Paul Auster fue divertido en la vida y en la muerte. «Lo fue hasta sus últimas horas», y se lo agradece una emocionada Siri Hustvedt (1955), viuda del escritor fallecido el pasado 30 de abril, con 77 años, a causa de un cáncer de pulmón. La escritora y Premio Princesa de Asturias de las Letras 2019 homenajeó en Madrid a su esposo junto a Sophie Auster, hija del llorado narrador, y el hijo de esta, Miles, nieto del autor.
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La familia regaló afecto, palabras y música al autor de 'Trilogía de Nueva York' y 'El palacio de la luna' en un emotivo y multitudinario homenaje celebrado en la noche del lunes en el Círculo de Bellas Artes (CBA) coordinado por el sello Seix Barral, editor en España de Auster y Hustvedt.
Sophie Auster, cantante, cerró el emotivo acto interpretando 'Blue team', tema dedicado a su padre e incluido en su álbum 'Milk for ulcers'. También asistió el fotógrafo Spencer Ostrander, marido de Sophie, de quien se proyectaron varias imágenes del homenajeado captadas por él.
«Paul rechazó el tratamiento paliativo y quiso volver a casa. Murió rodeado de su familia, sus amigos y su biblioteca y satisfecho con su vida», contó Hustvedt. «Asumió con serenidad lo inevitable de su muerte», afirmó su viuda. «En sus últimas horas ya no podía hablar, pero podía escucharme y le dije cuánto nos divertimos juntos», resumió Hustvedt una feliz relación de más de tres décadas.
«Paul fue la persona de mi vida y yo de la suya», afirmó la escritora que prepara un libro de memorias sobre su marido que titulará 'Ghost Stories' (Historias de fantasmas) y que incluirá lo último que escribió Auster, 'Cartas a Miles', 35 páginas dirigidas a su nieto.
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Auster encaró el final «con calma, claridad y valentía». Pudo despedirse bromeando con su familia y sus amigos. Su amabilidad y su sentido del humor fueron «un regalo» en las horas más duras, según su viuda.
«Estar casada con Paul era, sobre todo, divertido», insistió la escritora, que evocó como se conocieron, el 23 de febrero de 1981, en una velada poética. «Ambos celebramos que el golpe de Estado en España fuera fallido», recordó.
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«Su obra inspiró adoración pero también furia», dijo Hustvedt renegando de la etiqueta de «posmoderno» que muchos colocan al admirado autor ante cientos de personas, en un abarrotado salón de Columnas del CBA que se quedó pequeño y al que no pudieron entrar otros cientos de admiradores tras aguantar un larga cola
Auster murió pocos meses después de la publicación de su último libro, 'Baumgartner', en el que repasaba sus cinco décadas de profesión y reflexionaba sobre la vejez, la pérdida y la memoria. Pero no soñaba con escribir otra novela después de 'La llama mortal de Stephen Crane' y '4 3 2 1'. «Tenía una idea y se daba cuenta de que ya había escrito ese libro, así que creo que el sentimiento de conclusión también le ayudó a morir bien», afirmó Hustvedt.
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En el emotivo acto evocaron el talento de Auster los escritores Enrique Vila-Matas e Inés Martín Rodrigo, también periodista; el cineasta escritor y columnista David Trueba, y la editora de Seix Barral Elena Ramírez. Se sumó al homenaje a través de un sentida misiva el laureado cineasta Pedro Almodóvar.
«Muy pocos autores han sido tan leídos y queridos en España como Auster», aseguró Elena Ramírez. Vila-Matas evocó una cena un punto surrealista en en la casa de de los Auster en Brooklyn, lo que para él escritor español suponía estar «en el centro del mundo» y participando de «una profunda conexión» entre ellos, a pesar de que no hablaban el mismo idioma.
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Martín Rodrigo destacó generosidad y amabilidad de Auster, a quien entrevistó en su última visita a España. A Trueba su última novela le supo «a despedida» y cree que encerraba un mensaje para quienes se quedaban: «será difícil, tendrás que encontrar nuevos aliados y armas, gente que llene los huecos vacíos, pero tendrás que seguir».
La periodista Marta Fernández leyó la carta de Pedro Almodóvar, quien conoció a Auster en el Festival de Cannes de 1997 durante un posado multitudinario en el que el manchego no dudó en acercarse al neoyorquino para expresarle su admiración, gesto que supuso el comienzo de su amistad.
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