
Orce, del bosque al desierto
Prehistoria ·
Una investigación evidencia que en el asentamiento de los primeros pobladores había diversidad vegetal y variedad de árboles, frente al paisaje desértico 1,46 millones de años despuésSecciones
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Prehistoria ·
Una investigación evidencia que en el asentamiento de los primeros pobladores había diversidad vegetal y variedad de árboles, frente al paisaje desértico 1,46 millones de años despuésLa Tierra, ese maravilloso planeta del Sistema Solar que estamos destrozando entre todos, no ha parado de transformarse desde que se formó hace 4.500 millones de años. La ciencia tampoco ha cejado en el empeño de aportar datos sobre cómo eran las cosas en ese ayer lejanísimo y cómo son ahora. Y en este viaje alucinante Granada tiene una enorme fortuna. Una fortuna que se llama Orce. Un territorio ampliamente estudiado porque hace 1,4 millones de años ahí vivió un chiquillo peludo y menudo de entre diez y doce años con una muela de leche –no se sabe si se le cayó o murió con ella– que a la sazón es el resto humano más arcaico de Europa. Unos 200.000 años más antiguo que la mandíbula encontrada en Atapuerca.
Por eso, y por muchas cosas más, interesa tanto Orce y por eso también Proyecto Orce, dirigido por JuanManuel Jiménez, profesor de la Universidad de Granada, es una fuente inagotable de investigaciones que no dejan de sorprender.
La última, liderada por Juan Ochando y José Carrión, de la Universidad de Murcia, y publicada en la prestigiosa revista 'Review of Palaeobotany and Palynology', llega a la conclusión de que el clima y las plantas fueron determinantes para la presencia de vida humana en Orce, que ha pasado de ser un bosque con una gran diversidad vegetal y gran variedad de árboles hace 1,46 millones de años, cuando vivió el zagal del diente, a un desierto.
Lo puede observar usted mismo en las dos fotos que ilustran este reportaje, aportadas por Proyecto Orce. En la principal, una preciosa puesta de sol captada por Susana Girón, se ve cómo es la zona donde están las excavaciones de Barranco León (1,46 millones de años) en la actualidad, mientras que en la segunda, tomada en la Sierra de Moratalla (Murcia), se aprecia una flora que, según Juan Manuel Jiménez, sería muy parecida a la que había en ese mismo lugar hace 1,46 millones de años. «Esto implicó –concluye Juan Manuel Jiménez– una mayor productividad primaria, lo que provocó que los animales tuviesen una mayor cantidad de biomasa disponible».
Y es que una constante en los estudios sobre el hombre es la relación de éste con la fauna. «En particular –dice Jiménez– con los de gran talla». «A nuestra mente vienen imágenes de imponentes mamuts, de fieros tigres dientes de sable, de bravos rinocerontes... y tras ellos, como fondo necesario pero sin otorgarle mayor trascendencia, el paisaje», reflexiona. «Es cierto –prosigue– que el material vegetal tiende a fosilizar por su carácter perecedero, pero también es igual de cierto que el polen y las esporas presentan una pared exterior lo suficientemente resistente como para soportar el inexorable paso de los años».
De esta forma, gracias a la Palinología, unos modestos granos se convierten en fundamentales para dar a las plantas el protagonismo –y la importancia– que se merecen. Son imprescindibles para generar la energía con la que se alimentan las especies animales y también las personas.
Para reconstruir cómo era ese entorno verde de Orce en sus tres yacimientos principales se han tomado un total de veintiocho muestras. A partir de ellas, se ha podido dibujar la evolución de la naturaleza en Orce hace 1,6 y 1,2 millones de años.
Venta Micena (1,6 millones de años) presentaba una abundancia de efedra, un arbusto que se adapta a las condiciones ambientales extremas. Dentro de las arbóreas, cabe destacar el pino, el enebro y en algunos momentos los olivos salvajes. Por su parte, Barranco de León (1,46 millones de años) supone cambios relevantes. En el estrato donde apareció el famoso molar se ha constatado que había también encinas. Además, se ha documentado la existencia de castaños, alisos, robles y fresnos. Todo esto cambió de forma significativa hasta llegar un momento en que sobresale la aparición de plantas que hoy se hallan en África y en áreas restringidas del Mediterráneo como el cambrón y algunas palmeras. En Fuente Nueva 3 hay una prevalencia de acebuches y sosas.
Una característica geográfica de Orce fue la existencia de humedales de agua dulce. «Nuestros antepasados –comenta Juan Manuel Jiménez– pudieron adaptarse a subsistir en climas mediterráneos en los que la falta de lluvias durante el verano hacía especialmente difícil la supervivencia». «Por tanto –agrega– se producía la paradoja de que cuanto más duro se hacía el clima en la cuenca de Guadix-Baza y alrededores, mayor productividad primaria en Orce, que debió de funcionar como un oasis». «El retroceso del gran lago salino de Baza daba paso a extensiones de terreno que la vegetación podía recolonizar en favor de la emergencia de los caudales subterráneos», concluye Jiménez.
Orce es uno de los grandes tesoros de la prehistoria en Europa. Tesoros de épocas remotas que explican muchas de las cosas que están pasando en el presente.
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