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Carteles de Jazz en Granada.
Jazz en Granada, una larga historia

Jazz en Granada, una larga historia

Hoy arranca la 41 edición del festival, que homenajeará a los artistas que han trasladado, de generación a generación, su amor por esta música

JUAN JESÚS GARCÍA

Jueves, 4 de noviembre 2021, 00:23

Para los que consideran que el Jazz es una música complicada y para oídos muy formados, un dato difundido recientemente niega la mayor, ya que el 80% de los que lo escuchan en Spotify tienen menos de 35 años, porcentaje que revela el interés de los más jóvenes por estas músicas.

Dicho esto, hoy comienza el 41 Festival de Jazz de Granada, en el Teatro Isabel la Católica. En el programa destaca un concierto, un homenaje colectivo a la generación que trajo el Jazz hasta nuestros días. De las citas clásicas en locales míticos de Granada a las cuentas de Spotify. Recorramos, pues, ese camino juntos, a buen ritmo.

Comienza el espectáculo

Fred Elizalde, Adolfo Salazar y García Lorca.

Se considera que el Jazz desembarcó en Europa con los soldados estadounidenses de la primera guerra mundial. Con ellos apareció un baile «más vivo que el Foxtrot, más apasionado que el Five Step y mucho más complicado que el Tango». El Jazz era básicamente un baile, un baile de bailes.

Intelectuales como Guillén, Cernuda, García Lorca y Gómez de la Serna sucumbieron a su poder de seducción escribiendo sobre él. Al de Fuentevaqueros se le atribuye la frase «las únicas cosas que Estados Unidos ha dado al mundo son los rascacielos, el Jazz y los cocktails». Y de su viaje a Nueva York recordó lo vivido en el club Small Paradise de Harlem: «Una masa de público danzante que era negra, mojada y grumosa, como una caja de huevas de caviar…». En su caso, la musicalización de los títeres de 'Don Perlimplín' la realizó su amigo Federico «Fred» Elizalde, músico filipino-español de largo recorrido en el Jazz y la clásica que pasó por Granada en 1932 para actuar.

Otros no se lo tomaron tan efusivamente. Así, Ortega se despachó a gusto, y en un artículo publicado en 1925 declaró que «el Jazz-band con su negro antropoide representa la humillación de la música». El Defensor de Granada recoge ya en noviembre de 1926 una actuación de Jazz y Gospel a cargo de los Fisk Jubilee Singers celebrado en el desaparecido Coliseo Olympia.

Capitalista e inmoral

La guerra civil supuso un frenazo en la difusión de esta música. Y por ambos bandos. Para los republicanos se trataba de una música burguesa y elitista «sospechosa de tendencias capitalistas», mientras que para los franquistas el Jazz era «un sonido chirriante que invitaba al desorden»; música «primitiva, inmoral y salvaje» que además había sido «inventada por negros», como se leía en una circular de 1943 de la Delegación Nacional de Propaganda, que proponía «desterrar esa ola de música antinatural, arbitraria, y podríamos decir que antihumana, con que América del Norte ha invadido Europa... Nada más lejos de nuestra moral que esas danzas dislocadas en las que la corrección del gesto desciende a un ridículo y grotesco contorsionismo».

Señoritas 5 pesetas y caballeros 25 pesetas

La Big Band, en concierto.

Pero resultó imposible poner puertas al ritmo, así el 'Jazzmbandismo' cundió, y más cuando la España germanófila viró a la aliadófila, encontrando receptividad en una juventud ansiosa: fueron los 'pollos swing' y las 'chicas topolino'. Y el Jazz fue entrando en las comedias teatrales, en las revistas, el cabaret y las salas de baile. Allí, con boleros y 'canción española', el Swing y el Charlestón formaban parte del repertorio de las orquestas anunciadas como «de ritmo» o de «género moderno americano». De esas en Granada actuaban Bólidos, Nikols, Casablanca, la Atlántida, la Álvarez Quintero, la del Liceo, Rapsodia o la Orquesta Bahía. Actuaciones con «mostrador independiente para señoras y señoritas. Precio: señoritas 5 pesetas y caballeros 25 pesetas», según se lee.

