Ainhoa Arteta deslumbró en el Falla. José Albornoz
Crítica

Ainhoa Arteta llegó y volvió a triunfar en Granada

Estuvo próxima, cercana, sumamente amable con el público con el que se relacionaba en una serie de monólogos llenos de gracia, donde su carácter amable se ponía de manifiesto

José Antonio Lacárcel

Domingo, 29 de septiembre 2024, 12:48

Decir Ainhoa Arteta es referirse a una brillante carrera, a una hermosa y bien timbrada voz; es recordar la lucha contra la adversidad, de la que ha salido triunfante; es repasar los papeles tan importantes que ha interpretado en el mundo de la òpera. Es ... recordar los éxitos en los principales teatros del mundo. Y es también tener presente su enorme profesionalidad, su carácter amable y cercano, su complicidad con el público, su indudable belleza. Todo ello contribuye a hacer de ella, de Ainhoa Arteta, una cantante que siempre es recibida con interés y que nunca defrauda. Por ello, ha sido un acierto por parte de la dirección del Centro Falla, ofrecer un recital de la gran soprano vasca que ha sabido, una vez más, conquistar por competo al público granadino que acudió en buen número, pero sin llegar al lleno que hubiera sido de esperar por la calidad de la intérprete y por el gran esfuerzo realizado por parte del Centro Falla.

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Arteta estuvo próxima, cercana, sumamente amable con el público con el que se relacionaba en una serie de monólogos llenos de gracia, donde su carácter amable se ponía de manifiesto. Dedicaba el recital a la figura de nuestro paisano Miguel Ángel Gómez Martínez, que falleció este verano. Y aprovechaba para reivindicar su figura y la de interesantes compositores españoles que formaban parte del programa elegido para la soprano, formidablemente acompañada al piano por Javier Carmena. En lo vocal se mostró llena de musicalidad, con una potente voz que sigue teniendo ese matiz aterciopelado, lleno de sugerencias, que la hace figurar como una verdadera grande del género lírico pero muy alejada de los divismos caprichosos de otras cantantes. Y otros cantantes, que hay que incluir a unos y a otros.

Sencillez, sobre todo, pero por encima de cualquier otra consideración, servicio a la música. Como se puso de manifiesto en las deliciosas obras de Puccini entre las que estaba Sogno d´or que nos llevaba al final del tercer acto de La Bohème. O en as bellísimas canciones de García Abril,,tan hermosas, tan auténticas, tan musicales, o en la fuerza de tres de las 7 Canciones de Falla. Sin olvidar las hermosas y difíciles canciones de Obradors para culminar con ese hermosísimo tributo a las tonadillas de Granados donde está, una vez más, presente el colorido y el espíritu lleno de casticismo de Goya. Fuera de programa interpretó la romanza de Salud, de La vida breve, con un intenso dramatismo, dramatismo que también estuvo presente en el aria de Manon, y como contraste la gracia picante de La tarántula, de Gíménez.

Hay que destacar que el pianista brilló a gran altura como acompañante y también como solista. Definitivamente un recital bello, grato, con una gran Arteta y un programa para disfrutar.

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