Antonio Velázquez | Actor
«Propuse traer los Goya sin pensarlo mucho. Creo que Granada los merece»Antonio Velázquez | Actor
«Propuse traer los Goya sin pensarlo mucho. Creo que Granada los merece»El actor granadino Antonio Velázquez (Pinos del Valle, 1981) es uno de los más conocidos intérpretes españoles de series y películas. Desde que debutara en 1999 en 'Diálogo del amargo' con Carlos Miranda, ha sido dirigido por Álex de la Iglesia, Enrique Urbizu y Gerardo ... Herrero, entre otros grandes nombres del celuloide, y ha participado en prácticamente todas las grandes series de éxito en las últimas dos décadas, desde 'Tierra de lobos' hasta 'La que se avecina', 'Sin tetas no hay paraíso', 'Las chicas del cable' o el serial 'La promesa'. Recién llegado de su más reciente rodaje en Tenerife, una serie de 60 capítulos titulada 'La encrucijada', dialoga con IDEAL en el espacio donde el próximo 8 de febrero se entregarán los Premios Goya. De que se otorguen en Granada, sin duda, es uno de los grandes 'culpables'.
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–Hace casi tres años, como ese Paquirri al que interpretó en la serie homónima, se puso usted el traje 'de luces', se presentó en la gala de los Goya y retó a Granada a acoger los premios. ¿Premeditación y alevosía?
–(Carcajada) En absoluto. Llegué a la gala y me avisaron de que iban a entrar en directo conmigo, pero no tenía en mente arrojar este guante. Sin embargo, me dije que si Málaga ya había acogido los premios y Sevilla también, por qué no podían tener a Granada como sede. No lo pensé mucho, pero sí tenía claro que esta ciudad, que es un referente cultural, se merecía acoger esta entrega de premios. Le puse el toro en suerte a Paco Cuenca, y él comenzó la faena.
–¿Calibró usted la repercusión que podían tener sus palabras?
–En el momento no, pero luego sí que me di cuenta de la responsabilidad que tenemos quienes trabajamos de cara al público, y a la opinión pública. Sé que las negociaciones comenzaron de forma inmediata y que fructificaron muy rápido.
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–¿Qué supone para usted que su ciudad acoja los premios?
–Además de que, como ya he dicho, creo que lo merece, es una oportunidad para que los muchísimos buenos profesionales granadinos que se dedican a los distintos oficios del cine puedan ver reconocido su trabajo. Lo único que me faltaría sería presentarlos yo... (risas). No, hablando en serio, creo que va a ser una gran gala, con dos presentadoras de excepción, Maribel Verdú y Leonor Watling, dos actrices a las que conozco y por las que tengo un gran cariño. Precisamente, con Leonor presenté hace años en Bilbao una gala de premios de videojuegos, y lo pasamos estupendamente. En cualquier caso, creo que la ciudad no es consciente del todo de lo que supone acoger los galardones, que no solo tienen repercusión nacional, sino que son unos de los reconocimientos de cine más consolidados en el marco europeo.
–Más allá de lo que Granada ofrece, de su patrimonio y su historia, también suponen mirar hacia delante.
–Completamente de acuerdo. La mirada tiene que enfocarse no a lo ya conseguido, sino a lo que queremos conseguir. De todas formas, pienso que en los últimos años, esta ciudad, esta provincia, está sonando mucho en todos los ámbitos relacionados con lo audiovisual. Tenemos escritores, actores, cantantes de ópera, músicos, técnicos, que tienen ya carreras muy importantes. El cine no es solo la cara visible; es todo lo que hay detrás. Concretamente, Paola, la maquilladora con la que he trabajado en 'La encrucijada', es granadina.
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–Usted ha rodado ahora en Tenerife. ¿Qué hace falta para que vengan más rodajes a Granada?
–Facilitar las cosas. No cobrar tasas disparatadas, sino, por el contrario, ofrecer incentivos fiscales para atraer producciones. Que casos como el de Bayona o Víctor Erice no sean algo aislado, sino una presencia habitual. Tenemos una provincia única, en la que el mar y la nieve están separados por menos de una hora. Es importante que nos demos cuenta de lo que tenemos, porque a veces no reparamos en ello.
–¿Alguna vez imaginó llegar en el mundo actoral donde ha llegado?
–Nunca. Doy gracias a la vida por todo lo que me ha regalado, entendiendo siempre que nadie regala nada. No quiero enviar un mensaje buenista del tipo «si lo deseas, puedes conseguirlo», porque he conocido a muchas personas, grandes profesionales, que han querido con todas sus fuerzas triunfar como actores, y no lo han conseguido. Hay que trabajar muy duro. Siempre digo que quizá estaba 'programado' para otra cosa. Quizá para ser un buen agricultor, como mi padre. Vivía en un cortijo en la Venta de la Cebada, en pleno Valle de Lecrín. Pero encontré mi lugar gracias a Carlos Miranda, a quien nunca agradeceré suficientemente la oportunidad que me dio. Ahora, no entendería mi vida sin esta profesión.
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–¿Cómo recuerda aquel primer papel en 'Diálogo del amargo'?
–Con muchísimo cariño. Recuerdo que estaba jugando al fútbol cuando Bernardino, un amigo de mi pueblo, me dijo que Carlos estaba haciendo un «casting». Yo no sabía qué era eso. Ahora se ha convertido en mi día a día, porque no hay trabajo sin prueba, aunque últimamente he tenido la suerte de que directores de reparto me han buscado directamente. De hecho, mi personaje de Mauro en 'La promesa' era menor de lo que soy yo, y lo adaptaron para que pudiera interpretarlo. Lo cual es una gran muestra de confianza. La vida me ha cambiado mucho desde aquella tarde en que Bernardino fue a buscarme. Por entonces, acababa de aprobar los exámenes para entrar en la Academia Militar de Zaragoza. Y fíjese dónde estoy ahora.
–Con todo, el trabajo del cine también tiene mucho de una disciplina casi militar.
–Sí, claro. Cada película mueve un equipo integrado por un centenar de personas, con una jerarquía muy delimitada. Y cada uno sabe qué papel desempeña, y cómo debe comportarse. Una taza en un set no se puede mover de sitio, y no te puedes sentar en cualquier silla entre toma y toma. Es cierto que hay muchas cosas que no aprendes en la escuela de interpretación, sino que se aprenden trabajando.
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–Usted ha interpretado todo tipo de personajes, desde un torero a un guerrero medieval. ¿Cuál es su proceso a la hora de recrearlos?
–En esta profesión, hay que tener claro que muy difícilmente puedes elegir personaje. Son el director y el productor ejecutivo quienes deciden. Los directores de casting trabajan a partir de perfiles. Y tienes que tener claro que si te eligen es porque ven en ti que puedes responder. Entonces, además, obviamente, de estudiar el texto, tienes que moverte y casi pensar como lo haría tu personaje. Trabajar en un serial de emisión diaria es una gran escuela. He estado 15 meses haciendo de Mauro y ha sido maravilloso.
–Háblenos de 'La encrucijada', su nuevo trabajo.
–Es una serie con un fuerte componente granadino, pues está producida por Grupo Secuoya, rodada para ser emitida en el 'prime time' de Antena 3. Mi personaje es el David Oramas, el hijo díscolo de una especie de Jesús Gil, con mucho dinero y poder, patriarca de una familia dedicada a los negocios inmobiliarios. Es completamente contemporánea, lo cual supone un cambio con respecto a 'La promesa'. Espero que el público disfrute con ella.
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