El resto del circuito lo conformaban los cafés con espectáculo como el Gran Café Granada (el Suizo), el Gran Café Royal, el Alameda, el Hollywood, el Café Flor, La Bolera, el café Bibrambla, Los Jardines Alberto, la sala de fiestas Neptuno, la terraza del casino Principal, o los salones de algunos hoteles como el Alhambra Palace, el Sudán o el Washington Irving, y ocasionalmente en el cabaret/local de alterne Rey Chico, que amparaba a pianistas como Ambrosio Valero o el 'maestro' Fernando Novi, director del combo Ivon-Jazz y padrino musical de Gelu o Miguel Ríos.

El cronista de época Manuel Espadafor recuerda a alguna estrella de la canción de paso, como Lolita Garrido, que «interpretaba blues con una exquisita sensibilidad».

En ese proceso de asimilación, el Jazz fue mezclándose con los géneros nativos. Curioso sincretismo que dio forma entre muchos ejemplos a un foxtrot titulado 'Always Sevilla Yes'; mientras que la Orquesta Demon's Jazz grabó un «disco de raza» –como se lee en su portada– inventando el 'fox-pasodoble', rematado en la cara B por un desopilante charlestón que decía «Madre cómprame un negro en el bazar».

A principios de los años sesenta, antes de que la fiebre beat cundiera, el Jazz aquí tenía bastante vitalidad, así las radios emitían programas especializados como 'Jazz Club' (Eloy Guerrero en la Voz de Granada) y Hot Jazz (José Antonio Fuentes en Radio Granada) entre otros. Mientras, la Universidad acogía los conciertos del Hot Club de Granada.

Por aquí pasaron, por diversas razones, Stan Getz (amorosas), o Cole Porter, acompañado de su pareja el actor Rober Bray y con Jean Howard de carabina. El 11 de diciembre de 1959 daría su primer concierto en Granada Tete Montoliu, fue en Medicina con el cuarteto Jubilee Jazz, y después Albert Mangelsdorff traído por el Instituto de Cultura Alemán.

Hot Club de Granada

Olmedo, Quique Luna y Saturio, en concierto.

El 'Hot Club' de Granada lo montó en 1964 el estudiante de Farmacia canario Saturio Fuentes 'el Jamba', (contracción muy granadina de 'Jazzband', que era la denominación de la batería de Jazz), junto con el recientemente fallecido Ignacio Olmedo. Ignacio tenía un desván en la casa familiar y ahí se reunían a hacer «música americana» (en palabras de Enrique Valdivieso, allí presente de alumno). Fue el centro de operaciones de los pioneros. Fuentes y Olmedo hicieron numerosas presentaciones en directo en la Universidad, el Club de Tenis (con gloriosas Jam's en las que participaron Juan Carlos Calderón o Pepe Nieto entre muchos) y dando charlas y conferencias en los colegios mayores. Tuvieron como cómplices de apostolado al baterista Juan P. Ochoa y el contrabajista Enrique Luna.

En los escenarios locales se recuerda a nombres como los de Luis Mejías, a los saxofonistas Miguel Quirós y Manuel Morales (de larguísima carrera posterior) o la Orquesta Sky y las bandas de Rafael Zúñiga 'el de los tambores', como precursores de la incipiente escena local.

Llegan los grandes conciertos y festivales

El añorado Ignacio Olmedo, en el Bohemia.

