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El director del Proyecto Orce, Juan Manuel Jiménez, muestra una réplica del diente que hay en el Museo de Orce. En la foto circular, detalle de la muela JORGE PASTOR

El niño de Orce y el abuelo de Europa

La vieja polémica sobre el hombre de Orce 'oculta' la relevancia del fósil humano más antiguo de Europa, un diente de 1,4 millones de años | El hallazgo, avalado por toda la comunidad científica, es la gran joya del Museo de Orce, un municipio clave para entender la prehistoria europea

Jorge Pastor

Granada

Domingo, 31 de marzo 2019, 13:07

No se sabe si era una niña o un niño, pero sí se sabe que era menor, con una edad que oscilaba entre los diez y doce años, pequeño de estatura –medía algo más de un metro–, que estaba cubierto por mucho vello y que uno de sus dientes de leche, concretamente una muela, que se le cayó o que mantuvo en su dentadura hasta que murió, es el resto humano más antiguo de Europa con 1,4 millones de años, unos 200.000 años más que la mandíbula encontrada en Atapuerca en 2007. Una pieza dental, de no más de doce milímetros, que sigue otorgando a la localidad granadina de Orce, situada en el norte de la provincia, a una hora y tres cuartos en coche de la capital, el cetro de municipio de los primeros pobladores de Europa.

Juan Manuel Jiménez, profesor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada y coordinador del Proyecto Orce, afirma que el hallazgo de esta muela en el yacimiento de Barranco de León, cuyo origen y antigüedad está reconocido por toda la comunidad científica, se produjo en el año 2003, aunque su divulgación no se produjo hasta julio de 2013 en la revista especializada 'Journal of Human Evolution' –realmente fue en marzo, pero se retiró durante unos meses para incorporar unas modificaciones–. Un hecho de una enorme relevancia por tres motivos fundamentales. El primero de ellos ya se ha apuntado y tiene que ver con la ciencia. El 'niño de Orce' es el más anciano de Europa.

Y de este primero se derivan otros dos no menos trascendentes. Más allá de la polémica de que aquel cráneo hallado en 1982 , el famoso 'hombre de Orce', fuera de un homo o de un équido, y más allá de que en otros yacimientos se hayan topado con útiles con más de 1,4 millones de años, Orce sigue siendo una pieza clave para entender esa incógnita existencial del 'dónde venimos'. Orce, con apenas 1.200 habitantes, merece que sea reconocido nacional e internacionalmente como lo que es. «Su relevancia radica en que tiene un registro de fauna extinta, incluso de seres humanos, que no tiene parangón en Europa», asegura Juan Manuel Jiménez.

Jordi Agustí es paleontólogo de gran prestigio, profesor en el Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social de Tarragona y único descubridor aún vivo del yacimiento de Venta Micena, el primero que se hoyó en Orce –después vinieron Barranco del León y Fuente Nueva–. Considera que «la competición que a veces se establece en paleontropología de qué es lo más antiguo es poco relevante». «No me dedico a los homínidos, pero sí a datarlos, y yo contribuí a decir que Barranco del León era más antiguo que la Sima del Elefante (Atapuerca)», asevera Agustí. Según este investigador, un premolar infantil no aporta mucho a la ciencia, pero sí anticipa que puede haber más restos humanos en la zona. Agustí sí subraya la industria lítica que se ha localizado en y que proporciona información sobre el contexto faunístico y paleoclimático. Barranco Leon y Fuente Nueva son importantes, a su juicio, para conocer el contexto de la primera colonización. «No son las únicas ventanas abiertas al pasado en esta zona, ya que toda la cuenca de Guadix y Baza presenta una secuencia estratigráfica continúa que no hay en ningún otro lugar de Europa.

Responsables de Atapuerca admiten la antigüedad del diente

José María Bermúdez de Castro es coordinador de proyecto en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana y coodirector de las excavaciones de Atapuerca desde 1991. Considera que el debate sobre si los fósiles humanos de Orce son más antiguos que los de Atapuerca –y viceversa– no debe de tener relevancia puesto que hablamos de dataciones similares y lo realmente importante es que los primeros homínidos los tenemos en la Península Ibérica. Dicho esto, el propio Bermúdez de Castro considera que es bastante verosímil esa cifra de 1,4 millones de años para el diente de Orce. De hecho, un equipo de Atapuerca participó en su día en esta investigación. Bermúdez de Castro comenta que la expectativa es que Atapuerca siga deparando hallazgos de interés, como aquella mandíbula de 2007 y que daba continuidad a ese Homo Antecesor de la sucesión de descubrimientos que supuso la Gran Dolina entre 1994 y 2004.

