Agustín Rodríguez

«Tengo una hija tuya, me dijo»

Hace diez años, más o menos, Agustín Rodríguez pasaba la noche en el pub la Cripta, con su esposa. La música sonaba, reían, charlaban, bebían... Entonces, de pronto, un viejo amigo le tocó en el hombro y le dijo «te presento a Encarnita». Agustín, en aquel momento, no tenia idea de quién era. Ya sí.

–¿Quién era?

–Resulta que tenía una hija que no conocía.

–¿Cómo?

–Encarnita me miró y me preguntó si me acordaba de ella, de una noche 40 años atrás. Tengo una hija tuya, me dijo. A la semana me llaman al fijo de mi casa y oigo una voz que podría ser de mi familia. Mire usted, me dijo, me da mucha fatiga pero quiero invitarle a mi boda. Soy la hija de Encarnita, María José. Cuando la vi, no necesité más pruebas, ¡era como ver a mi hermana o a mi madre! Fuimos todos a la boda, toda la familia. Me dijo estas palabras: no quiero nada, ningún regalo, solo quiero que mi padre esté aquí.

–¿Ella lo sabía de siempre?

–No, se enteró en tercero de Farmacia de que yo era su padre. Su madre le contó que se quedó embarazada una noche de 1970. Yo era famoso, en fin... Y a la pila de años nos volvimos a ver. Cuando Encarnita me dijo lo de tengo una hija tuya, me acerqué a mi mujer y le dije, fíjate lo que me ha pasado. A mí no me extraña, respondió.

–¿Qué tal la boda?

–Nada más salir del coche, lo primero que hizo fue pedir que me acercara para hacernos una foto. En la ceremonia me puse en la última fila y, cuando terminó, me llamó para que firmara como testigo. Fíjate... Seguimos en contacto, con todos mis hijos, nos juntamos todos de vez en cuando. Ella es en realidad la mayor. Luego vendría Agustín, en el 73; José Manuel, en el 83; Dani, en el 96; y Tatiana, que es la madre de mis tres nietos.