

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
La imagen del orondo editor literario sentado a una mesa rodeado de manuscritos y con un cenicero lleno de colillas aplastadas quizá con furia, o ... aún peor, la del editor de mesa limpia a la espera de que lectores alojados en oscuros cubiles le pongan sobre ella al nuevo genio de las letras hace tiempo que ardió en la hoguera del olvido. Afortunadamente. Pero eso no es del dominio público. Hoy, en el sector editorial, la principal industria cultural del español, la última palabra –en algunos casos, la penúltima, pero con mando en plaza– la tienen las mujeres. Contar lo que nadie cuenta sobre el arte de conectar a autores con lectores es lo que ha conseguido 'Mujer, papel y tijera', la película documental producida desde Granada, dirigida por la catedrática y decana de la Facultad de Filosofía y Letras, Ana Gallego y producida por Carmen Vidal, que ha ganado la Biznaga de Plata, Premio del Público 'Afirmando los derechos de las mujeres', algo que, afirma su directora, «ha supuesto una gran alegría, porque el público nos ha hablado del potencial transformador de la película, más allá de la necesaria denuncia de las situaciones de desigualdad».
A lo largo de su metraje, de 60 minutos, trece de las editoras influyentes de España y América Latina –Marina Beloki, Eugènia Broggi, Núria Cabutí, Salomé Cohen, Leonora Djament, Patricia Escalona, Ofelia Grande, Ana Lafuente, Olga Martínez, Pilar Reyes, Consuelo Sáizar, Silvia Sesé y la granadina Ana del Arco, responsable de Editorial Comares– ponen voz y rostro a trece historias con puntos comunes, pero también con muchas divergencias, motivadas por factores tan diversos como el ecosistema cultural, las filias y las fobias –todos las tenemos–, los obstáculos que han debido superar y las barreras que han debido saltar o directamente, tirar abajo. Quizá uno de los principales atractivos del film sea precisamente ese, escuchar, sin trampa ni cartón, cómo la lectura puede, debe, ser un factor de cambio, y cómo el libro, la buena literatura, ha resistido ataques frontales como el de la piratería o la invasión de 'paraproductos' que distan mucho de cumplir los mínimos estándares de calidad intelectual.
Temas como la relación entre poder y edición, los nuevos modos de producción y distribución de la letra escrita, los desafíos que plantea la introducción de la inteligencia artificial están presentes en las respuestas de las editoras, pertenecientes tanto a micro y minisellos como a los grandes conglomerados. Partiendo de una cita de Borges sobre la aleatoriedad, lo primero que puede llegar a sugerirse es si la situación que hoy vive el sector es fruto de la casualidad, o si los éxitos son fortuitos. «El azar tiene una lógica patriarcal», dice Gallego. «Este es un trabajo de equilibrio entre contenidos sujetos a criterios de calidad y oportunidad y un control de gastos, entre otros factores», añade Ana del Arco.
Hay que tener mucho arrojo para meterse en este charco. «Todas las circunstancias alejan del negocio editorial», dice la catedrática, «porque la literatura aleja de la vida. El libro requiere de un momento de intimidad, un espacio de reflexión en soledad, como el propio negocio. Hoy día, alejarse de lo que se puede llamar 'capital vida', que no es la vida en sí, cuesta muchísimo más. ¿Quién lee hoy 'Los hermanos Karamazov'?».
No es 'Mujer, papel y tijera', sin embargo, un 'stabat mater' laico, sino una suerte de 'aleluya' conjunto. «La posibilidad que ofrece escribir la historia a través del catalogo de tu editorial es una gran responsabilidad, que afrontamos con alegría», señala la editora de Comares. La realidad actual, por otra parte, se sustenta con datos. «El sector editorial, desde el ecuador del siglo XX, ha estado en manos de mujeres en una proporción del 80%. Han sido las primeras lectoras, las maquetadoras, las editoras de mesa... Esta masa, unida a una coyuntura en que la mujer ya no solo tiene un papel fundamental en la esfera de lo público, sino que ha entrado a fondo en la esfera privada, han propiciado que no sólo los grandes grupos tengan mujeres al frente, sino que la edición independiente esté en manos de las mujeres», dice la directora del filme.
La clásica pregunta de qué fue antes, si el huevo o la gallina, tiene también cumplida respuesta en 'Mujer, papel y tijera', como parte de ese juego que el propio título sugiere. «Está claro que quien empezó a marcar las reglas fueron las autoras partícipes del 'boom' de la narrativa femenina de los primeros 80. Una explosión, por cierto, muy estigmatizada. Nombres como los de Almudena Grandes, Marcela Serrano, Ángeles Mastreta o Isabel Allende estuvieron unidos a un cierto tipo de literatura con claves ineludibles como la soledad, la cocina, la búsqueda del erotismo, la insatisfacción...», recuerda Ana Gallego. A partir de un nicho de mercado menor –como lo era por entonces el 'noir', hoy convertido en próspero negocio– comenzaron a cambiar determinados paradigmas. Todos ellos, presentes en una película que informa tanto como forma.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.