Que en Orce estuvieron hace 1,4 millones de años los primeros pobladores de Europa lo dicen los expertos y lo dicen también los propios orceños. En el kilómetro dieciséis de la carretera A-330, en la primera entrada a Orce, ya hay un panel bien hermoso donde se puede leer con toda claridad 'Orce, primeros pobladores de Europa', una literatura que se repite en otros carteles que salpican este precioso pueblo del altiplano que vive básicamente de la agricultura –ahora está habiendo una apuesta muy fuerte por el cultivo del azafrán– y que debería vivir también de un turismo atraído por un campo tan apasionante como el de la prehistoria. Y es que el Museo de los Primeros Pobladores de Europa Josep Gibert –el nombre se puso en honor al director de las primeras excavaciones, Josep Gibert, ya fallecido– es una auténtica joya que justifica una e incluso dos visitas a Orce y sus alrededores, donde está previsto que se retomen los trabajos arqueológicos a la vuelta de este verano.

Hace 1,4 millones de años...

¿Pero cómo vivía 'el niño de Orce' hace 1,4 millones de años? Lo explica el profesor Juan Manuel Jiménez. El clima era muy diferente. Los veranos eran similares, pero con menos oscilación térmica entre el día y la noche, mientras que los inviernos eran menos rigurosos. «Esto permitió que aquí hubiera una vida exuberante y una biodiversidad equiparable a las sabanas africanas que vemos en los documentales de La 2». Había mamuts de cuatro metros de alto, catorce toneladas de peso y colmillos, que se conservan, de cuatro metros de largo. Había hipopótamos de 4.000 kilogramos –allí había un enorme lago– y rinocerontes. Había dos especies de ciervos, uno gigante con unas cuernas majestuosas y otros de un tamaño parecido a los actuales. Había una especie muy parecida a los búfalos de agua. Había caballos y tigres de dientes de sable –en el Museo se puede observar la reproducción del esqueleto de uno de ellos–. Había hienas gigantes especializadas en la fracturación de huesos. Había osos, perros parecidos a los chacales y también animales de pequeño tamaño, como roedores, reptiles y anfibios, «pero de enorme trascendencia porque permiten establecer cronologías y hacer reconstrucciones paleoclimáticas».

Y sobre todo había Homo Hábilis, un homínido procedente de África que ya era bípedo y que caminaba en posición erguida, que medía en edad adulta un metro y medio y que tenía denticiones más grandes que las nuestras y caras proyectadas hacia delante. «Para sobrevivir –comenta Juan Manuel Jiménez– necesitaban el concurso de elementos que no formaban parte de su cuerpo, pero que los precisaban para superar sus limitaciones anatómicas para la obtención y el procesado de comida proveniente de otros animales». Se aprovechaba todo lo comestible: el cerebro, los paquetes musculares, la grasa oculta de los huesos, el tuétano... De ahí que desarrollaran una industria lítica para descuartizamiento de la que hay miles de elementos extraídos del subsuelo de Orce y que están perfectamente clasificados. También resulta muy interesante la esfera social de aquellos antepasados. No existía el concepto de familia, pero el 'niño de Orce' sí identificaba a su madre y vivía en grupo. «Tenían inteligencia y también unos lazos sociales muy fuertes; la cooperación era fundamental para la supervivencia», asegura Juan Manuel Jiménez. En un entorno tan hostil, siempre jugó a su favor que eran pequeños y que para los depredadores resultaba más 'rentable' devorar un caballo de 500 kilos que un hombre de cincuenta.

