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José Antonio Muñoz
GRANADA
Miércoles, 4 de diciembre 2019, 01:03
El poeta Antonio Carvajal fue el protagonista del Aula de Cultura de IDEAL, en una cita que se desarrolló en la sala Val del Omar de la Biblioteca de Andalucía. El acto, patrocinado por la obra social de 'La Caixa', registró un lleno para escuchar al siempre ameno Premio Nacional de Poesía, a quien presentó Elena de Miguel, subdirectora del periódico. En su introducción, esta introdujo a los asistentes en la figura del conferenciante, destacando su compromiso con la calidad literaria y su amplia producción.
«He utilizado la palabra 'esfuerzo' en ocho ocasiones durante mi carrera literaria», comenzó el alboloteño. «Y no lo he hecho más porque no me gusta dar datos sobre mi intimidad, sobre lo que me cuesta y lo que no». Y añadió: «En el tiempo que llevo escribiendo, me he dado cuenta de que cuanto menos marcado por datos personales está un texto, tanto más asequible es para los demás. Cuando uno da demasiados detalles, cuando cuenta detalles que no debe contar, al cabo del tiempo el poema termina necesitando una nota a pie de página, y eso requiere un esfuerzo de quien la escribe y de quien la lee».
Como en él es habitual, su disertación estuvo plagada de anécdotas, tanto sobre su propia obra como sobre la ajena. Así, citó el esfuerzo que para algunos supuso la comprensión del poema que en su obra 'Corónica angélica' dedicó al «ascenso a los cielos» de Carrero Blanco, cuya traducción reciente a cuatro idiomas precisó de explicación para los lectores que desconocen la historia reciente de España. También criticó el arrebato del leer más allá, en los siguientes términos: «En poesía seguimos practicando el canibalismo, aunque lo llamemos intertextualismo». En este sentido, citó a Garcilaso o Lope de Vega, maestros indiscutibles, cuyas palabras se siguen retorciendo en interpretaciones a veces imposibles. Hablando de ese retorcimiento, comentó que «incluso la frase más ordinaria puede convertirse en objeto estético», citando el ejemplo de Blas de Otero en su célebre poema sobre un avión a reacción, donde introduce, por razones estéticas, el improperio «qué cabrón».
Al hilo de lo anterior, criticó Carvajal los esfuerzos baldíos y 'contra natura', como la corrección del nombre del más grande de nuestros literatos, Miguel de Cervantes. «Si él firmaba con 'b', ¿a qué viene ponerle con 'v'? Si viene de ciervo, buenos cuernos arrastró en vida, pero si viene de cerbas, planta de gran tamaño, ¿por qué cambiar la grafía?», dijo, causando la sonrisa de los asistentes. «Mejor respetar el deseo del autor».
Repasó el escritor también algunos de los poemas en que utiliza la palabra 'esfuerzo'. Uno de ellos, dedicado a Soto de Rojas, donde hace una glosa del verso 'Perseverancia vence dificultades', detallando el esfuerzo por ser mejor, y entregarse a los demás convertido en brasas, dando calor y fuego, no como arma. Un homenaje también a Prometeo, «que nos trajo el fuego para que ardiéramos de forma adecuada».
Igualmente, hizo referencia a poemas aparentemente escritos sin esfuerzo. Tras leer 'El nombre conseguido de los nombres', ese poema de Juan Ramón donde se hace referencia al dios que es recreado sin esfuerzo, se detuvo en detallar las dificultades de la Métrica, materia que él enseñó durante décadas en la Universidad de Granada, y donde, como recordó, «consiguió convertir en poetas a quienes no sabían juntar dos palabras».
Pero hubo más clásicos en su conferencia. También aparecieron los grandes autores franceses. «Quienes protestan contra la métrica, como decía Baudelaire, no se dan cuenta de que muchos jóvenes valores se han quedado en nada por falta de esfuerzo. Sin embargo, una persona en bruto, instruyéndola, puede dar lugar a un escritor elegante. Pero para ello, es necesaria una calidad que deriva del esfuerzo de unir las palabras adecuadamente».
«Esta reivindicación de la calidad y el esfuerzo no solo se da en los nobles literatos como Baudelaire, sino en proletarios como Trotsky, quien pidió que los electricistas y los mecánicos hicieran bien su trabajo», dijo, provocando una vez más la sonrisa. Explicarse bien requiere esfuerzo, y ayer Carvajal dio, en el Aula de Cultura de IDEAL, una nueva muestra de que para ser un buen maestro solo hace falta que te entiendan.
Ana de San Jerónimo, Santa Teresa, Antonio Machado y Federico García Lorca fueron algunas de las referencias que el poeta ahora afincado en Motril citó durante su conferencia. No pudo faltar la mención de uno de sus temas favoritos: el amor. Ese amor que requiere esfuerzo, incompleto si se queda en la carne y no llega hasta el hueso. «Poco dura la humana forma, y la vida en piedra también cae. Pero después de la muerte, queda todo: el esforzarse por hacer amable la existencia de los demás y sacar lo mejor posible de nosotros mismos», dijo. «Tenemos que volver a leer a los grandes, y no despreciar a los mejores. El ejemplo de los niños no puede ser la vida del Lazarillo, un ser malo y fullero, cornudo para poder vivir, sino la de Ramón y Cajal», concluyó.
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