Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Sus días transcurren entre pentagramas, aulas y escenarios, y el próximo será un lugar mágico en su tierra: el Palacio de los Córdova, a la luz de las velas y con la belleza nocturna de la Alhambra como telón de fondo. El violinista Pablo Martos (Guadix, Granada, 1977) dirigirá a la Camerata Garnati junto al pianista Ambrosio Valero mañana, 1 de septiembre, a las 21.00 horas.
En este lujo de cita, una quincena de músicos guiados por la batuta del granadino ofrecerán una auténtica serenata nocturna, con obras de Mozart, del compositor vasco Pascual Aldave y el «estreno mundial» de dos piezas líricas de Juan-Alfonso García, que fue el organista de la Catedral y, en opinión de Pablo Martos, «un genio, un gran artesano de la música».
Esas dos piezas líricas, nunca antes tocadas, son algunos de los tesoros que Martos, doctor en Patrimonio, ha encontrado en los cajones de la historia de la música, siguiendo un mapa infinito: el de su inquietud y amor por las partituras. «Yo lo que trato de hacer es compartir mi experiencia, mis vivencias musicales con otra gente. Creo que es el trabajo principal de un músico».
Conversar con Martos sobre su trayectoria profesional es música para los oídos: hila sus palabras con armonía y contundencia, como si estuviera siguiendo un compás mientras dialoga con su interlocutor. A sus facetas de violinista, compositor y director de orquesta, suma desde hace un año la de catedrático por oposición del Real Conservatorio Superior de Música Victoria Eugenia de Granada.
La vida de Martos está ligada a la música desde el vientre de su madre. Sus progenitores son grandes amantes de la música y tenían un grupo de música folk, llamado Arboleda, que tuvo su época de esplendor en los años 70. Aparte, su padre fue escolano y en la Escolanía de Guadix tuvo la ocasión de conocer a autores como Palestrina, Guerrero y los grandes polifonistas españoles del Renacimiento.
«En casa, la música formaba parte ineludible de las fiestas: siempre que venían amigos de mis padres, sacaban las guitarras y empezaban a cantar«, rememora el Martos, al tiempo que apunta como »los momentos más bellos« aquellos domingos por la mañana en los que su padre ponía la Obertura 1812 de Tchaikovsky. »Eso me dio la oportunidad de ver que la música era algo vivo, que no era algo académico«.
El violín empezó a sonar en sus manos a los diez años aproximadamente. En esa época también empezó a componer, aunque luego abandonó temporalmente la composición para centrarse más en el instrumento que le ha llevado a ser quien es. Su forma de trabajar es, como indica, «dar forma con sonido a las ideas» y para ello acude a las fuentes musicales, filosóficas y estéticas.
A Martos, que vive intensamente el presente y convierte cada día en un puzzle perfecto donde cuadran espacio, tiempo y sentimiento, no le gusta llamar a la música clásica «clásica», porque cree que es música «viva», vigente, aunque se escribiera en un tiempo pasado. Sus planes de futuro pasan por el flamenco, aunque se confiesa «un gran ignorante al respecto por no conocerlo -dice- en profundidad». El flamenco le apasiona y en los últimos tiempos se ha adentrado más en él.
En este punto, recuerda en primer lugar, que el concierto debut de la Camerata Garnati fue en marzo, también aquí en Granada, y fue apadrinado ni más ni menos que por David Dorantes, «este gran pianista flamenco que hace grandísimas improvisaciones en clave de jazz o fusión flamenco-jazz» y en esa ocasión con música clásica. «Somos la orquesta oficial que está actualmente trabajando con él en su proyecto 'La rueda del viento'». Además, el granadino está colaborando con Dorantes más en profundidad en otros asuntos.
Como estudioso del Patrimonio, es lógico que el flamenco haya atrapado al violinista, que ha sido seleccionado en la residencia 'Los Tientos' de la Universidad de Granada (UGR) para componer música que fusione el lenguaje que él más conoce (la música clásica) con el flamenco.
Pero el idilio de Martos con el flamenco no se queda ahí. Forma parte de la directiva de la Peña la Platería, un lugar que, comenta, forma parte de su vida emocional, pues suele llevar allí a los grandes artistas que vienen a visitar la ciudad o a él.
Cuando no anda entre partituras y notas, el violinista, formado en Alemania y Austria, se dedica a su familia: sus padres, su mujer y sus hijos. Pero, ¿cómo no?, disfruta con ellos asimismo con música... y con literatura. «También bebo vino con buenos amigos, añade riendo.
El hermano de Pablo Martos, Alberto, también es catedrático por oposición en el Conservatorio, aunque en su caso de violonchelo. Y con él tiene desde hace casi veinte años la agrupación Garnati Ensemble, «una formación un poco más reducida en la que siempre toco con mi hermano y tendremos una próxima actuación este sábado en el Ayuntamiento de San Sebastián». Otro miembro estable de esta agrupación es el ya citado pianista Ambrosio Valero.
Sobre la gestación de Camerata Garnati, Martos explica que es un proyecto exclusivamente suyo, tratando de dar forma a algo en lo que ha ido profundizando en su perfil, «como trabajar orquesta de cuerda con lo que aprendí de Daniel Barenboim o lo que aprendí en Salzburgo en mi formación de maestro de capilla y en mi formación como director con las clases que he recibido del maestro Antonio Ros-Marbà«.
La Camerata Garnati es, como describe su propio impulsor, «un grupo flexible», con un número de componentes variable en función del repertorio a ejecutar y muchos de ellos salidos de su alumnado. En la cita de este jueves, serán unos quince, «una pequeña orquesta de cámara», y aunque no tocarán en una pequeña cámara o habitación, sino en un emblemático rincón de Granada al aire libre, lo harán, como lo hacían estas pequeñas formaciones en el siglo XVIII, rodeados de amigos.
«Tocar al aire libre siempre es un reto, porque la acústica tiene su peculiaridad, pero yo creo que merece la pena acompañar el evento musical de un marco que sea bello. Ya se hacía en la época de Mozart y eso es lo que vamos a hacer nosotros», expresa. Con la mirada puesta en su batuta y el resto de los sentidos en sus instrumentos, los músicos que actuarán este jueves serán varios violines primeros, violines segundos, violas, violonchelo y contrabajo.
Las entradas para este concierto, que tendrá una duración aproximada de hora y media con una pausa programada, se pueden adquirir en el Teatro Isabel La Católica, en redentradas.com o en el propio Palacio de los Córdova un poco antes del inicio de la velada.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Fermín Apezteguia y Josemi Benítez
Fernando Morales y Álex Sánchez
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.