En la programación oficial se empezaron a incluir los conciertos que promovía el Ministerio de Trabajo a mediados de los años setenta, e incluso se asoma el Jazz por el opulento Festival de Música y Danza. Pero la primera vez que se vio en un cartel las palabras 'Festival Internacional de Jazz' fue en 1975, anunciando cuatro actuaciones en el Hospital Real. Su organizador fue Alejandro Reyes Domene (¡Premio Nacional de las Músicas Actuales!) en colaboración con el Colegio Mayor San Juan Evangelista, que lo recuerda como un gran éxito: «Se llenó completamente, así lo reflejaron IDEAL, Patria y La Hoja del Lunes con palabras entusiastas. Hasta fuimos recibidos en el Ayuntamiento por el Teniente de Alcalde y nos dieron una copita de vino de honor», rememora divertido. En 1978 José María Ojeda cogería el testigo organizando las '4 horas de Jazz' en el Estadio de la Juventud, que tras convocar a 2000 personas repitió en las 'Jornadas Universitarias de Jazz' (¡con Romano Mussolini, hijo jazzista del dictador italiano!). Ojeda fundaría definitivamente el Festival de Jazz que conocemos ahora en 1980.

Hay que destacar el paso del entonces proyecto de escritor Antonio Muñoz Molina por la Delegación de Cultura. Gran aficionado, realizó una gran labor programando en el Falla. Antonio Muñoz escribió en Granada su primera obra premiada, 'El invierno en Lisboa', ambientada en torno a dos clubes de Jazz imaginarios, el Lady Bird y el Burma, y protagonizada por un músico, Billy Swann, que en la versión cinematográfica sería Dizzy Gillespie; ambos se conocieron en Granada con motivo del pre-estreno de la película en el Festival.

Y por último en este recorrido por la historia del Jazz en Granada cabe señalar antes de llegar a la 'edad moderna', la fundación de Club de Jazz de Granada, primer proyecto organizativo de los músicos y aficionados en una entidad activa y estable. Se creó en 1986 en el Centro Artístico, y el Carmen de la Victoria, y que en sus dos etapas (la segunda el Calentura y la sala Caverna) dinamizó mucho el panorama. Sus carteles los diseñaban Rubén Garrido y el dibujante de cómic undeground Antonio Pamies, padre del pianista más internacional que ha dado el Jazz granadino: Sergio Pamies.

Hasta aquí las peripecias de aquella música «para simios y contorsionistas» en nuestra ciudad. El concierto de esta noche es un justo homenaje a la escena de aquella generación que puso a Granada en el mapa del Jazz español, alentando a todos –que son muchos, y muy buenos- los que han venido por detrás. Gracias.

Curso del 79

Al escenario del Isabel la Católica se subirá hoy la que podríamos llamar 'Generación del 79', un grupo de músicos que en esa década coincidieron en Granada: Julio Pérez, Pedro Andrade, Miguel Ángel Corral, Carlos Martín, Fernando Wilhelmi, Arturo Cid, Guillermo Morente, Nicolás Medina, Luís Poyatos, Víctor Olmedo, Kiko Aguado y el alemán Henry Kneuer. ¿La excusa? Un recuerdo y la despedida a don Ignacio Olmedo.

Teniendo como elemento de enlace generacional al organista Valdivieso, que recorrió medio mundo con su Hammond en una vida de película, los años 70 supusieron el recambio de promociones. Además de los presentes hoy habría que citar también a Anselmo Vaquero, Ernesto Baquero, Miguel Pedrosa, Pepe Visedo, Nonete, Amador Martín, Caito Desi… en general músicos que nacieron en el Rock y fueron deslizándose hacia el Jazz. Y aparecieron con tanta pujanza que la italiana Gran Enciclopedia del Jazz ya reseñó la actividad de la ciudad. La apertura de locales, muchos, como el Magic, La Garnacha, Eshavira, el Tubular, el Acuario, Trápala, el Piaff y el Avellano, el Piaf, el Free / Mingus, La Recacha… donde el Jazz era su BSO, amparó el auge de esta música en una ciudad tan receptiva como productiva: La Banda del Tío Paco, Confusion, Sacalapatata Triping Band, Colectivo Jazz Plaza de Toros, Jazzmin, Costa Quartet, Jazzta, Ron Quartet, Bop Hope… e infinidad de combinaciones más, hoy recordadas.

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