
antonio arenas
Miércoles, 3 de marzo 2021, 00:31
'La aurora y el viento' (Ed. Valparaíso) es el segundo poemario del poeta alboloteño, Marcelo García (1960). Pese a su reciente debut en el ... mundo de la poesía –comenzó a escribir «de manera más seria hace tres o cuatro años»–, se aprecia en este poemario un claro dominio del arte poético, enriquecido con muchas lecturas de los clásicos (Homero, Dante, Virgilio…). También reconoce su fervor por San Juan de la Cruz, Ibn Arabi, cuyo verso 'Esclavo del amor, le declaré mis ansias' inspira uno de los poemas. Incluso de modernos novelistas como Cervantes, Dostoievski, Thomas Mann, James Joyce o William Faulkner, el poetas T.S. Elliot, y cómo no, de García Lorca y Shaskespeare ¿Qué tienen que ver unos y otros? El propio Marcelo responde: «Nada y mucho, pues todos están impulsados por el mismo demonio interior y todos fueron significativos en un momento determinado para mí y motivaron mi inspiración, aunque no sigo ningún estilo o moda». En cualquier caso, aclara que «no se trata solo de un libro de seres mitológicos sino de personas que dialogan o escenifican un diálogo amatorio con otra persona tratando de darle toda la fuerza posible a los sentimientos».
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El poemario está compuesto por 35 poemas largos, repartidos en siete bloques (Descubrimiento, Desespero, Sacrifico, Santuario, Encuentro, Liberación y La aurora y el viento), y con una portada en la que se ve a Selene y Endimión. En cuanto a la elección del título explica que tiene que ver con temas recurrentes en los poemas que lo componen «y se refieren al momento de la transición entre la noche y el día, la aurora, el amanecer, el alba, la alborada, como se la quiera llamar, porque tiene una presencia en muchos de los poemas y porque tradicionalmente es uno de los momentos del día que fueron divinizados en el mundo clásico. La aurora crea una luz especial que yo asocio con una apertura de la mente y una cierta clase de verdad que sucede en un momento de transición, de cambio, como el que puede ser el final de las sombras de la noche».
Respecto al viento indica que es otro elemento importante relacionado con la diosa Eos, «que de una manera muy sutil he querido asociarlo con el espíritu, siendo el espíritu la propia palabra». En este sentido insiste en que para él ha sido muy importante que «la palabra tenga una fuerza enorme y que llegara antes que el significado al lector, de hecho puede que haya un millón de significados o ninguno. La palabra es la música del verso y del poema y eso es universal y llega hasta a un niño si se sabe recitar».
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