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Mide casi tres metros y pesa seiscientos kilos. Es el Bösendorfe Imperial 290, el piano más grande jamás contado. Hay 50.000 en todo el mundo. Tres en España. Y uno en Granada. Concretamente en el Auditorio de la Caja Rural, que lo adquirió a finales de los ochenta por cuatro millones de las antiguas pesetas. Una auténtica ganga si tenemos en cuenta que hoy día resulta casi imposible encontrarlo por menos de 200.000 euros. Y es que estamos hablando de un instrumento único por sus extraordinarias dimensiones, porque tiene nueve notas más que las 88 convencionales y porque sólo lo tocan los concertistas 'top'. Entre ellos, el granadino Ambrosio Valero, el único intérprete español fichado por la marca vienesa Bösendorfe en sus 185 años de historia. Un grande pulsando las teclas de ébano y marfil del más grande. Todo un lujazo.
«Yo siempre lo comparo con un lamborghini, una bestia que no sabes por donde te va a salir», comenta Ambrosio Valero, que hoy precisamente actuará en Berlín con otro Imperial 290. En este caso será alquilado, como los otros dos que hay en España, uno en Madrid y otro en Málaga. Lo normal es que Yamaha, la compañía dueña de la casa austriaca, los arriende para conciertos y festivales.
El de la Caja Rural, que se conserva como una auténtica joya, es de los pocos que hay en propiedad. Por eso es frecuente ver por allí a Ambrosio. Una relación, con la Rural, que ha ido más allá con la Escuela Internacional de Música Manuel de Falla, cuyo curso comenzará en septiembre. Profesores de primer nivel, algunos pertenecientes a la Orquesta Ciudad de Granada, enseñarán a músicos venidos de los cinco continentes. Aquí. En Granada. En el Auditorio de la Caja Rural. Con el Imperial 290. Toda una experiencia que también tendrá una vertiente social más que interesante. Los alumnos, además de profesionales en busca de la maestría, serán críos con necesidades especiales por padecer trastornos como autismo y Asperger o algún tipo de discapacidad como déficit auditivo y visual.
El Imperial 290 tiene una longitud de 290 centímetros –de ahí su nombre– en toda la diagonal del arpa. Aunque su gran singularidad es que tiene 97 teclas. Es decir, ocho octavas completas. «Esto aporta –explica Ambrosio Valero– una resonancia, una calidez de colores, una vibración y unos armónicos que generan un sonido muy potente, casi orquestal». Todo ello abre la posibilidad de interpretar un repertorio amplísimo. Todos los grandes compositores han escrito para este 'acorazado'. Entre ellos, Maurice Ravel, Serguéi Prokófiev, Ígor Stravinski... pero sobre todo el italiano Ferruccio Busoni, que fue quien sugirió en 1900 a Bösendorfe que diseñara el Imperial 290 para transcribir todas las obras de Johann Sebastian Bach del órgano a piano. El Imperial 290 tiene la misma tesitura. «Es como si estuvieras en una catedral», afirma Valero, quien confiesa sentir una especial predilección por piezas de Frederic Mompou y Busoni.
¿El único pero? Sus dimensiones. Es tan enorme, tan sumamente grande, que su maniobrabilidad es muy reducida y requiere que instalaciones y espacios estén adaptados. «Rompimos el montacargas del Auditorio Nacional porque no admitía tanta carga», recuerda Ambrosio Valero. También hubo destrozos en varios escalones de acceso al sótano del edificio de la Caja Rural en la Gran vía de la capital, donde estuvo varios años, y en las losetas de la entrada en la sede central –hubo incluso que desmontar una baranda–, donde el Imperial 290 se haya en la actualidad y donde es el gran protagonista de los recitales que se celebran en el auditorio.
El Imperial 290 de la Caja Rural de Granada está matriculado con el número 31.840. Fue construido en el año 1977, aunque no pasó a titularidad de la entidad, a través de su fundación, hasta diez años después. Este Bösendorfe era el de representación de la marca en España, «pero allí apenas lo movían», comenta José MaríaLeonés, responsable de la empresa Musical Leonés y encargado, por entonces, de la venta de los bösendorfers en Andalucía.
Él, José María, fue el artífice de los 'viajes' de este Imperial a algunos de los principales escenarios de España. Lo emplearon en el Certamen Internacional de Piano Paloma O'Shea, en el Festival de Otoño de Madrid, en el Teatro Real o en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada. También ha tenido intérpretes de lujo como Chick Corea, Óscar Peterson o Javier Perianes. Y ha acompañado a grandísimas divas de la ópera como Ainhoa Arteta o Montserrat Caballé, a quienes les gustaba especialmente el Imperial de Caja Rural. «A todos los cantantes les encanta porque no se les tapa la voz cuando están a su lado; su sonido es más limpio, más natural y además se proyecta mejor», asegura José María Leonés.
Otra de las características que hacen del Imperial 290 una 'criatura' especial es que está completamente hecho a mano, desde las ruedas hasta la última cuerda. A veces, incluso, a gusto del consumidor. La caja se moldea manualmente durante años y siempre está hecha de maderas nobles –el de Granada es de nogal–. Nada de aglomerados. El arpa es de bronce.
Ambrosio Valero, músico oficial de la marca Bösendorfe, está considerado uno de los mejores pianistas de España. Nació hace 35 años en el Paseo de los Tristes. Empezó con el piano a los cuatro años acompañando a su padre, también Ambrosio, que tocaba en el hotel Alhambra Palace y en el Rey Chico. «Siempre me lo planteó como un trabajo», asegura. Después completó su formación en el Conservatorio Victoria Eugenia de Granada en la especialidad de Música de Piano, y se perfeccionó con grandes maestros como Joaquín Achúcarro, Daniel Barenboim y Vladimir Ovchinnikov. Ha ganado más de cuarenta premios internacionales. Entre ellos, el Concurso de Piano María Canals de Barcelona. Está plenamente integrado en los circuitos profesionales con un promedio de sesenta actuaciones anuales en la última década. Siempre con un Imperial 290 del constructor Bösendorfe, el más importante del mundo.
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