Juan Jesús García
Granada
Miércoles, 20 de abril 2022, 00:11
40 años de faena contemplan a uno de los tipos más singulares que se pueden escuchar en un escenario español: Jorge 'Ilegal' Martínez. Recién llegado con su gente de Latinoamérica, continúa enseñando por aquí, el sábado a las 21.00 horas en la Sala Tren, ... el contenido de 'La lucha por la vida', su disco de cumpleaños preparado en plena fiesta con colegas como Luz Casal, Josele, Loquillo, Calamaro, Iván Ferreiro, Evaristo Páramo, Kutxi Romero, MClan… Entre otros invitados a soplar la velas.
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–Hace poco leía sobre las visitas de Pío Baroja a Granada. Usted le dedica el título de su disco.
–Sí, ha sido una de mis lecturas más antiguas porque heredé la biblioteca de mi abuelo y tenía todo Baroja, que me resultó muy adecuado para leer en una época juvenil en la que devoraba sus libros torrencialmente. Era una autor perfecto en las tediosas noches del instituto.
–Mejor Baroja que Salgari…
–(Carcajada) Salgari no me gustaba nada, y eso que nos lo aconsejaban…
–Disco que, por cierto, lleva a Rasputín en la portada… ¿Le mataron las siete vidas pero tenía más o se ha reencarnado?
–Fue un gran superviviente, casi como Ilegales, porque la lucha por la vida es una necesidad en todos los seres vivos, desde Rasputín a nosotros. Fíjate que nadie no daba nada por nosotros, porque éramos jóvenes airados y conflictivos, sin embargo todos han desaparecido y nosotros continuamos con vida cuarenta breves años después. ¿Que si se ha reencarnado? Sé a lo que te refieres: ese imperialismo ruso ha existido siempre, ha trascendido a los zares. Este tipo de gente no tiene ideas revolucionarias sino que vuelven a reproducir a los tipos que han mamado, son psicópatas que se dejan manipular, y no es nuevo, recordemos a Calígula, Nerón, Lucio Tarquinius Superbus… Hasta llegar a Mussolini o Bolsonaro.
–Ya predijo que Europa había muerto, también cantó que «no se ha declarado aún, pero habrá guerra». Da reparo hablar con usted sin agua bendita a mano...
–No es para tanto (carcajada). Los humanos somos muy previsibles. Esa es una canción muy antigua, de casi 1979; en el 88 la regrabamos pasándonos de solemnidad, quedó casi agónica. Y con mi amigo Enrique Bunbury decidimos darle ahora un tono más exacto. En un titular de El País se leía «no disparen, soy un civil, y sonaron cinco disparos», que parece sacado de esa canción. Los seres humanos somos de esa manera. El presente está hecho de pasado y de futuro.
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–Claro que con lo de Eurovisión no acertó…
–(Carcajada) 'Nuevos cantantes hacen el ridículo en viejos concursos como Eurovisión'… (carcajada). Pues creo que he acertado plenamente. Joaquín Sabina me dijo que la canción le parecía muy buena, pero que nadie hacía caso ya de Eurovisión… En fin, la estupidez humana es un capital incalculable le decía yo, y ahí tienes, a todo el mundo hablando de Eurovisión.
–Le conocimos a ras de calle y ahora se le ve dando clases magistrales en la Universidad.
–La Universidad ha cambiado muchísimo, está en crisis desde hace tiempo y corre un serio peligro, porque se intenta que dé respuestas a los requerimientos de las empresas, o sea que son las empresas las que mandan. Se está prescindiendo de las asignaturas de letras… y lo más carcajeante es que ahora la derecha aboga por la Filosofía cuando hace cuatro días quería eliminarla… Uno intenta aportar lo que tiene. Ahora en el mundo empresarial se propone el 'hágalo usted mismo'.
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–Loquillo decía que no se acordaba bien de lo que vivió en los ochenta. ¿Usted?
–Yo era un habitual de todas las noches (carcajada), pero tengo un método propio que es olvidar todo lo accesorio, lo que no importa, y así recuerdo perfectamente todo lo que tiene valor. Pero en cambio soy muy mal fisonomista y no acuerdo de las caras de la gente, sin embargo recuerdo hasta las conversaciones, aunque fueran para besugos a altas horas de la mañana (carcajada).
–Su generación va bien, ahí están 091, Enemigos, Deltonos, Coque Malla…
–Alguno falta ya sí, y los que están han peleado contra todo, porque han sido años de fuego, vividos muy intensamente, y si hay fuego hay cenizas. Nosotros nos conservamos razonablemente bien, en mi caso por un antídoto: yo fui un adolescente hechizado por las guitarras eléctricas, y eso imprime carácter y una fuerza casi inagotable. Fueron tal objeto de deseo que todavía sigo adorándolas.
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–Pensaba que le quedaban menos amigos, pero en el disco hay un montón.
–Ilegales hemos tenido muchos amigos y algunos enemigos. Vale la pena tener enemigos. Hasta si uno es limpio, bueno y santo se arriesga a tener enemigos, pero lo que nunca seré es manso.
–Termino por el principio, Granada, a la que dedicó una canción, porque ha pasado cierto tiempo entre nosotros, ¿no?
–Sí, tuve una novia en Granada, que me enseñó una Granada que no conocía. Es una ciudad que me gusta especialmente, tiene un algo… Es como si tuviera algunos fantasmas acogedores, hay un tipo de melancolía que me alcanzó plenamente. Cuando voy me gusta pasearla solo, es una ciudad especial para hacerlo.
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