Resumen del artículo de 'Journal of human evolution'

Resumen del artículo 'The oldest human fossil in Europe' publicado por 'Journal of human evolution', publicado enjulio de 2013. «La región de Orce tiene uno de los mejores registros paleobiológicos continentales del Plioceno tardío y del Pleistoceno temprano de Europa. Está situado en el sector noreste de la cuenca intramontana de Guadix-Baza. Aquí describimos un nuevo diente de hominina fósil del sitio de Barranco León, que data de 1.02 y 1.73 hace millones de años por Electron Spin Resonance (ESR) que, en combinación con datos paleomagnéticos y biocronológicos, se estima que está cerca de 1.4 millones de años. Si bien el rango de fechas obtenidas a partir de estos diversos métodos se superpone con los publicados para la localidad de homínidos de Sima del Elefante (1,2 millones de años), la gran mayoría de las pruebas apunta a una edad mayor. Así, en este momento, el homínido de Barranco León es el más antiguo de Europa Occidental».

Orce cuenta con cuatro yacimientos. En el de Venta Micena, con vestigios datados entre 1,5 y 1,6 millones de años, fue donde salió en 1982 el archiconocido y discutido fragmento craneal del 'hombre de Orce'. Se está a la espera de que se realicen las pruebas definitivas que resuelvan el misterio. Inicialmente había indicios, morfología y grosor del hueso, que «razonablemente», según Juan Manuel Jiménez, hacían pensar que fuera de un humano, «pero cuando se limpió la parte interna ya se observaron improntas de que no era así». ¿Por qué tanto ruido? Porque de haberse confirmado estábamos ante un punto de inflexión en la Historia. Hasta ese momento se pensaba que los hombres habían llegado a Europa hace 500.000 años y a partir de ese instante esa datación había que multiplicarla por tres. «Gibert fue un adelantado porque después el tiempo lo confirmó, pero faltaban evidencias contundentes», dice Jiménez. «Aun así –insiste– todavía no se puede descartar nada».

Los otros tres yacimientos son los del Barranco del León, de 1,4 millones de años, donde apareció ese molar de leche con un alto grado de desgaste procedente de un crío o una cría de unos diez años –para desvelar el sexo habría que hacer unas pruebas de esmalte que por ahora se han descartado para no provocar daños–. El original se puede observar en el Museo Arqueológico de Granada, ya que lo que hay en Orce es una copia. Fuente Nueva III, de 1,3 millones de años, está considerado un auténtico cementerio de elefantes por la enorme abundancia de mamuts. El de Fuente Nueva I, de más de dos millones de años, es el menos conocido. Se volverá a actuar en septiembre para reconstruir el entorno y el paisaje anteriores a la presencia humana.

Juan Manuel Jiménez señala que todo lo que se ha encontrado en Atapuerca, que apareció, según este experto, a raíz de la construcción de una vía del tren que obligó a cortar la montaña, es «impresionante» y reconoce que han sabido posicionarse muy bien. Tanto que Atapuerca es mucho más conocido que Orce –en la Sima de los Elefantes hallaron un trozo de mandíbula de 1,2 millones de años–. «Ellos tienen los restos humanos por castigo», ironiza. Pero en Orce no cejan en el empeño gracias a instituciones como la Universidad de Granada, que abandera el 'proyecto Orce'. «Hemos excavado en lugares muy concretos donde sabíamos que había actividad por la carroña, pero su lugar habitacional está unos kilómetros más arriba, en la Sierra de la Ombría, donde está previsto hacer prospecciones», anticipa Jiménez. «Pero lo más probable es que cualquier resto fósil esté oculto o desaparecido por la acumulación de sedimentos».

Uno de los mejores museos de la prehistoria de Europa

El 'Museo de los Primeros Pobladores de Europa Josep Gibert' propone un viaje por la historia más remota del hombre hasta llegar a los restos y las industrias líticas, huellas de los primeros pobladores humanos en Europa, hace 1,4 millones de años. Por la cantidad y calidad de sus colecciones, se puede comparar con las mejores instalaciones museísticas en este campo de Europa y Norteamérica.

Venta Micena, Barranco de León y Fuente Nueva son los yacimientos que nutren de fósiles al centro de interpretación, situado en un imponente edificio moderno en el Camino de San Simón de Orce. Se originaron en el borde de un gran lago, hoy desaparecido, donde los animales se acercaban a beber y muchos de ellos eran cazados y devorados por grandes carnívoros. En el Museo, el visitante, a través de vitrinas, paneles y montajes audiovisuales, puede realizar un viaje al pasado de hace 1,5 millones de años, conociendo cómo era su clima, su flora y su exótica fauna.

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