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Las restauradoras Sonia Manganell y Gloria Aljazairi trabajando en el escritorio de Federico García Lorca. JORGE PASTOR

El 'nuevo' escritorio de Federico

Patrimonio ·

El Ayuntamiento de Granada restaura la mesa de la Huerta de San Vicente donde García Lorca escribió 'Bodas de sangre', 'Romancero gitano' y 'Yerma'

Jorge Pastor

Granada

Lunes, 26 de abril 2021, 07:19

La Huerta de San Vicente significa mucho en la vida de García Lorca. Allí, al fresco de la Vega, recibía a sus grandes amigos. A Manuel de Falla, a Antonio Gallego Burín, a Manuel Ángeles Ortiz... Pero la residencia de verano de Federico también se convirtió en un refugio donde podía escribir horas y horas apartado del mundanal ruido. Lo hacía en la primera planta. En su habitación. En un escritorio de madera maciza de nogal que, un siglo después de que fuera fabricado, está siendo restaurado en el Taller de Restauración y Conservación del Patrimonio del Ayuntamiento de Granada, dueño de la Huerta y de los valiosísimos enseres que hay en su interior. Incluida esta mesa, una auténtica joya, donde el poeta universal redactó obras tan celebérrimas como 'Romancero gitano' (1928), 'Así que pasen cinco años' (1931), 'Bodas de sangre' (1932), 'Yerma' (1934), 'Llanto por Ignacio Sánchez Mejías' (1935) o el 'Diván del tamarit' (1931-1935).

Retoque en uno de los seis cajones frontales de la mesa donde Federico escribió sus obras más importantes. JORGE PASTOR

Según explica la restauradora Gloria Aljazairi López, «las propias características del material constructivo, su condición como objeto de uso doméstico, su ubicación en un espacio con unas connotaciones especiales –una casa en la Vega– y la huella del paso del tiempo han provocado una serie de deterioros». El diagnóstico previo a la intervención evidenciaba una preocupante separación del acoplamiento del tablero y una desnaturalización de las colas animales. También se había detectado el desencolado del ensamblaje de la pata y de la estructura frontal, debilitamiento mecánico, un ataque de insectos xilófagos –al parecer Anobium e Hilotrupes–, desgastes, arañazos, astillados y también manchas, salpicaduras y cavas.

Trabajos de restauración en la mesa. JORGE PASTOR
Imagen principal - Trabajos de restauración en la mesa.
Imagen secundaria 1 - Trabajos de restauración en la mesa.
Imagen secundaria 2 - Trabajos de restauración en la mesa.

Entre estas manchas, hay alguna que se ha conservado por su enorme valor simbólico, porque es una huella del mismísimo trabajo de Federico. Como un derrame de tinta china negra que se puede observar en uno de los cajones. Federico la utilizaba para cargar su pluma estilográfica y para realizar algunos de sus dibujos. También hay algunas marcas producidas por el propio uso, como un círculo perfecto que pareciera trazado con un compás.

Tratamientos

¿Qué tratamientos se han aplicado? Pues se ha procedido, por ejemplo, a la eliminación de todos los elementos de baja calidad en intervenciones anteriores que han contribuido al deterioro de la escribanía (teleras, clavos...). También se ha elaborado una pieza de nogal para devolver la dimensión original al tablón. Además, se ha procedido a la revisión de las cerraduras y la mejora de la capacidad de rozamiento de los cajones. También se ha acometido la regeneración del acabado manual con goma laca. Todo ha quedado perfectamente reflejado en una pormenorizada memoria final, con profusión de documentación gráfica y fotografías, a la que ha tenido acceso este periódico.

Trabajos de conservación y regeneración del acabado del escritorio a muñequilla de goma laca. JORGE PASTOR

Este buró original de Federico GarcíaLorca estaba ubicado en su dormitorio, y en principio ahí regresará cuando culmine esta actuación. El transporte hasta el Taller de Restauración, enclavado en el complejo administrativo de Los Mondragones, se llevó a cabo en enero, después de un período de observación en la propia Huerta para comprobar, mediante la colocación de unos testigos, si las separaciones se agrandaban. Una vez constatada la necesidad de restaurar por la relevancia histórica y por devolver su integridad física y estética, se optó por el traslado hasta el Taller. Se desalojaron las cajoneras para minimizar el peso, se realizó una envoltura en papel de burbujas y se realizó el porte con extremo cuidado, con el concurso de varios operarios, tanto en el momento de bajarlo por las escaleras de la Huerta –la maniobra más delicada– como en el porte posterior en furgoneta hasta el Taller de Los Mondragones.

El proceso de restauración ha supuesto dos meses de trabajo. JORGE PASTOR

Ahora, al igual que sucede con los enfermos después de una operación quirúrgica, el 'paciente' permanecerá durante un tiempo en observación, sin salir del 'hospital', para ver cómo evoluciona de sus heridas, ya curadas. Una vez superado el 'post operatorio', se organizará el retorno hasta la Huerta. Prisas ninguna. En este punto conviene recordar que la Huerta de San Vicente permanecerá cerrada hasta finales del verano, ya que está previsto que en los próximos meses se realicen obras en este emblemático inmueble para dotarlo de un sistema de climatización que garantice unos parámetros óptimos de temperatura y humedad para que la visita pública se pueda realizar de forma confortable, para asegurar la salud laboral de los trabajadores y para el perfecto mantenimiento de todos los enseres. Entre ellos, el piano que tocaba García Lorca, cuya tapa está encorvada por la oscilación térmica.

