realidad desde casi cero con Txarrena y la Venganza de la Abuela primero, y ya haciendo de su apodo una súper marca. Así tras un directo compartido, ha publicado el inmenso 'Solo quiero brujas en esta noche sin compañía', un quíntuple álbum en el que se ha vaciado desde cinco puntos de vista sonoros diferentes. Como corresponde a semejante desempeño, lleven merendilla al teatro Cajagranada (hoy, 21:30 horas) porque sus conciertos superan las tres horas.

–Recuerdo una crítica en la que hablaban de sus 'movimientos felinos en el escenario aullando como un animal de circo enjaulado'... ya se ha convertido en un personaje escénico completamente circense...

– Todo lo que rodea a los conciertos me ha llamado siempre la atención, vengo de la escuela de Alice Cooper de los años setenta y se nota.

– Y de una productividad que deja al 'Salmón' de Calamaro como un chanquete...

– (Risas) Tampoco es eso, el de Calamaro es intenso en su concepción, el mío tiene en común la cantidad de trabajo acumulado para un solo proyecto, lo demás es distinto (risas). En cuanto a volumen hay pocos modelos para comparar, sí (risas). Lo que sí puedo garantizar es que está todo lo que es, no se ha quedado nada en el cajón.

– Robert Johnson se encontró con el diablo en un cruce de caminos... pero a usted se le han aparecido las brujas en una rotonda de cinco salidas...

– Más que rotonda es en muchas noches y más días de trabajo (risas). Hay horas y horas de trabajo detrás hasta que aparezcen las brujas, que yo entiendo que son la palabras y que cuando llegan dicen lo que quieren.

– Cada disco de los cinco es de su padre (usted) y de varias madres... ¿así mejora la especie?

– Así al menos perdura la especie (carcajada). Mejorar, mejorar... no me atrevería a tanto. Esta especie de imbécil que soy no sé el futuro que tiene, porque no son tiempos de hacer trabajos de esta envergadura ni sé si le interesan siquiera a alguien. Hay poca costumbre de dedicarle tiempo a algo tan amplio.

– Y todos esos Enriques Villareales conviven dentro de usted bien avenidos?

– Tampoco lo tengo claro. Es más, creo que lo bueno es que ese mundo de contradicciones que todos tenemos por dentro salga. En mi caso me parece un método de superación: yo dudo mucho de mi personaje de ayer que me tuvo conquistado todo el día, hoy es el primero que ha perdido la batalla frente a otro tipo diferente que ahora mismo. Tenemos muchos inquilinos dentro de nosotros/as, y es bueno reconocerlo, porque poner en duda nuestras propias convicciones nos permite un camino de aprendizaje continuo.

– Eso en directo son tres/cuatro horas como o poco ¿Quiere superar a Sprinsgsteen y Raphael?

– Ahí andamos, tres horas o más y solo puedo presentar los tres primeros discos (risas), luego algunas otras canciones de otras épocas y poco más. He dejado los dos últimos a ver cómo me planteo una segunda parte de la gira.

– Y cómo lleva el vúmetro de la energía para aguantar...

– De momento bien, porque es un lujo vivir de esto y para esto. Salgo a muerte y cuando acabo me voy a descansar a ver si en el hotel tengo suerte y me vuelve el espíritu al cuerpo. Termino tan reventado que acabo mirando el techo (risas), y vuelta empezar. A veces me digo que peor sería trabajar en la construcción, o sea que contento. A mí me carga de energía mi propio oficio.

– En otra entrevista dijo que a estas alturas casi le interesaban más lo conceptos a desarrollar que la canción en si como moneda de curso legal... ¿sigue pensando en modo tan sinfónico?

– Podría ser porque los trabajos que vengo haciendo son así, conceptuales. Sí tienen esa búsqueda de una ambientación y unos temas concretos. Aunque sigo siendo muy fanático de canciones sueltas, sobre todo cuando se las escucho a otros; a lo peor si me escuchara yo desde fuera no me gustaría tanto (risas).

– Me imagino que ese enfoqué 360º empezó con 'La tierra sorda'... ¿cómo se supera semejante esfuerzo sin obsesionarse ya de por vida?

– En ese disco y ya con La venganza de la abuela. 'La tierra sorda' fue un paso gigante hacia un mundo infinito, el de la memoria histórica, en el que hay muchas personas todavía buscando la definición de su pasado. Este país es muy complicado para hablar sobre ello aún.

– Se inspiró en Chacón, también en Galeano o Ribeyro... el otro día hablaba con Quique González que ha dedicado un disco entero a Luis García Montero... ¿no le tienta hacer algo así con algunos de sus autores favoritos?

– No sé, me he inspirado en autores pero no les he musicado a ese nivel. Me encanta lo que ha hecho el Quique, pero no siento esa necesidad, sí la de seguir leyendo a muchísimos autores que me dan lecciones brutales a la hora de expresarse con palabras.

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