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La historia de España, como todas las historias del mundo, está plagada de momentos de extraordinario significado. Uno de ellos fue el encuentro de Cristóbal Colón con los Reyes Católicos en Santa Fe para financiar la aventura transoceánica y la llegada a la isla de Guanahani: el descubrimiento de América. Pues bien, esa escena en la que el almirante, arrodillado y con un cofre en las manos, recibe las bendiciones y el dinero de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón fue llevada a una acuarela sobre cartón entelado y es uno de los grandes reclamos de la 'Real Fábrica de Tapices, más de 300 años de historia ininterrumpida', una exposición que se podrá ver hasta el 18 de mayo en el Palacio de Carlos V.
Un centenar de piezas que forman parte de la colección de esta institución, la Real Fábrica de Tapices, que fue fundada en Madrid en 1721 por el rey Felipe V y que mantiene su actividad hasta nuestros días. Una actividad que no pasa tan solo por la conservación y rehabilitación de sus fondos y los de sus clientes con las últimas tecnologías, sino también por una labor de divulgación en la que se enmarca esta muestra que se ha inaugurado esta mañana en la sacristía, cripta y zaguán del Palacio de Carlos V, y que ha sido organizada por el Patronato de la Alhambra y la Real Fábrica de Tapices.
Para la cita en la Alhambra, se exhiben algunos elementos de valor histórico y artístico que tienen mucho que ver con Granada. Además de ese pasaje de Colón y los Reyes Católicos, que forma parte de un tríptico que se llama 'El descubrimiento de América', se puede observar un documento original de 1569 del Archivo del Patronato de la Alhambra relativo a la creación de una comisión de investigación promovida por el Conde de Tendilla sobre los atropellos que sufrían las mujeres tejedoras de la Alpujarra. También se pueden ver fotografías de telas nazaríes cedidas por el Museo Lázaro Galdiano y una selección de plantas que se utilizaban para teñir.
Entre lo más destacado, sin lugar a dudas, tres enormes tapices de casi veinte metros cuadrados. Uno de tema clásico, en el que Ulises recibe los regalos de Alcinoo, realizado en Bruselas por Ian Franz Van Den Hecke; otro en tonos verdosos de un bosque según un modelo del Museo Arqueológico Nacional; y un tercero, el más llamativo por su riqueza cromática y por la depuración de su dibujo, que se llama 'Fantasía de Goya'. Y es que la impronta de Don Francisco de Goya y Lucientes está muy presente en todo del recorrido.
Podemos ver un autorretrato suyo, pero también copias de algunas de sus escenas más costumbristas como el famoso 'Quitasol', realizado para el comedor de los Príncipes de Asturias en el Palacio del Pardo. En esta misma línea de los grandes maestros, conviene detenerse ante 'El retrato de la Infanta Margarita', imitación del que hizo el pintor sevillano en 1653. Estampas, todas, que les resultarán muy familiares. También se han incluido creaciones de corte mucho más contemporáneo.
Además, llaman la atención las alfombras, tanto de nudo turco como de nudo español. Pocos años después de constituir la Real Fábrica de Tapices, cuyo principal cometido era disponer de una fábrica de estos suntuosos textiles para los reales sitios, Felipe V dio la orden de producir esta manufactura. España fue pionera en Europa. Las que se muestran en la Alhambra son todas recientes, realizadas en los siglos XX y XXI. Muy interesantes, por cierto, todos los bocetos.
'Real Fábrica de Tapices, más de 300 años de historia ininterrumpida' también dedica un apartado a la restauración de textiles históricos que realiza con tecnologías actuales. Una de las más reseñables es una instalación de lavado, a lo que hay que sumar la implementación de equipos como estereoscopios para la realización de estudios previos o drones de aerofotografía.
Fecha Del 10 de abril al 18 de mayo.
Horario De 10.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 20.00 horas, de lunes a domingo.
Lugar Sacristía, cripta y zaguán del Palacio de Carlos V.
Acceso Entrada libre.
Avances que contrastan con las viejas máquinas y artilugios que se pueden observar ahora en la Alhambra y que, pese a la modernidad, se siguen empleando. Hablamos de telares altos de lino, ruecas, básculas de pesado de lana, devanaderas con madejas, madejeros, bobinas, atados, peines, tijeras, ovillos… y otros muchos útiles usados en los procedimientos artesanales que se siguen usando hoy día como marbete de calidad.
¿Y por qué todo esto en la Alhambra? Pues básicamente porque el legado hispanomusulmán es muy relevante en la Real Fábrica de Tapices. Materiales, procesos de tratamiento y tinción y algunas técnicas tienen raíz en la cultura musulmana. La llegada de los árabes a la Península en el siglo VIII y el desarrollo de Al Ándalus supusieron una transformación de la industria de la confección. Hasta el punto de convertirse en un verdadero motor económico en Al Andalus. Se puede rastrear, por ejemplo, tanto el cultivo de algodón como el de la seda ya en el siglo X, con cientos de villas que vivían de ello tanto en la Alpujarra como en Jaén. A todo ello se sumó el uso de los hilos metálicos en oro y plata que aportaban opulencia a lo que salía de los telares. La flora andalusí permitió la obtención de tinciones a partir del azafrán, la gualda y el cártamo para los amarillos y anaranjados, la rubia y el quermés para los rojos, el índigo y la hierba pastel para los azules, y las alheñas y los zumaques para marrones, verdes y negros.
El director de la Real Fábrica de Tapices, Alejandro Klecker, ha realizado una visita guiada al medio centenar de personas que se han dado cita esta mañana en el acto inaugural. Entre ellos una amplia representación de la Iglesia y del Ejército, dos de los grandes clientes de la institución. Klecker ha destacado el valor histórico y artístico del primero de los grandes tapices que se puede ver. Concretamente 'Ulises recibe los regalos de Alcinoo, realizado en Flandes (Bruselas-Brabante) por Ian Franz Van Den Hecke, encargado por Carlos V y que ahora, quinientos años después, se puede ver en el Palacio de Carlos V. Está confeccionado en lana y seda, tiene unas dimensiones extraordinarias (5,23 x 3,47 metros) y una calidad de ochenta hilos por decímetro. Klecker ha destacado la vinculación de la Fábrica a Andalucía desde sus comienzos –su primera sede, durante cinco años, estuvo en el Archivo de Indias- y ha dado algunas pinceladas sobre su actividad durante trescientos años hasta desembocar en el presente. Ahora mismo trabajan en ella veintiún restauradores especializados en textil y reciben encargos de toda Europa.
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