Han pasado (casi) 40 años desde que John (el criminal) levantó el puño en el campo de fútbol tras pasarse el sábado castigado en la biblioteca del instituto con Claire (la princesa), Brian (el cerebro), Andrew (el atleta) y Allison (el caso perdido). Eso significa ... que los adolescentes que crecieron con 'El club de los cinco', la mítica película de John Hughes ('Solo en casa'), hoy son tan adultos como aquellos que no podían ni querían entender en 1984. El film, puro espíritu de los ochenta, era un paréntesis transformador. Un viaje iniciático que empezaba y terminaba con el tema que fue el primer y mayor éxito de Simple Minds (Jim Kerr y Charlie Burchill). La canción que reencontró al abarrotado auditorio del Generalife con tantas (1001) vidas pasadas: 'Don't You (Forget About Me)'.
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Simple Minds cerró anoche la primera parte del ciclo 1001 Músicas-Caixabank, que arrancó el pasado martes con la formidable voz de Diana Krall. Antes, en la última fila, un padre y su hija («me hacía ilusión venir con ella») se giraron para hacerse un selfi con el escenario de fondo. Allí abajo, rodeado por los cipreses centenarios de la Alhambra, seis focos azules ambientaban el escenario, decorado con cinco figuras luminosas: dos manos, dos coronas y una bola (del mundo).
En una de las butacas centrales, entre los fans incondicionales, estaba Juanma Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía, que lo dio todo. Más arriba, un tipo con camisa hawaiana y visiblemente emocionado decidió cambiarle el sitio a otro que estaba en lo más alto. «¡Aquí puedo saltar!», anunció con una palmada. Entonces, justo en ese momento, los seis focos y las cinco figuras se convirtieron en un emocionante relámpago. La voz de Jim Kerr pidió ver las manos del público, un gentío enfervorecido que se levantó (y ya no se sentó), móvil en ristre, para ser testigo del viaje. En cuanto Kerr empezó a cantar, el padre abrazó tiernamente a su hija para decirle algo (al oído).
«Qué placer estar esta noche en el Generalife (dijeron desde el escenario en un perfecto español). Lavín compae, qué calor. ¡Qué malafollá no haber venido antes a Granada!».
A partir de ahí, la banda británica, con una energía colosal e incomprensible, ofreció un viaje por algunos de sus títulos más míticos, todos con ese evocador sonido ochentero, con ese himno al amor de cuando los besos no entendían de perreo ni de autotune. Himnos como 'Sanctify Yourself', una de las catedrales de Simple Minds que encajaría en la banda sonora de cualquier álbum de fotos; una poderosa melodía con la que la banda iluminó las dos mil caras que les hacían los coros: «Control yourself, love is all you need» («Contrólate, todo lo que necesitas es amor»).
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Y qué bonito (rediós) ese 'Let There Be Love' o la hermosa oración de 'Belfast Child' a los pies de la Alhambra, una canción que Jim Kerr escribió tras las matanzas de 1989 en Irlanda del Norte y que hoy es un emblema contra la guerra y la violencia. Es lo que tiene el paso del tiempo, que todo cambia menos lo que no puede cambiar: «The streets are empty, life goes on. One day we'll return here, when the belfast child sings again» («Las calles están vacías, la vida continúa. Un día volveremos aquí, cuando el niño de Belfast cante de nuevo»).
Jim, Charlie y el resto de la banda (Sarah Brown, qué vozarrón;Cherisse Osei, qué solo de batería) buscaron entre el público de Granada a alguien, en algún lugar (en verano) con su 'Someone, Somewhere (In Summertime)'. Prólogo con el que Simple Minds llegó a la canción que, como bien sabían ellos, estremecería al público con esos nervios contradictorios del que se siente joven y viejo al mismo tiempo. Sonó 'Don't You (Forget About Me)' y el puño de John (el criminal) golpeó en la nostalgia del club de las 1001 Músicas con un paréntesis que se cerró por primera vez en la Alhambra;un paréntesis como el abrazo de un padre y su hija reuniéndose en la música. Y eso (no se olvida).
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Hubo bises (tres). El útlimo, una declaración de intenciones: 'Alive and Kicking', con una marea de palmas y pies volando. El de la Alhambra fue un conciertazo. Como dicen los clásicos, Simple Minds (in corporse sano).
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