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'Jesucristo, esperanza que no defrauda' es el título de la exposición inaugurada anoche en el Palacio Arzobispal, organizada por el Centro Cultural del Arzobispado, y que acoge una veintena de obras unidas por una particularidad: permanecen en dependencias privadas, capillas de iglesias a las ... que casi nadie presta atención o clausuras conventuales. Ello convierte a la muestra en una excelente oportunidad para descubrir algunos de los tesoros ocultos del patrimonio religioso granadino.
Como afirma la directora del Centro Cultural del Arzobispado, Ana Franco, la muestra tiene una doble función. Una cultural, ya que muestra obras de alto nivel en el contexto del arte religioso, y otra pastoral, porque la Iglesia tiene la responsabilidad de mantener vivo un patrimonio que debe seguir cumpliendo la función para la que originalmente fue creado, que no es otra que acercar a los fieles a Dios. «Este año, al plantearnos qué exposición temática ofreceríamos en Navidad, se nos cruzó el anuncio del Año Jubilar de 2025, convocado por el Papa, y pensamos que podría ser una gran oportunidad para traer el lema del año 'La esperanza no defrauda' a dos muestras. Esta es la primera, y se centra en obras con mensajes relacionados con el Adviento y la Navidad. En Cuaresma habrá otra relacionada con ese tiempo litúrgico, de arte contemporáneo», añade.
Las sedes prestatarias de obras son, entre otras, la Abadía del Sacromonte, el Museo de la Catedral, el propio Palacio Arzobispal, la iglesia de Santa María Magdalena, el Seminario Mayor o la Hermandad del Dulcísimo Nombre de Jesús, de la iglesia del Sagrario, la cual celebra este año su centenario. Desde el punto de vista del discurso temporal, la exposición se inicia con 'Los desposorios de la Virgen', de Pedro Atanasio Bocanegra, procedente del propio Palacio Arzobispal, para continuar con 'La Encarnación del Hijo de Dios' de Fray Juan Sánchez Cotán y 'Adoración de los ángeles', de Vicente Carducho, una obra que, según comentó el vicario Antonio Fernández Siles ayer en el acto de inauguración, encierra en su interior una admirable lección de Teología. «El horizonte que separa cielo y tierra ha quedado desdibujado al igual que en la persona de Cristo la naturaleza humana y la divina han quedado unidas definitivamente. Se trata, pues, de una teofanía; el texto de la filacteria nos dice lo que estamos contemplando, la gloria de Dios», comenta.
Con respecto a la restauración de la obra, realizada por Lola y Lourdes Blanca, afirmó que tras esta, ha recuperado su esplendor una obra a la que el paso del tiempo había afectado profundamente. «Las obras que contemplarán quienes se acerquen a ver esta exposición no ilustran meramente diferentes aspectos de un misterio que es esperanza y, a su vez, nos transforma. Las verdaderas obras de arte son en sí mismas fuente de esperanza porque en ellas se realiza el don de la capacidad humana de creación de belleza y, por lo tanto, de reflejar a Dios», añadió.
Además de las obras ya mencionadas, la parte pictórica incluye trabajos de Alonso Cano ('Virgen de Belén', que se guarda en dependencias privadas del Palacio), la pareja de adoraciones del círculo de Risueño (conservadas en el convento de Santo Tomás de Villanueva), y la 'Sagrada Familia', del propio Risueño, de la Abadía del Sacromonte. Completan la muestra otras interesantes piezas como una 'Biblia Vulgata' del siglo XVIII, un 'Sacrorum Bibliorum' del XVI y una 'Historia aetarum' del XV, además de instrumentos musicales de colecciones privadas.
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