Se han conservado algunas manchas por su valor simbólico, como un derrame de tinta china de la pluma de Federico

El escritorio, con unas dimensiones de 1,32 metros de alto por 1,49 de ancho, está datado en el año 1920, aunque no fue adquirido por el Ayuntamiento hasta 1984. Es practicable por los dos frentes. Cuenta con diez cajones. Seis de ellos, los frontales, con una profundidad correspondiente a la mitad de grueso del mueble, y otros cuatro en los laterales, sobre el tablero. El escritorio es de nogal, aunque se aprecia una decoración enchapada en encina. El travesaño y alguna corredera son de castaño y también hay tablas interiores de chopo, el cultivo forestal tan característico de la Vega de Granada. El sistema de unión de la estructura es 'a caja y espiga' con refuerzo de clavijas.

Mancha de tinta china de la pluma de Federico. JORGE PASTOR

Gloria Aljazairi reconoce que más allá de acometer la restauración desde el absoluto rigor científico y el absoluto respeto hacia el bien en sí, operar en algo asociado tan estrechamente a la biografía de Federico «supone un punto más de responsabilidad», pero también se genera un «feeling especial» que significa un plus de emoción y de sentimiento. «Eres consciente desde el primer momento de la carga histórica», asegura Aljazairi, una reputada profesional de la restauración –es licenciada en Bellas Artes, graduada en Conservación yRestauración y doctora en Historia del Arte–.

La restauradora del escritorio ha sido Gloria Aljazairi López. JORGE PASTOR
Imagen principal - La restauradora del escritorio ha sido Gloria Aljazairi López.
Imagen secundaria 1 - La restauradora del escritorio ha sido Gloria Aljazairi López.
Imagen secundaria 2 - La restauradora del escritorio ha sido Gloria Aljazairi López.

El Taller de Restauración y Conservación del Patrimonio también ha finalizado ya la rehabilitación de una de las seis sillas que hay en el comedor de la Huerta de San Vicente. Presentaba roturas en la piel, que además había perdido sus cualidades físicas. Se han realizado injertos con el mismo material y también se ha procedido a la igualación de todo el color. Además, se han repasado todos los ensambles para aportar fijeza.

Investigación y puesta en valor

El trabajo de Gloria Aljazairi ha estado vinculado a la investigación, puesta en valor y recuperación de los procedimientos artesanales –está especializada en carpintería histórica–. Ha dado clase en la Universidad de Granada y también ha trabajado en el Patronato de la Alhambra como jefa de los Servicios Técnicos de Carpintería Histórica. Entre los múltiples hitos de su currículum, destacan publicaciones como 'Carpintería de lo blanco, trazados geométricos y mocárabes'.

Silla de la Huerta de San Vicente que también ha sido restaurada. JORGE PASTOR

El Taller de Restauración del Ayuntamiento está bajo el paraguas de la Concejalía de Patrimonio, al frente de la cual se encuentra la edil Eva Martín. «Nuestra responsabilidad como Ayuntamiento es custodiar, conservar y revisar todo el patrimonio que se pueda ver afectado por diversos factores», explica. Y en esta línea de actuación se enmarca esta intervención en el escritorio de Federico, «que tiene un gran valor testimonial para la Huerta de San Vicente y para todo ese universo lorquiano que reside en Granada y en la Vega».

La concejala de Patrimonio, Eva Martín. JORGE PASTOR

La munícipe recuerda la importancia del Plan de Restauración del Ayuntamiento, planteado para el periodo 2020-2023 y que cuenta con un respaldo presupuestario de un millón de euros. Unos recursos que se invierten tanto en elementos de interior –esculturas, cerámica, espejos...– como también externos. La principal incidencia en estos casos suele venir por la acción de los agentes meteorológicos, que terminan 'desgastando' los materiales por los contrastes de frío y calor o por las precipitaciones, y a veces también por vandalismo.

La Huerta de San Vicente, cerrada por obras. JORGE PASTOR

Un refugio donde Lorca hallaba las musas de la inspiración

La Huerta de San Vicente, hoy convertida en casa museo, fue la residencia de verano de la familia García Lorca desde 1926 y donde Federico encontraba la paz y el recogimiento necesarios para escribir, en el escritorio ahora restaurado por el Ayuntamiento, obras universales como 'El romancero gitano'. Allí pasó Federico algunos de sus mejores momentos, pero también de sus peores.

El 9 de agosto de 1936, una semana antes de que lo fusilaran en Víznar, Lorca salió desde la Huerta huyendo de los grupos incontrolados que ya lo habían señalado. Fue hasta la casa de los Rosales, donde fue detenido a los pocos días.

La vivienda perteneció a los García Lorca hasta el 6 de abril de 1985, que fue adquirida por el Ayuntamiento de la capital.

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