Un día después de que llevara al público del Teatro Real al delirio con una soberbia interpretación de 'E lucevan le stelle', composición del tercer acto de 'Tosca', Jonas Kaufmann comparece ante la prensa como si nada hubiera pasado. Kaufman y Sondra Radvanovsky, la cantante que encarna a Floria Tosca, volvieron locos la noche del lunes a los espectadores del coliseo madrileño, que consiguieron dos bises como regalo de los dos divos. «Siempre he luchado por estar donde estoy ahora. Yo no quería ser un tenor italiano, un tenor alemán o un tenor tal, siempre quise ser un tenor», asegura el alemán. «No es mi primera 'Tosca' y que espero que no sea la última», dijo el cantante, quien se encuentra a sus anchas dando vida a Mario Caravadossi.
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Camisa de lino y pantalón verde oliva, Kaufmann adopta un tono modesto, pese a que está en uno de sus mejores momentos artísticos. El lunes coronó una espléndida actuación que promete tendrá paragón. «Aún podemos elevar el listón y tener más y más bises. Por eso empezaremos con la actuación a las 19.30. Así no tendremos problemas con el cierre», bromeó.
Los privilegiados que acudan a la representación del jueves podrán comprobar si la voz de Kaufmann asciende a cotas más altas de belleza. En cualquier caso, no es la primera vez que hace un bis con 'Tosca': ya lo consiguió en la Ópera de Viena hace cinco años.
La actuación fue un duelo de titanes operísticos. Kaufmann ya estaba avisado de que la velada prometía. El cantante vio en monitores cómo unos espectadores enardecidos reclamaban a Sondra Radvanovsky que repitiera el aria 'Vissi d'arte'.
«Tenía que arrodillarme en un momento del aria y fue una mala idea, porque me hice daño. En el bis pensé que lo iba a hacer otra vez, pero con más cuidado, para poder disfrutarlo», dijo con humor.
Nobleza obliga, el tenor se deshizo en elogios hacia su compañera, que recibió los aplausos de los espectadores hasta en cinco ocasiones. «Radvanovsky es una gran compañera y una actriz fantástica. Tiene una voz enorme, es increíble lo que hace. Lo de los bises no ocurre cada semana, aunque Radvanovsky lo puede acabar convirtiendo en una tradición», alegó el divo. Y es que la soprano estadounidense ya ofreció un bis en el Teatro Real en el estreno de esta obra el pasado 4 de julio.
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'Tosca' es más que un talismán para el tenor. Es una ópera que adora desde que la cantó por primera vez en el Covent Garden. Desde entonces no ha dejado de disfrutar con el trabajo de Puccini. Kaufmann (Múnich, 1969), al que le gusta alternar papeles y repertorio, está inmerso en el montaje de 'Tristán e Isolda', de Richard Wagner, que se estrenó el pasado 4 de julio en su ciudad natal . «Hay quienes creen que hacer un buen Tristán es crucial para los próximos 10 años en tu carrera. Yo pienso que es al revés, que los tenores con dificultades ven este rol como una oportunidad, y luego afirman que han perdido sus habilidades para otras creaciones». Una vez dominado el Tristán, en su ánimo no está el renunciar a una parte del repertorio, como han hecho otros cantantes reputados.
Ahora que le reclaman en todos los templos líricos, el cantante elige con cuidado todas y cada una de sus actuaciones, al tiempo que prefiere no prodigarse demasiado. «Una función operística exige tiempo, mientras que en un concierto llegas, cantas y te vas. En mi caso, hay tantas invitaciones que resulta muy difícil cumplir con todas las citas». En este momento, cuando ha tomado con plena conciencia el mando de su carrera, intenta conciliar su vida profesional y familiar. «Procuro no ir mucho EEUU, porque está lejos. Además, intento pasar más tiempo con mis hijos y mi familia». Dice que le agrada visitar Madrid, siempre y cuando pueda disponer de dos días libres para recorrer algunos museos.
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El cantante mantiene un idilio con el Real. Cada vez que aparece en cartel su nombre, se agotan las entradas. Su saber hacer estriba en no forzar para que la gente pueda apreciar la coloración de su voz. «No la manipulo. Nunca he intentado parecer más infernal o más brillante para tener la pareja perfecta de cara un papel determinado».
Hasta el lunes, habían repetido en el coliseo madrileño desde su reapertura diversos cantantes como Leo Nucci -en 2009 y en 2015 con 'Rigoletto'- o Javier Camarena en 2014 con el aria de 'A mes amis' de 'La fille du régiment'. En 2018, seis solistas (incluidos Salvador Camarena y Lisette Oropesa) ofrecieron un bis con 'Lucia di Lammermoor'. Un año después, Camarena cantó dos veces, con el público en pie, el aria 'Una furtiva lagrima', de L'elisir d'amore, compuesta por Donizetti. Y en 2020, Oropesa triunfó con la segunda parte del aria 'Addio del passato', del tercer acto de La traviata, de Verdi.
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